LA NUEVA VIDA DEL LOBO FEROZ
Siglo XXI: el mercado
El Lobo Feroz fue el hazmerreír de los
cuentos infantiles de nuestra niñez. Sus dos fracasos más importantes fueron
ante dos clanes familiares: el formado por la Abuelita y Caperucita y el de los
tres Chanchitos.
Pero un buen día pensó que su estrategia
vital estaba equivocada y recordó la frase de si no puedes con ellos, úneteles y
optó por cambiar el argumento de todos los cuentos infantiles ya que estaba
cansado de ser un perdedor.
Tuvo una cita con la Abuelita y
Caperucita y les propuso ser socios y montar una cadena de pastelerías
aprovechando las exquisitas recetas de la abuelita y el desparpajo de
Caperucita para hablar con extraños.
También se reunió con los
tres Chanchitos, más bien con el listo porque los otros dos no daban mucho jugo,
y pactó con el chanchito la incorporación de su empresa constructora al holding
que el señor Lobo Feroz estaba creando.
Esta empresa tenía dos divisiones, una
la llevaba personalmente, digo animalmente, el propio chanchito astuto, que se
dedicaba a la construcción de viviendas sólidas, y otra división, donde
tenía reclutados a sus dos hermanos
mensos, se dedicaba a la arquitectura efímera, donde realizaban stands para
todo tipo de ferias del mundo y en eso eran verdaderos especialistas (una
especie de casas Copeva).
Para todo esto necesitaba dinero, para
lo cual pensó en ponerse en contacto con el pato Donald y que éste le preparase
una entrevista con Rico McPato para hablarle de sus proyectos y conseguir que
fuese su socio capitalista.
Pato Donald también le presentó a su
amigo Ratón Mickey. Ambos le contaron algunos proyectos empresariales que
tenían, pero el señor Lobo Feroz no quiso tener unos socios a los que vio
demasiado inocentes para el mundo actual de los negocios.
Eso sí que no dudo en ponerse en contacto con Aladino, que tenía experiencia
en alfombras voladoras y en cumplir deseos, ideal para proponerle hacerse cargo
de los negocios de agencias de viaje y la compañía aérea del holding.
Aladino le presento a su novia
Jazmín, quien lo puso en contacto con las
demás princesas y a todas les propuso crear una cadena de boutiques de
ropa bajo la franquicia que se llamaría
Zarpa.
Cuando tuvieron noticias del holding que
estaba armando el Lobo, las madrastras de Cenicienta y Blancanieves, con lo
envidiosas que eran de sus hijastras, fueron a verlo para ver si había algo
para ellas pero el señor Lobo Feroz
tenía mucho mundo recorrido y enseguida se dio cuenta de que eran mala
gente y no le convenían como socias.
El conejo Bugs Bunny y el Pato Lucas
también quisieron hacer negocios con él,
pero los caló en seguida y vio que uno era un “listo” y el otro un estafador.
Entonces pensó que su holding debería
tener una empresa de seguridad y decidió contratar al leñador del cuento de Caperucita: sabia de su
profesionalismo ya que lo había experimentado en otras épocas en sus propias
carnes.
Pero en toda esta actividad no podía
estar solo, tenía dos animales de confianza, que habían tenido vidas paralelas
a la suya, no eran otros que el Coyote y Silvestre que ya se habían cansado de
perseguir toda la vida al Correcaminos y Piolín, y querían ser unos animales de
provecho, con un futuro en la vida.
Y esta es la historia de cómo el señor
Lobo Feroz se hizo un magnate de los negocios el día que decidió cambiar de
vida.
Consejo: Si tienen hijos, no les
lean este cuento (Don Exe)