martes, 23 de septiembre de 2008

REVISTA LOBBY

ESTA SEMANA
AÑO XX, 25 septiembre al 1 de octubre 2008


LA NOTA DE LA SEMANA: Narda Lepes en Chile
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: Bristol: el regreso de un grande
LOS CONDUMIOS DE DON EXE: La maldita primavera y unas pantrucas de miedo...
LOS APUNTES GASTRONOMICOS DE LOBBY: Ópera. Sólo para adictos
DE BEBISTRAJOS Y REFACCIONES: Comer en Alemania
BUENOS PALADARES: Las Críticas gastronómicas de la semana
EVENTOS: Sabores colombianos en el Marriott
SOCIEDAD: Nuevo Spa en Santa Cruz

LA NOTA DE LA SEMANA


NARDA LEPES EN CHILE

Invitada por la sede Valparaíso de la Universidad Tecnológica de Chile INACAP, la chef argentina Narla Lepes participó activamente en el Segundo Congreso de Hotelería y Gastronomía del Cono Sur, que reunió a chefs, periodistas, escritores, empresarios y académicos de la hotelería y gastronomía de Argentina, Perú, Bolivia y Chile.

La chef argentina ofreció la conferencia “Narda por el Mundo” y también participó en una clase magistral donde se conoció el entretenido estilo de su cocina.

Narda aprovechará este viaje para presentar, esta vez en la sede Santiago de Inacap, su último libro: “Comer y Pasarla Bien”, lanzamiento que se realizará el próximo lunes 29 a las 19 horas en la sede Chesterton de esa casa de estudios.

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


BRISTOL
EL REGRESO DE UN GRANDE

En el Plaza San Francisco sabían que su restaurante estrella, el Bristol, había perdido protagonismo. Durante años fue uno de los más importantes de la capital y de pronto poco y nada se supo de él. En aquellos entonces Guillermo Rodríguez era su chef ejecutivo y más se hablaba de sus frecuentes viajes al exterior y los célebres banquetes presidenciales. Porque no decirlo, lo extrañábamos. Unas de las cocinas más memorables del país ya no acaparaba páginas en la prensa. Tal era el éxito que habían logrado que les era más rentable ofrecer los servicios de banquetería a terceros, dejando de lado su propio restaurante “símbolo”.

Y Bristol dormía y nadie lo sacaba de su letargo. Tras la salida de Rodríguez de las cocinas del hotel, los ejecutivos del establecimiento a cargo de Franz Ohrtmann, su gerente general, decidieron remodelar completamente el restaurante y dejarlo en manos de Axel Manríquez, que de sous chef pasó a ejercer la titularidad de las cocinas. Tras los cambios fui a re-conocerlo y quede gratamente sorprendido con la elegancia del lugar y su nueva carta.

La decoración, importante, le dio más luminosidad y sobriedad al ambiente. La vajilla. totalmente renovada cobra vida con la nueva propuesta de Manríquez. Una escuela de muchos años con Guillermo Rodríguez pero con importantes variaciones, Su cocina, chilena con toques internacionales no dejará a nadie indiferente. Siempre he pensado que la cocina chilena se basa enormemente el el producto. Aquí existe producto y cocina, como un mix de calidad que busca nuevamente subir los peldaños del éxito.

Tras una copa de champagne, el almuerzo-degustación fue a la carta. Una osadía del chef. Mi apuesta partió con un trío de cebiches (salmón al cilantro; reineta con ostiones y mariscos a la oliva. Estos, presentados en pocillos diferentes, traían un pequeño vasito con su leche de tigre correspondiente. Sabroso y contundente. Mi vecino de mesa alucinaba con un plato con reminiscencias chilenas: una terrina de cerdo con aderezo de ají chileno y ensalada de papas, palta y cebolla. Refinado, criollo y de excelente factura.

Probamos, no por hambre sino por su sabor, una deliciosa crema de ostras de borde negro con emulsión de cilantro y caviar de salmón, de sabor inigualable y un detalle para el paladar.
Los vinos, ni hablar. Mal que mal Alejandro Farias, gerente de A&B del hotel es uno de los principales promotores de los vinos en Chile. No se escapa una. Brindamos las entradas con un excelente Calyptra del valle de Colchagua, los que después cambió a variadas cepas y etiquetas dependiendo de los platos escogidos.

Las sopas y cremas tienen un capítulo aparte en la nueva carta del Bristol. A la ya descrita crema de ostras, se suma una de garbanzos y codorniz, otra de cordero lechón (como cazuela) con luche, papas y salsa verde y una variante a la clásica boullabaisse, con mariscos y papas semilla. Tan tentadora esta última que mi vecino no tardó en pedirla. Yo sin embargo, adorador del congrio -una de las delicias que aún puede conseguirse en nuestras costas- lo pedí acompañado de un risotto de erizos y ensalada de berros. Dos platos en uno. Por una parte el congrio, cocinado sobre una base de frutos secos, perfecto y suave al paladar. El risotto de erizos, de otro mundo. El profundo sabor de los erizos en una dimensión desconocida. Por si solos, dos platos inigualables. Entre ellos se complementan de maravilla, pero servidos solos, sería un placer de dioses.

La carta es variada y entretenida. Conejo, jabalí, vacuno, pato y cordero en las carnes; Mero, atún congrio y salmón en pescados y no escatiman esfuerzos para tener un foie gras de gran calidad. La puesta en escena es increíble. Nuestra mesa, de siete comensales, recibieron no sólo preparaciones diferentes, sino que vajilla distinta para cada presentación. Un alarde de buen gusto y calidad.

El dulce final fue otro pavoneo de creación y buen gusto: némesis de chocolate bitter; brigadeiro de coco al ron con crema helada de queso mascarpone sobre dulce de apio; pudding de pistachos y berries con helado de zanahorias y emulsión de cítricos en aroma de cardamomo y algunos intentos criollos como un bocado de rosa mosqueta sobre membrillos y murtillas o una brillante ponderación de manjar con helado de nueces.

El nuevo Bristol está logrando los objetivos que se propusieron los ejecutivos del hotel. Regresar en gloria y majestad con refinamiento y una gran cocina. No es precisamente un lugar económico. Sus valores se empinan por sobre la media pero cada plato los vale. Poco a poco iremos leyendo más de este nuevo Bristol, que reapareció en las grandes ligas gastronómicas de la ciudad. (Juantonio Eymin)

Bristol: Hotel Plaza San Francisco. Alameda 816, Santiago Centro, fono 639 3832

LOS CONDUMIOS DE DON EXE


LA MALDITA PRIMAVERA
¡Y unas pantrucas de miedo!

(Crónica gastronómica interpretativa)

Aquí estoy. Estornudando cada 45 segundos y con un moquillo tremendamente molesto. Miro el calendario y me percato -post fiestas patrias- que ya comenzó la primavera y que esa es la razón de mi congestión nasal. Viejo y achacoso ya, asumo que todos los años me pasa lo mismo. Se repite y repite como la Parada Militar. Todos los años igual. ¡Cuándo será el día que el desfile comience con los caballos y lanceros del regimiento Coraceros que tanto me gustan!...Mi consuelo es que Mathy está de regreso de su largo periplo en Iquique donde acostumbra pasar el invierno. No me cuida y se ríe cada vez que estornudo. Ya no dice ni ¡salud!, y me provoca contándome sus aventuras en Iquique.

Yo, para desquitarme con “su Iquique” le cuento los lugares que visité cuando ella estaba tomando sol, de donde llegó bronceada y con buen talante, aunque no hay nada que me saque más de las casillas que verla tostadita y uno blanco como papel. Parezco recién dializado al lado de ella. Entre estornudos y cajas de pañuelitos Kleenex, repaso mis condumios invernales que ella se perdió.

Mathy no quería que le contara historias largas. Me pidió que resumiera los platos que había degustado durante su ausencia para luego decidirse donde almorzar uno de estos días. Sabía que este carcamal había estado en varios ambigús y lógicamente no quería perderse lo mejor de cada uno de ellos. Como ni a ella ni a mi nos gustan las fondas, ramadas ni nada que se le parezca, aprovechamos una tibia tarde dieciochera para revisar buenos platos y buena gastronomía.

Mathy, le comenté, si te cuento sólo de platos y no de restaurantes, esta conversación se parecerá mucho a la revista Wain, que recomienda platos y no lugares...

- Me importa un pucho, Exe. Yo quiero saber de platos esta vez. Fue su respuesta.

Tras mi quincuagésimo séptimo estornudo de ese mediodía, le conté que había estado almorzando en el hotel NH y que había degustado uno de los platos que más me ha impresionado en el último tiempo.

- Mathilda, querida. Alucinarías con las pantrucas del lugar.
- ¿Pantrucas?... Que picante y rasca te has vuelto Exe durante mi ausencia.
- No amor. Pantrucas, y de las buenas. Un plato base con un bol con las mejores pantrucas que he comido en años acompañado de un asado de tira “de padre y señor mio”
- Vamos, Exe. No seas chauvinista ni patriótico. Las pantrucas, o pancutras como decía mi tía Berta, es comida de campo y de pobres... Es cierto que acá las hacen, pero muchos le llaman “papardelle”.
- No es lo mismo bella. Estas pantrucas estaban hechas en un delicioso y criaturero caldo de carne...
- ¿Criaturero? ¿Tu? Perdona Exe que me ría un poco. Pocas cosas son criatureras para ti.
- Aunque te rías. Criaturero. El chef del lugar, un tal Kallens, se ha hecho famoso por crear un par de platos que han dado la vuelta a Chile: hace un par de años presentó el “charquicán del bicentenario” que encantó hasta el más ácido comensal, y ahora se lanza con estas pantrucas, que creo que darán que hablar.

No sé si Mathy nació en cuna de oro o en una de mimbre pero yo había comido muchas pantrucas durante mi niñez. Cierto. Era el plato de fin de mes, la forma más elegante de llegar al sueldo del mes siguiente. Mis recuerdos con las pantrucas son muchos. Algunas sólo con caldo de ave, otras con pedacitos de carne y las más sublimes con huevo. Un plato típico que no pasó la prueba de la chilenidad y sólo nos permitió quedarnos con las empanadas, los asados y la cazuela. Años después a un chef se le ocurrió rescatarlas del baúl de los recuerdos y ahí están, como uno de los platos principales de una gran carta menú que acostumbra armar Alan Kallens.

- Lindo, ¿Y ese Calen no trabaja en un hotel español?
- Si querida. Kallens se apellida. Trabaja en un hotel de capitales españoles pero su carta es muy variada y renovada. Acuérdate que él introdujo en el país la cocina deconstructiva.
- ¿La de las espumas y la de los estabilizantes?
- Si bella. Pero ahora está bastante más aterrizado. Ese día también comí unas maravillosas empanadas de machas, de esas que el jugo te chorrea por el brazo...
- ¿Y qué más?

Tampoco le había comentado que el asado de tira que acompañaba las pantrucas era de película. Cocinado al vacío y a fuego lento, literalmente me trastornó. Un sabor y una blandura única para un corte delicioso. El asado de tira, en comunión con las pantrucas, para mi punto de vista, debería ganar el Premio Nacional del rescate de recetas típicas chilenas.

- Bueno, mi musa iquiqueña. Al asado de tira, las pantrucas y la empanada de machas se sumó un cebiche de corvina a la peruana y otras empanaditas, esta vez de camarones.
- ¿Te alcanzó la plata para el postre, Exe?

Set- match- point, pensé con la estocada que me enviaba. Estaba a un punto de perder el partido y aun no la convencía de las pantrucas.

- Si querida. Postre, café y bajativo, mentí.
- ¿Sabes guapo? Me tinca ese restaurante. Más aún sabiendo que es uno de tus favoritos. ¿Comerías pantrucas otra vez la próxima semana?
- Si, le respondí. También me repetiría la deconstrucción de un mote con huesillos que es digna de ser comentada en una revista de papel couché.
- Pero ya no estaremos en las fiestas patrias... ¿Crees tu que ese tal Collins o como se llame mantendrá la carta?
- Kallens guapa. Por lo menos todo este mes y octubre también.
- Realmente me entusiasma Exe. Hace meses que no salgo a comer en la capital. En Iquique es diferente. Hay algunos intentos nuevos como los que está haciendo Mazzarelli y su equipo en el hotel Sunfish, pero en la variedad está el gusto. Y allá no hay tanto que ver ni comer.

Yo no paraba de estornudar. “La maldita primavera” pensaba cuando Mathy aparece en el living con un jarro de mango sour con frutos traídos de la ciudad de los campeones y unas empanaditas de queso que había preparado para la ocasión. No sería un 18 a la chilena, pero ya nos desquitaríamos probando las pantrucas más deliciosas que he comido en mi vida.

Exequiel Quintanilla
Hotel HN Ciudad de Santiago. Av. Condell 40, Providencia, fono 341 7575

LOS APUNTES GASTRONÓMICOS DE LOBBY


ÓPERA
Sólo para adictos

¿Artífice o responsable? La apuesta del restaurante Ópera para convertir el centro de Santiago en un referente gastronómico tiene un nombre: Juan Carlos Sahli, un abogado que creyó en un proyecto que muchos pensábamos que sería un fracaso. Remodelar completamente una destartalada casona ubicada cerca del Parque Forestal y trasformarla en un complejo gastronómico de alto nivel. Tras su inauguración, ya hace un par de años, fue el comentario obligado de los que conocieron el Ópera, ubicado en el primer piso de la propiedad y el Catedral, un “restobar”, de precios más accesibles y destinado a un público más joven. El Ópera impresionó desde sus comienzos. De la mano del chef Franck Dieudoneé conocimos una cocina de calidad y vanguardia de base francesa. Tras el alejamiento del chef (y a rey muerto, rey puesto), llegó a liderar las cocinas del complejo el belga Mathieu Michel, formado en Europa y con un pequeño curriculum en nuestro país, primero como chef del nuevo Club de la Unión El Golf y luego como chef ejecutivo de Radisson. Su cocina fue la que fuimos a probar la semana pasada y la experiencia, plena, se las detallo a continuación.

El Ópera es acogedor y cautivante. Mantiene las características de una casona declarada Monumento Nacional por lo cual los cambios sólo pueden efectuarse en su interior. Tras un largo trabajo de rejuvenecimiento, sus paredes de ladrillo pintadas de color verde musgo sumado a un techo de roble y piso de parquet, infunde elegancia y sobriedad. Luis Canales, el sommelier, nos aconseja el aperitivo de la casa, vodka con jugo de mango o pisco sour. La mesa dispuesta para cinco comensales nos recibe con un pequeño amuse-bouche de ostión y camarón con champiñones ostra y shiitaki con aceite de trufa. Un bocado divino que presagiaba el almuerzo que vendría a continuación.

Y no me equivoque. Un pinot noir Casas del Bosque 2007 acompañó un carpaccio de magret de pato tibio, con miel, sal Maldón, ensalada de hojas verdes y clementinas confitadas. Todo un acierto y un despliegue de buena calidad. El pato, a diferencia de los degustados años atrás, blando y sabroso gracias a nuevos criadores de estos ánades que lideran el mercado gastronómico actual.

“Foie Poelé et langoustine” vendría a continuación. Un lindo corte de foie gras de pato levemente salteado y un langostino sellado y acompañado de una salsa aromatizada al ajo me dejaría con la vista perdida en el espacio. Sublime y un vicio para los que gustan de estos delicados trozos de hígados grasos. Un poema comestible que acompañamos a la perfección con un viognier Conosur, aunque yo hubiese preferido un buen oporto. ¡No todo se da en la vida!

Pero la marcha continuaba. Desde la cocina Mathieu nos envía un trozo de mero sobre una crema de tocino y ajo asado con una tarta phylo de hongos fungi porcini. El mero, muy bien cocinado alcanzaba cotas de perfección con la salsa de tocino y ajo. Un plato imperdible y más que recomendable. ¿El ajo? No se haga problema. Es sólo aroma más que cantidad.

Un precioso gigot de cordero acompañado de puré de papas campestres fue el fondo de tierra preparado para la ocasión. Así podríamos irnos a descansar tranquilamente luego de este gran ejercicio gastronómico. El lector podrá pensar que estas “maratones” son cercanas a las bacanales romanas, sin embargo nuestra misión es algo menor, ya que los platos vienen reducidos con la finalidad de degustar y poder tener una visión más amplia y completa de lo degustado.

Los postres, también en tamaño degustación, son gustosos y otorgan el dulce final que requiere un gran almuerzo: Crème Brûlée de café, parfait de castañas y nougat glacé nos confirma la calidad de este restaurante céntrico que apostó contra todo pronóstico convertirse en uno de los grandes establecimientos de la capital. Y lo lograron. Hoy por hoy, un dato seguro y requetecontra recomendado. (Juantonio Eymin).

Ópera: Merced 395 (esquina José Miguel de la Barra), Santiago Centro, fono 664 3048

DE BEBISTRAJOS Y REFACCIONES


COMER EN ALEMANIA

Hoy comienza en Santiago la feria Expo Alemania. Todos conocemos su gran tecnología, pero ¿nos llama la atención su gastronomía?

Karla Berndt

Usted es recibido en la bien iluminada entrada del restaurante con una breve descripción de los platos a disposición. Después, uno de los garzones ¡ciego!, lo lleva a una de las mesas, todas ubicadas en un ambiente absolutamente oscuro. A partir de ahora, disfrutará de una cena sólo con sus cuatro sentidos restantes: gusto, olfato, oído y tacto… Tres “restaurantes a oscuras” existen actualmente en Alemania, en Berlín, Colonia y Hamburgo. Opciones novedosas que hablan de el gran interés que en los últimos años despiertan los temas culinarios en este país donde un verdadero boom gastronómico lleva a la modernización de preparaciones tradicionales. Esta tendencia también se refleja en los programas de televisión donde, por ejemplo, el show gastronómico “La cena perfecta” promedia de lunes a viernes un ranking sobre el 20%. El 65% de los alemanes visita por lo menos una vez al mes un restaurante, y para 95% de ellos la prioridad son los productos frescos así como su preparación cuidadosa y saludable. Placer y salud desde la misma olla.

¿Salchichas y perniles, chucrut y strudel de manzana?
¡La gastronomía alemana ofrece mucho más!

No existe una “cocina alemana” uniforme, ya que cada región tiene sus especialidades y estas son muy diferentes. Baviera y Baden-Württemberg, ubicadas en el sur del país, ofrecen una cocina muy similar a la de Austria y Suiza. En el oeste se nota la influencia francesa, mientras que en el este la comida demuestra ciertos elementos de la cocina de los países de Europa Oriental.
Si piensa en Alemania, seguro que le vienen a la mente bombas de calorías: salchichas fritas con papas y salsa de cerveza, por ejemplo. Ciertamente, la cocina alemana es notablemente más abundante que la del mediterráneo. El país se ubica en el norte de Europa y durante los duros inviernos con temperaturas hasta 30 grados bajo cero se necesitan platos contundentes. Es por eso también que en Alemania se comen muchas papas (uno de los países con el consumo más alto en el mundo), carne de cerdo y el chucrut, que provee la vitamina C, porque ¡frutos cítricos no crecen en este clima!

Aparte de su comida típica y muy variada, los alemanes aprecian mucho los pasteles y el buen pan. Los “kuchen” se encuentran en todas partes y en impresionante variedad: con frutas, semillas de amapola, ricotta y cubiertas de chocolate, grumos o glacé. También el pan incluye una gama impresionante, desde el blanco hasta el negro, sin o con granos, de diferentes tipos de harina, con miel, pasas, cebolla o zanahoria. No hay límites.

La nueva Cocina alemana

Creaciones livianas y astutas en base de productos autóctonos de primera calidad es la tendencia actual de la gastronomía alemana. Según un estudio, uno de cuatro restaurantes ofrece hoy en día platos preparados con ingredientes regionales. Esto significa que la cocina propia alemana, la tradicional así como la moderna, ocupa el primer lugar entre las preferencias de los germanos, muy por delante de la italiana o asiática. Con creatividad e ingenio los chefs adaptan las antiguas recetas a las exigencias de nuestros días: las preparan de manera más saludable y con novedosos aromas. Nouvelle Cuisine con elementos regionales.

Estrellas made in Germany

Ningún país europeo desarrolló su cultura culinaria y vinícola como Alemania, coinciden incluso los expertos franceses. La guía de restaurantes Michelin numera sólo en su país de origen, Francia, más restaurantes con la máxima distinción de tres estrellas que en Alemania. Nueve restaurantes con tres estrellas, 15 con dos y 184 con una estrella se encuentran en el territorio germano.

Pero no son sólo las originales creaciones culinarias, los mejores ingredientes y un gran oficio es lo que distingue a los chefs alemanes de la cocina actual. Los mejores restaurantes son además mucho más económicos que en Francia o Inglaterra. Los empresarios germanos saben que el cliente se fija tanto en la comida como en su valor.

Con sus siete rutas gastronómicas, la Deutsche Zentrale für Tourismus (www.dzt.de) conduce al sibarita por los caminos más sabrosos de Alemania.

Según el “Manual de Alemania” entre las especialidades se cuentan el pernil, el chanquete de Kiel (una especialidad en pescado de Holstein), el arenque salado y las albóndigas de carne molida, llamadas Frikadellen o Buletten.

Cada región tiene toda una serie de especialidades propias, muchas sabrosamente rústicas. Entre las favoritas están las preparaciones en base de papas. La canciller federal Angela Merkel, por ejemplo, come la cremosa sopa de papa de buena gana. En el suroeste de Alemania se piden con frecuencia los Schupfnudeln, fideos del grosor de un dedo hechos de harina de papa) y la Flammekuchen, una masa en base de levadura rellena de cebolla, tocino y crema ácida. Y no sólo como acompañamiento se sirven los famosos Spaetzle, fideos hechos de harina, yemas, sal y agua.

El plato preferido del ex canciller Helmut Kohl es el Pfaelzer Saumagen, una mezcla de carne de cerdo, butifarra y especias varias que pasa por la picadora antes de rellenar un estómago de cerdo. En Hessen es un clásico la salsa verde de Frankfurt, preparada con al menos siete distintas hierbas aromáticas.

Baviera es conocida por su salchicha blanca (tripa blanca natural rellena con carne de ternera) y el queso de hígado (especialidad en salchicha elaborada con carne de vacuno y cerdo y ¡que tiene nada que ver ni con queso ni con hígado!).
La cocina del norte mantiene la pasión por lo bien especiado. Allí se puede comer -especialmente en otoño - col verde con salchicha de sémola o Labskaus (una masa de color crema-rosado compuesta principalmente por arenque, carne salada y papas). De los nuevos estados federados vienen el Leipziger Allerlei (un plato de verduras varias) y los típicos pepinos agridulces del Spreewald, protegidos por la UE como denominación de origen de Brandenburgo.
Las salchichas son populares tanto en el este como en el oeste. En muchos bares hay Wiener, Frankfurter, Nürnberger o Thüringer, y por supuesto la Currywurst (salchicha frita con salsa picante de tomate y curry en polvo), por los que suspira también el ex canciller Gerhard Schroeder.

Entre tanto las salchichas han llegado al museo. En la pequeña localidad de Holzhausen, cerca de Erfurt, la capital de Turingia, fue inaugurado el “Primer Museo Alemán de la Salchicha“ (http://www.bratwurstmuseum.net/).

Este artículo lo escribí Ad-portas de la Expo Alemania, que comienza hoy jueves en el Espacio Riesco y culmina el sábado 27, lugar donde más de 160 expositores mostrarán las ultimas novedades de este país europeo. La finalidad es que el lector no piense que “Made in Germany” vale sólo para la tecnología, ya que la gastronomía tiene mucho que decir en el desarrollo de esta gran nación.

Karla Berndt
Gerente Comunicaciones Corporativas CAMCHAL

BUENOS PALADARES



LAS CRITICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA


ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(19 septiembre) OLIVIÉ (Rancagua 0396, Providencia, fono 785 5849): “Olivié es un nuevo restaurante ruso ubicado en Rancagua casi esquina Condell. Es una casa como de familia, con dibujos y grabados acorde con la nacionalidad de sus dueños.” “ De entrada, por parte de la casa, un vasito de vodka y repollo en escabeche. ¿La música? Rusa. Luego las sopas, la clásica de remolacha, borch ($3.900), y la reponedora–componedora solyanka ($3.900). Como alguien de la mesa optó por "degustar", llegaron pequeñas porciones de ensaladas rusa (the real one, llamada en este caso como el restaurante, Olivié), de rábanos y una con manzana.” “ De los fondos, unos ravioli rellenos de pavo (pelmeni, $6.200), un poco sosos de gusto, una versión sabrosísima del beef stroganoff ($6.200), con la carne cortada muy pequeña, y un plato que merece ascenso inmediato al Olimpo culinario: bugenina con salsa de ciruela ($5.900), un cerdo blandísimo con chucrut, como para dejarlo deshacerse en la boca.” 6 tenedores


SOLEDAD MARTINEZ (Wikén)
(19 septiembre) ANA MARIA (Club Hípico 476, Santiago Sur, fono 698 4064): “...además de su amplia selección de mariscos frescos, es posible encontrar aquí a veces una omelette de puyes o unos erizos a la cocotte, y casi siempre junto a los pajaritos escabechados, unas ranas al pilpil o a la bordalesa. Y precisamente esas señales de mestizaje ejemplifican y redondean nuestro auténtico panorama culinario.” “En estas últimas visitas probé entre los mariscos los imprescindibles erizos con salsa verde ($5.200); el "mariscal especial" ($5.100), buena síntesis de sabores marinos que cuesta mucho encontrar fuera del mercado, y los choros maltones, prácticamente al natural, pero muy sabrosos($4.300). En cuanto a las carnes, su especialidad está en aquellas que salen de lo común, como las que elegimos: el ganso a la cacerola ($8.900), característico del sur y por desgracia poco frecuente en la capital, y las ranas ($8.400), que en esta oportunidad pedimos fritas y, aunque estaban bien, me han gustado más cuando las han preparado a la bordalesa.” 7 tenedores

BEGOÑA URANGA (El Sábado)
(20 septiembre) ANA MARIA (Club Hípico 476, Santiago Sur, fono 698 4064): “... si de carnes exóticas de trata, un estupendo lugar para seguir celebrando septiembre es el restaurante Ana María, en Club Hípico. Jabalí, faisán, avestruz, pato, ranas, conejo, liebre y ciervo, entre otras, son las delicias que han hecho famoso a este local, que empezó como una picada y que ya es todo un establecimiento.” “El ciervo, de ensueño, blandito, con una larga cocción que impregnó de sabores su carne. El puré de papas picante resultó demasiado fuerte para la suavidad que necesitaba el ciervo. La plateada, no hay palabras. Realmente estupenda, con lo difícil que resulta darle el punto exacto. La torta de merengue lúcuma, excelente. Los vinos, a buenos precios y por copas.”


PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(21 septiembre) POLLO STOP (Vitacura 6805, fono 219 1975): “Al abrir la carta me sorprendí porque no solo había pollo con papas fritas, sino también ensaladas, platos con carne, empanadas y otras cosillas. Mish, dijimos, pero igual todos pedimos pollo: a lo pobre, con arroz, con ensalada, en wrap y hartas papas fritas. La ensalada vegetariana, con su aliñito aparte, estaba OK. El wrap de pollo con cole slaw, que se veía seco, estaba muy sabroso y la carne bien húmeda, al igual que todos los cortes de pollo que probamos. El pollo a lo pobre venía con harta cebollita, mmm, y un par de huevos fritos que repartí entre los niños. Las papas fritas de ese plato no venían recién hechas, pero las de la porción extra estaban bien buenas.” “En su suma: es una excelente opción familiar. En su categoría, merece una buena calificación.”


HARRIET NAHRWOLD (Chilevinos)
(22 septiembre) ALMA (El Coihue 3886, Paseo El Mañío, Vitacura, fono 208 6095): “ De la nueva carta, prácticamente sacó el atún y el mero (aunque si alguien le pide alguno de sus clásicos, como el cebiche de atún, seguro que saca un as debajo de la manga...), e incorporó la exquisita merluza austral, el congrio dorado, el osobuco de wagyu y el faisán.” “ Aproveche los espacios abiertos que tiene este local para disfrutarlos, tanto la terraza que da a la calle como la del fondo, junto a la piscina. Escoja cualquiera de los martini y acompáñelo con una de las entradas de la carta, como la que trae tres empanaditas verdes, rellenas con pato a la naranja, hongos shiitake a la crema y camarón a la guindilla.” “...la delicada y muy fina merluza al cilantro, acompañada de fideos de palmito, de un salteado de hongos shiitake y de un puré de porotos negros. Esta última combinación me gustó mucho, y celebro, una vez más, que los pescados se ofrezcan junto a legumbres. Como sean sus preparaciones, hacen una pareja estupenda. En este plato también resultan toda una novedad los fideos de palmito, que no son sino palmitos deshilachados, un poco al estilo de la chonta peruana, que allá es de verdaderos palmitos frescos”

EVENTOS

SABORES COLOMBIANOS EN EL MARRIOTT

Desde Bogotá, Medellín, Cartagena de Indias entre otras ciudades de la bella Colombia, Luis Cruzat ha rescatado lo mejor de sus sabores para deleitar las noches de los jueves en Retaurante Cafe Med.

Todos los jueves hasta fin de año disfrute de los cálidos sabores, las frescas fragancias de las frutas y el coco; todo exquisitamente fusionado con pollo, pescados y carnes. Entre algunos de los platos del buffet destacan: mero marinado, mondongo, torta de repollo y pollo guisado con coco. Y si su perdición son los postres no puede perderse el flan de piña, las bananas horneadas al ron, el queso de coco y la crema planchada, entre otros.

El “Sabor Colombiano” no sería completamente colombiano sin la fantástica compañía de la música en vivo y un buen trago. Entre los cocktails destacan: Miss Colombia, Cartagena Señorial, Canelazo, Maracuyá Sour y Cocktail Colombiano.

Valor por persona, todo incluido, $24.500.
Reservas al teléfono 426 2064 y 426 2361
Sabor Colombiano, desde las 18:30 horas, cada jueves desde octubre hasta diciembre en restaurante Café Med. Av. Kennedy 5741, Las Condes.

SOCIEDAD

NUEVO SPA EN SANTA CRUZ

Los Incas fueron una civilización de ritos y costumbres milenarias. Una cultura sagrada que tuvo una estrecha conexión con el agua y la tierra, elementos que los ayudaron en la sanación y la purificación del cuerpo y alma. Y como un reconocimiento a la sabiduría Inca y a la relación del agua y la tierra como elementos purificadores, surgió este proyecto inaugurado recientemente en el valle de Colchagua. Este nuevo servicio del Hotel Santa Cruz rescata las bondades de las hierbas de nuestra tierra, para conectarse con la naturaleza y alcanzar el bienestar, la sanación y la calma.

Inka Spa ofrece a sus visitantes terapias originales a base de hierbas, entre los que se encuentran el “Ritual Energizante” y el “Baño de Leche y Hierbas”. A esto se suma un abanico de otros tratamientos como exfoliaciones, envolvimientos, hidroterapias y masajes, utilizando los beneficios de productos naturales como las plantas medicinales, el chocolate, la uva morada, el café y las sales marinas.

Inka Spa deleita los sentidos en un ambiente cálido, silencioso y delicadamente decorado, que invita a desconectarse de la rutina y a regalarse un momento de relajo y placer. El centro cuenta además con una piscina temperada interior y dos jacuzzis al aire libre.

Inka Spa fue pensado para hacer más placentera la estadía de los visitantes, invitándolos a conectarse con la naturaleza y descubrir sus beneficios. Una nueva apuesta de Almacruz, Consorcio Hotelero Turístico de Empresas Cardoen, que viene a complementar su nutrida oferta turística en la VI Región.