AUGURIOS Y CONSEJOS PARA LA LLEGADA DEL 2011
(No importa la magnitud de la farra, el regreso debe ser siempre digno)
¿Se han percatado, mis queridos lectores, que todos, a final de año, andamos buscando los resúmenes y los mejores hechos que leemos con gratitud y parsimonia?
¿Será un algo medio melancólico o al revés, algo maquiavélico, que nos gusta recordar lo bueno y lo malo de lo que sucedió en el año?
Creo que es una mezcla de los dos conceptos. Nos da añoranzas recordarnos de las cosas bellas y un poco también de sadismo cuando recordamos las desgracias. No nos bastó el terremoto… queremos ver nuevamente las fotos y las imágenes del sismo. No nos bastó estar una semana pegados al televisor para ver el rescate de los 33 y queremos nuevamente ver saliendo a Mario Sepúlveda, el minero dicharachero... queremos volver a revivir el mundial y los goles que nos dejaron con la boca abierta y fuera de competencia… Queremos ver sangre (y no prietas precisamente), para finalizar un año… ¡que por fin se nos va!
Con tantos años a cuestas les puedo decir que nada se termina ni cambia este 1 de enero. Solo cambia el calendario, el color del pelo, las arrugas y el genio. El resto, todo sigue igual. Ni los chinos, con sus años dedicados a los animales y donde este 2011, según sus creencias, será el año del conejo (cuidado ya que es muy prolífico), han logrado cambiar nada. Bueno, ellos a su manera tienen al mundo colgando de un coco, pero eso no tiene nada que ver con el horóscopo. (A propósito de conejo… ¿le gusta el escabeche de esa especie?)
Lamento decirlo pero ni los calzones amarillos ni las vueltas a la manzana con una maleta cambiaran las cosas. Menos las doce uvas y las tres cucharadas de lentejas, que sumado al champagne y a la cena de año nuevo, lo único que le prometen es una caña y una indigestión de las poderosas este caluroso 1 de enero. A decir verdad, váyase por lo sanito la noche final. Si tanto le agradan, vea los resúmenes que estarán a la orden del día en la televisión. Beba moderado y no como un cosaco ya que su hígado se lo agradecerá al día siguiente. Y si bebe, no maneje. Por tres lucas lo llevan a su casa sano y salvo y no aparecerá el domingo en La Cuarta.
Si va a un hotel o restaurante a cenar la noche de Año Nuevo, no piense que todo esta ahí para comérselo y/o bebérselo. Váyase tranquilito por las piedras y disfrute la noche. Para ser sincero, si se le apaga el televisor temprano y al día siguiente no se acuerda de nada, habrá perdido gran parte del festejo y ni se le ocurra preguntar el porqué este año no habían fuegos artificiales. Estuvieron mejores que nunca, pero usted nunca los vio.
Es una fiesta más y espero que la disfrute. A decir verdad, yo haré lo mismo que ustedes y quizá algo más, pero el jefe quería que este mensaje tuviera un trasfondo mas civilizado. Feliz 2011 a todos. Realmente me veré mono con los boxers amarillos que me regaló Mathy para Navidad, además que de todos modos agarraré la primera maleta que encuentre para dar una vuelta a la manzana mientras me como las uvas y las lentejas. No creo en brujos, Garay, pero que los hay, los hay.
Felicidades y nos vemos el 2011… Si Dios (y el jefe) no dicen otra cosa.
Exequiel Quintanilla