ANA MARÍA
Luego de un frustrado
intento por instalarse en Vitacura, Ana
María Zúñiga, creadora de su homónimo restaurante, regresa a la ubicación de
toda su vida.
Vitacura
es una comuna veleidosa y rara. Si bien es cierto que muchos proyectos
gastronómicos se han planteado en esta comuna, más cierto aun es que los
fracasos son recurrentes. Su avenida principal es –y ha sido durante años- una
desgracia para muchos empresarios que instalaron sus negocios enfrentando esta
amplia calle. La última perjudicada fue Ana María Zúñiga, creadora y
propietaria del tradicional Ana María de la calle Club Hípico, que pensó llevar
su maravillosa cocina al barrio alto y tras gastarse un saco de dinero y tener
diferencias con la sociedad que armó el negocio, decidió retirarse y regresar a
su casa de siempre, en el centro, donde sigue ofreciendo su gran repertorio de
recetas y preparaciones únicas.

Con
una trayectoria que le ha permitido recibir los mejores premios gastronómicos
que se entregan en el país, Ana María se ha ganado un lugar en la cocina local.
Dentro del abanico de exclusivas preparaciones destacan las codornices, conejos
escabechados, carne de avestruz, jabalí, patos, gansos y ciervo. Sin dejar de
mencionar su carta de pescados y mariscos muy bien trabajados, con
preparaciones al pilpil, al ajillo, frescos o a la parmesana, aparte de la
tradicional cocina típica chilena como pantrucas, guisos, charquicán, cazuelas
y mucho más, platos con una identidad de sabores inolvidables.

“Me
gusta cocinar a la antigua, no tan sofisticado, con las verduras grandes para
que no se vayan a recocer y se puedan ver en el plato”, dice Ana María,
orgullosa de las delicias que salen de sus manos. Acá cocina ella y se nota la
pasión por el buen producto. Es la única que tiene Erizos a la Cocotte
(10.500), un pocillo de lenguas naranjas nadando en un caldo maravilloso de
carne sacado directamente de las cocciones de sus carnes como la plateada,
donde las lenguas de erizos se entibian
y los sabores concentrados se abrazan. Es prácticamente la única receta de
raigambre francesa que tiene este lugar. Pero los erizos también los ofrece al
matico (9.500), en tortilla o en omelette… para cualquier gusto

Sabores
que ahora sólo podrá conseguirlos en el local tradicional de la calle Club
Hípico, donde al almuerzo o cena podrá disfrutar como un sibarita. Del bar –y
su propio cóctel- le recomendamos el Kir Ana María, con murtillas maceradas en
cognac y vino espumante (4.200) o sours de origen chileno o peruano. Vinos de
todas las razas y rangos (en copa desde $ 2.500) son uno de los puntos altos
del lugar. De la cocina a la vista, imperdibles son sus Ostiones al pil pil
(8.800) o las conocidas Machas a la parmesana (8.500). Si el lector es más tradicional, la excelencia
de su Chupe de locos es única (9.500) y sus Locos en salsa verde (9.800) son
mejores que cualquier serie de Netflix, tanto como su Pulpo a la gallega
(9.500) de sabor y textura únicos.
Paladares más exigentes pueden optar por ranas (si no las ha probado y
no tiene escrúpulos, son la excelencia misma), ganso o ciervo (12.200),
codornices escabechadas (10.500), más un sinfín de platos y preparaciones
difíciles de enumerar y que han convertido este lugar en un ícono gastronómico.

Ana
María Zúñiga es única. Por ello no pudo multiplicarse por dos y cocinar en
ambos restaurantes. Hoy queda en el recuerdo la aventura de Vitacura, que podrá
ser de utilidad para muchos empresarios que piensan en las panaceas que brinda
esta comuna del Barrio Alto. Al menos ahora sabemos que a la calle Club Hípico
regresan los sabores, aromas y texturas que sólo ella es capaz de reproducir.
¡Bienvenida
a casa! (JAE)
Ana María Restaurante / Club
Hípico 476, Santiago Sur / 22698 4064