LA TORTURA DE ABRIR UN ENVASE TETRA
Hace ya varias décadas que conviven con
nosotros estos recipientes irrompibles ante una caída, que sin embargo, resulta
mortal para sus primas las botellas de vidrio.
Otra ventaja que tienen es que sus
formas rectas les hacen acomodarse muy bien en cualquier viaje ya sea cuando
son transportados hacia nuestras casas o cuando nosotros los sacamos de
excursión al campo, por ejemplo, facilidad de transporte que no tenían sus
femeninas y curvas parientes las antiguas botellas de vidrio.
Pero alguna desventaja tenían que tener,
y la que tienen perdura a lo largo de las distintas generaciones de tetrapak, y
es simplemente lo que nos torturan cuando las abrimos.
Repasemos la historia de esta tortura
que siempre tenía como desenlace acabar con las manos o la ropa manchada por la
imprevista salida de parte del líquido del tetra.
Todo empezó con una frase que decía “cortar
por la línea de puntos”, muy fácil aparentemente si tenías unas tijeras, algo
más temerario si tenías sólo un cuchillo y toda una aventura con final
desafortunado, casi seguro, si sólo tenías los dedos de la mano.
En cualquiera de los tres casos el nivel
de concentración en seccionar la esquina del tetrabrik era tal, que se nos
olvidaba dejar de apretar la caja con lo que en el momento que se producía la
incisión en el cartón, el líquido confinado y presionado por nuestras manos
sentía la libertad y la manifestaba manchándonos las manos o la ropa en su
salida o incluso la cara si estábamos viendo demasiado de cerca la operación.
A alguno que sufrió estos percances se
le ocurrió dar un paso más en la ingeniería del
tetrapak convirtiendo la línea de puntos en una línea de puntos a medio
perforar, alguno lo llamo abre fácil, con cierto optimismo, porque el resultado
era sensiblemente parecido.
Después, e inicialmente para torturar a
los niños en la colación con los pequeños tetra monodosis, a otro se le ocurrió
la solapa adhesiva que al ser retirada dejaba a la vista un orificio en forma
de lagrima por donde saldría el líquido, todo iba bien hasta el momento de
retirar la solapa, en el que una mano salía disparada con la solapa hacia un
lado y por el principio físico de acción y reacción la otra mano salía
disparada hacia el lado contrario con la cajita, mojándonos otra vez a nosotros
mismos o a algún amigo o familiar o peor aún a algún desconocido que se había
puesto a tiro.

Una variante de lo anterior , y
estrictamente para los tetrapaks de las colaciones era la pajita que venía con
el tetra para perforar la solapa en vez de despegarla, a veces no había ni
solapa , tan solo el agujero con papel de aluminio esperando a ser perforado
por una pajita cortada a 45º en diagonal en su extremo. A los traviesos
niños esto le hacía mucha ilusión ya que las posibilidades de mancharse al
perforar el tetrabrik eran altísimas y esto era un gran aliciente para
distraerse en el inicio de la colación y ver exclamar a su madre ¡Otra vez te
has manchado! Algunos los más traviesos, sabían exactamente como perforar la
cajita para mancharse y hacer alterar los nervios de su madre.
En esta carrera por mejorar el sistema
de apertura de los herméticos envases de tetrabrik, surgió el tapón de rosca,
primero en la versión en la que al desenroscar aparecía una anilla de la que
había que tirar para levantar la solapilla de papel de aluminio. ¿En cuántas
ocasiones te has quedado con la anilla en la mano? En esas ocasiones había que
buscar algo con lo que perforar la solapilla que ya no se podía despegar, en
cualquier caso ya fuese perforando o tirando de la anilla y la solapa, las
posibilidades de mancharte eran nuevamente altísimas porque en este instante de
gran concentración lo habitual era olvidarse de dejar de apretar la paredes del
envase, con lo cual volvía a salir el líquido a presión como en ocasiones
anteriores.

Y por último el más sofisticado es el
tapón de rosca que en los primeros segundos y a priori parece que no abres ni
girando a izquierdas ni a derechas, y esto es porque debajo del tapón hay un
artilugio que con esos primeros giros a ambos lados está perforando el
tetrabrik, peligro que tiene este método, el encuentro entre el artilugio y el
cartón de tetrabrik es tan violento que a veces se rompe el artilugio y te
encuentras algún trocito de plástico flotando en el líquido cuando viertes su
contenido en un vaso.
Para terminar con esta antología de la
apertura de los tetra están los nuevos de sopa con fideos incluidos, que
requieren casi siempre dos intentos en su apertura, yo me los he encontrado con
la línea de puntos para ser cortada, el problema es que haces el corte habitual
en un tetrabrik y se atasca la salida por los fideos, con lo cual hay que dar
un segundo corte más amplio.
Espero que te hayas sentido identificado
en esta casuística o alertado si alguno de estos casos no lo habías sufrido.