miércoles, 25 de julio de 2012

LA NOTA DE LA SEMANA

COLA DE RATÓN

No se cuántos de ustedes se creyeron la historia de la cola de ratón aparecida en una hamburguesa del McDonald’s. Como revista gastronómica, aparte de darle ninguna importancia al hecho, estamos seguros que este es otro intento para desestabilizar la multinacional ya que los procedimientos de higiene que utiliza esta empresa en Chile y en todos los lugares del mundo donde opera son infinitamente superiores a lo que nosotros estamos acostumbrados.

No crean que estemos apologizando esta compañía. Sin embargo creemos y pensamos que la guerra sucia no lleva a ninguna parte. Esta bien que la critiquemos por otros factores como la carga energética de cada producto vendido y/o el vicio que produce el consumo de sus productos. Y eso es harina de otro costal.

Cada oveja con su pareja dice el refrán y por ello estamos seguros que los reportajes que aparecen en la prensa (de todos los colores) no le hacen bien a nuestra gastronomía ya que nadie está a salvo de similares comentarios. ¿Cuantos restaurantes tienen manuales de procedimientos y actitudes que van más allá de los que firma un cocinero o un mozo cuando entra a trabajar a un negocio y que no lee? ¿Qué hay más allá de nuestras cocinas? ¿Somos los mejores en la seguridad sanitaria?

Otra cosa es que algún tipo de comida no nos agrade y no por eso tenemos el derecho a ocasionarle daño. No somos asiduos a los restaurantes de comida chatarra pero creemos que se les debe dejar en paz. Estamos en un mundo cambiante y no sería raro que en algunos años más nos prohíban lo que hoy acostumbramos a comer. Es raro… ¿Se ha dado cuenta cuántos intolerantes a la lactosa tenemos a nuestro alrededor? ¿Por eso tendremos que prohibir la leche entera?

Vámonos con cuidado. La alimentación es parte importante de nuestras vidas y las prohibiciones alimenticias no le hacen bien a nadie. Tampoco debemos culpar a los negocios que venden chatarra ya que es un hecho que los niños, estén donde estén y vivan en casas elegantes o pobres, todos reciben la misma dieta: hamburguesas, vienesas, arroz, tallarines y puré de papas, mientras las espinacas se marchitan en el refrigerador. ¿Qué sacamos con poner colas de ratones o cabezas de elefantes dentro de una Big Mac? Sólo desprestigio a toda nuestra industria.