CASTILLO FORESTAL
Como en Francia
Ubicado
frente al Museo de Bellas Artes, el conocido “Castillito” es un edificio de
carácter patrimonial que fue construido a comienzos del siglo XX e inspirado en
los Castillos de Loira. Específicamente, fue inaugurado en 1910, bajo el diseño
del arquitecto Álvaro Casanova. La construcción -que recuerda a la Francia
medieval- entró en un ciclo de decadencia que la llevó a tiempos de
inactividad, hogar de vagabundos y usos dispares hasta el año 2011, donde
empresarios privados transformaron el lugar en un café-restaurante, donde la
gastronomía francesa luce en todo su esplendor.

El
francés Nicolás Samson, aparte de ser uno de los socios, es el que lleva las
riendas del lugar. Joven, amistoso y conocedor de ambas gastronomías (la
chilena y francesa), cuenta que casi el 100% de las recetas son de origen
europeo, pero para ello ocupan casi el 100% de productos nacionales. “Se salvan
los quesos y chocolates, que son los únicos productos que importamos”, nos
cuenta mientras nos presenta a su chef ejecutivo Sebastián Bergongnon y a
Carolina Godoy, su pastelera, que sorprende por su versatilidad en la
elaboración de postres y pastelería francesa.

Lindo
lugar. Con grandes y pequeños comedores y una terraza de lujo con vista al más
francés de los paisajes capitalinos. De entradas, desde ostras de Chiloé (9.200
la docena) hasta Choritos (moules) con papas fritas (8.900), acompañados de
espumante francés (3.500) o vino de la casa en copa (3.200). Para los amantes
del queso, el Camembert horneado con tostadas y miel (6.900), es un imperdible,
tanto como el Paté de hígado al cognac, con cebolla caramelizada (3.900).
Sabroso
Tártaro de res (5.900) cortado a cuchillo y aderezado en la cocina, es también
una tremenda sugerencia, y su Sopa de cebolla (5.500), icono de la gastronomía
francesa, se transforma en uno de los imperdibles de este comedor.
Las
ensaladas, quiches y sándwiches también provocan, aunque el Boeuf Bourgignon
(10.900) y el Confit de pato (-de Casablanca-13.500) se llevan los aplausos de
los comensales, aunque bien es cierto que el pato criado en Chile no supera la
calidad del que llega enlatado desde Francia. Pero como acá todos los productos
son nacionales, bien vale degustarlo. Si a todo esto se le suma un buen
servicio y una impresionante vista, visitar el Castillo Forestal es y será un
éxito.
Mención
aparte para la repostería. Tanto es así que debieron ponerla a la venta para
llevarla a casa. Desde la célebre Tarte Tatin (4.900) a los profiteroles
(5.500), o el postre del día (3.900) son delicias que hay que degustar si o si,
ya que realmente Carolina, la pastelera, es superlativa.
¿Puras
flores?
No.
Detalles que hay que tener en cuenta cuando se tengan intenciones de visitar el
Castillo, es que la terraza (el must del lugar) se arrienda para eventos varios
y no siempre está a disposición del público. Cuando hay atardeceres mágicos, la
vista supera incluso la mejor de las comidas. Pero la vida está llena de
detalles y es mejor reservar antes de ir a almorzar o cenar. Eso de las
reservas es nuevo y lógico. Nada cuesta hacer una llamada y asegurar un lugar
adecuado. Y acá, en el Castillo Forestal, si bien las reservas no son lo más
requerido, son necesarias, ya que las recomendaciones boca a boca y su
estratégica ubicación, lo está convirtiendo en uno de los sitios más apetecidos
de la capital. (Juantonio Eymin)
Castillo Forestal: Av.
Cardenal José María Caro 390 / 22664 1544