PROPINA VOLUNTARIA:
¿OBLIGATORIA?
De acuerdo a la actual legislación, entregar alguna retribución
económica a la persona que atiende en los citados recintos es voluntario, es
decir, dependerá del cliente entregar un dinero al término del servicio o pedir
que éste se agregue en la cuenta final. Con el fin de aclarar esta situación, un
grupo de diputados presentaron una moción que establece obligaciones relativas
a la propina en restaurantes, bares, pubs, clubs, discotheques y similares, la
cual se encuentra en segundo trámite. El proyecto modifica el Código del
Trabajo indicando que “el empleador deberá señalar en cada cuenta de consumo,
el monto correspondiente a una propina de a lo menos un 10% del mismo, la que
deberá pagarse por el cliente, salvo que éste manifieste su voluntad a
contrario".

Uno de los grandes problemas que tienen nuestros restaurantes es el
servicio. Cuesta, y contados con los dedos de las manos son los restaurantes
que se pueden jactar de tener mozos, camareros o garzones (como quieran
llamárseles) atentos, dedicados y que ofrezcan una buena atención. En muchos
locales la gastronomía es de un nivel bastante aceptable pero el servicio tira
por la borda toda la experiencia de los clientes. Y no hablamos de que un buen
servicio debe ser “servil”. Hablamos de profesionalismo y vocación.
Pero últimamente está sucediendo algo extraño. Muchos locales están
incluyendo el cargo de la propina (que supuestamente es voluntaria) en la
comanda que se envía cuando se paga la cuenta. Y lo comentamos sin meternos en
la legalidad del asunto ya que eso poco nos interesa. Pero ello nos mueve a
pensar lo siguiente.
I: ¿Debemos premiar un mal
servicio?
Definitivamente no. Y en esta práctica involucramos directamente a los
propietarios o administradores del local. Ellos saben y conocen a su gente y
por ende, el servicio que ofrecen. O sea, se involucran directamente con el
personal para asegurarles una entrada de dinero,-que bien o mal ganada- no les
pueden ofrecer vía sueldo. Sabemos que mozos, garzones y mozas viven de las
propinas, pero incluirlas en la cuenta final es a menudo un premio que no
merecen.
II. Si son buenos y atentos
¿Merecen más?
Es usual que en nuestro mundo gastronómico nos encontramos con cuentas
de 30. 40, 50 mil pesos, o más, que generan las mesas. Si el vale
correspondiente viene con la “propina incluida” del 10 % de la venta, o sea 3,4
o 5 mil pesos, el cliente la cancela sin problemas y se marcha. Pero ¿Qué pasa
cuando el servicio es superior? ¿Hay propinas adicionales? Es difícil que los
clientes dejen más propina que la ya la establecida por el restaurante. ¿Qué
pasa con un mozo o moza eficiente? Se pierde y pierde dinero en la maraña
administrativa.
Desgraciadamente con el sistema de propinas voluntarias – obligatorias,
el servicio en nuestro país está perdiendo su norte. Si antes era malo, ahora
puede convertirse en peor. Cuando al poco profesionalismo con respecto a la
atención se suma una propina incluida en la cuenta, poco importa el cómo
atiendan. Es un error que deberemos corregir rápidamente antes que debamos
partir a la cocina a buscar nuestros propios platos.
La propina (del latín propinare: “dar de beber”) es una recompensa que
se entrega como agradecimiento por un buen servicio. Es una muestra de
gratitud. Y no debemos transformarla en algo obligatorio. Ya que con esta
fórmula todos perdemos. Desde el empleador hasta el último cliente.
El tema da para mucho. Varios piensan que si la propina es obligatoria,
se solucionan los problemas de reparto de propinas en los restaurantes; otros
estiman que mejoraría la atención. Y como siempre sucede, serán los
“honorables” quienes decidan el futuro de las propinas. Ojalá también se
preocuparan del futuro del servicio.
Como para pensarlo dos veces.