EN EL NOMBRE DE ELADIO
Regresar a este lugar es
volver a encontrarse con el espíritu de Eladio Mondiglo, el artífice de uno de
los restaurantes más reconocidos del último tiempo.
En
el año 1984, cuando la recesión iba de mal en peor en nuestro país, Eladio
Mondiglo, en aquellos entonces hijo de carnicero y osado emprendedor, al ver
que los cortes nobles de carne no podía venderlos en su carnicería en San
Miguel, decidió arrendar en Pio Nono un local que calzaba con sus ideas:
instalar la primera parrilla del país (no parrillada), con bajos precios
–ideales para los tiempos que corrían-, donde se podía comer muy bien y
recibiendo un público transversal, que lo convirtió en un éxito sin precedentes.
34
años después, el imperio Eladio sigue vivo y manteniendo gran parte de sus tradiciones.
El primer local –el de Pio Nono- ya no existe, pero los otros dos, en
Providencia y Av. Ossa, ambos de gran capacidad, no paran de recibir a una
clientela cautiva que repleta sus cómodas instalaciones con la finalidad de
compartir un lugar que ya les es familiar.

Regresé
luego de años de ausencia. Un alejamiento no deseado pero entendible luego de
haber perdido a Eladio. Un retorno para volver a probar sus platos de antaño y
revisar sus novedades (como las verduras, algo que Eladio no quiso poner en su
carta ya que le encarecía la mano de obra ya que nunca quiso subir los
precios). Volví –como muchos- a degustar su Carpaccio de res (5.480), delicado
como siempre aun cuando el aceite de oliva no es el que hoy en día se consume
en el país. Mismo valor para su famosa
Provoleta a la parrilla que aun saca suspiros. El pisco sour (que pasó de $ 990
a 1.380 –la nada- en 34 años), mantiene su calidad original sin ser
-obviamente- el preferido en estos días, ya que el público cambió sus sabores y
ese añadido extra de azúcar no convive con este siglo. Aun así, degustarlo es
volver a los inicios de este restaurante y me parece bien que esta pócima se
mantenga con su estructura original.

Mi
acompañante se decidió por un Bife chorizo (9.640) que desgraciadamente llegó
seco a la mesa. Un error de cálculo de los parrilleros ya que a la hora que nos
atendieron, aun el lugar no se repletaba. Yo, arraigado a la tradición,
solicité un arrollado de pollo (pollo, jamón, queso, pimentón $ 7.730), de
sabor inigualable y cocinado a la perfección. Aunque ya no son los tiempos en
que un bife a lo pobre costaba $ 5.890, hoy, si bien mantienen el “terroir”
original, a los precios hay que sumar los acompañamientos y otros varios.

Los
vinos siguen siendo atractivos ya que sus valores son menores que su
competencia: sauvignon blanc Las Mulas de Miguel Torres a $ 9.200 y cabernet
sauvignon Pérez Cruz a $ 10.500 sirven como referencia. Da gusto regresar ya
que el lugar es cómodo, entretenido y variado. Ágil servicio y con mantel blanco
es la puesta en escena. Para los no carnívoros ofrecen trucha (muy buena),
aunque bien es cierto que acá se viene a comer carne, con cortes chilenos y
norteamericanos, ya que fueron los primeros (también) en importar estos cortes
a nuestro país.
Será
otra la ocasión en que escribamos del Eladio pintor, del pianista, del amante
del tango y benefactor del antiguo Rotary Club. Dejaremos para otra oportunidad
anécdotas cotidianas y de sus inicios en la gastronomía como concesionario del
Club Javiera Carrera en La Dehesa junto a su fiel hermana Carmen. Esta vez y
sin ser un tributo, es una crónica para re-conocer, tras casi diez años de su
partida, qué tal camina Eladio sin Eladio. (JAE)
Eladio / Nueva
Providencia 2250, piso 5 / 22231 4224