HARD ROCK CAFÉ
Juicios y prejuicios
Existe
un cierto desprecio de un grupo de intolerantes que tienen suficientes
conocimientos gastronómicos, hacia todo tipo de negocios gastronómicos que
provienen de los Estados Unidos. Mejor dicho, disparan contra cualquier marca
que esté relacionada con la cocina “imperialista” y niegan haberse sentado en
algunas de sus mesas alrededor del mundo. Un prejuicio que realmente poco
importa a los propietarios o franquiciadores, ya que las ventas de este tipo de
negocios han estado durante años en alza y nada detiene su crecimiento. Ni las
colas de ratones en los McDonald’s o los escupitajos en los KFC, pasando por
los malísimos cafés del Starbucks, lo mal que le fue a los Denny’s y lo nefastos
que son los fast food gringos.

Como
la vida tiene más vueltas que una oreja, la semana pasada y atraído por un
nuevo menú que me enviaron por mail, entré por primera vez al Hard Rock Café,
la franquicia chilena de este gigante norteamericano (dicho sea de paso, de
propiedad de la tribu aborigen Semínola), pensando más allá del rock pesado o
de la música en vivo que frecuentemente se toma el escenario del lugar. Fui a
mediodía –más tranquilo- con la finalidad de compenetrarme con la cocina del
lugar. La oferta era conocer los nuevos platos que están a la venta al mismo
tiempo en todos los locales de la cadena en 63 países del mundo.
De
ellos, un poker de ases como su Bourbon glazed baby back ribs: un sabroso y
suculento costillar de cerdo ahumado, sazonado y fusionado con una nueva salsa
americana de Bourbon + BBQ, servida con papas fritas, ensalada coleslaw
(repollo y zanahoria), y macarrones con queso, un plato tan contundente que se
necesitan al menos tres personas para dejarlo limpio. Si bien su precio es alto
(19.990), al ser para compartir, su valor promedio baja considerablemente.
Si
las costillas son un poker, cuatro reinas de corazones podrían ser las fajitas
de pollo marinadas en tequila y jugo de limón, con pimientos rojos, choclo
asado, jalapeños y cebollas asadas (11.990). Al igual que el caso anterior, un
plato para compartir y disfrutar.
Para
acompañar, una serie de cócteles al estilo norteamericano donde manda la
decoración y el jugo de frutas. Sin ser prejuicioso, el cóctel norteamericano
no es de mi agrado, así que, existiendo la posibilidad de beber una copa de
vino, incliné mi balanza a lo conocido.
Juvenil
y atento servicio. No podría ser de otra manera ya que acá mandan los jóvenes,
el rock y la fantasía. El lugar es amplio, cómodo, luminoso y sin estridencias
(a mediodía). Todo en grandes porciones, el pie de manzana y canela es uno de
los postres más solicitados (acá le llaman fresh apple cobbler) y acá lo
acompañan con helado de vainilla y caramelo.
Escasamente
algunos millennials podrían leer estas crónicas ya que mi público lector es de
otra generación. Sin embargo, recomendar a los mayores una visita al Hard Rock
Café no es una locura. Vaya a mediodía y sorpréndase con la cocina de este
lugar típico norteamericano. Muchos lo asocian con el fast food o lo que acá
llamamos comida chatarra, pero en esta cocina tienen algo que decir y que va
mucho más allá de las hamburguesas o el pollo frito. Así, los juicios y los
prejuicios acerca de la cocina gringa serán bastante más sinceros. (JAE)
Hard Rock Café: Costanera
Center, Nueva Tobalaba 0412, Nivel 1, Providencia / 22618 9612