COQUINARIA
Ampliando horizontes
Cuando Coquinaria abrió sus puertas ya
hace cinco años, sinceramente creí que el modelo era demasiado atrevido para la
ciudad y que no alcanzaría a gozar de buena salud. El proyecto, iniciado por
Kevin Poulter y Alejandra Elgueta, donde unían un pequeño mercado de
delicatesen junto a un restaurante, fue poco a poco convirtiéndose en uno de
los referentes gastronómicos de Santiago, más aun después de la incorporación
de la chef Pamela Fidalgo, la que tomó un rol fundamental en el desarrollo del
proyecto.
Tiempo después, ya consolidado el primer
local de Isidora Goyenechea y con toda la experiencia adquirida en ese tiempo,
la sociedad compró una casa en Alonso de Córdova, la que transformó en otra
tienda – restaurante, la cual en esta oportunidad sirvió para mostrar la carta
de invierno que propone Pamela Fidalgo, un festival de sabores y texturas que
acompañado de un buen servicio y buenos vinos, ha transformado este lugar en un
favorito de las féminas que a la hora de almuerzo pululan por el sector. Ese
“Club de Lulú” –como genialmente describe Pamela, es uno de los grandes
atractivos del lugar, donde los almuerzos son definitivamente más largos que lo
usual.
Bellini para partir, el cóctel italiano
por antonomasia y uno de los sellos de Coquinaria. Luego, acompañados de vinos
Re, provenientes de la bodega de Pablo Morandé, y Corralillo de Matetic,
vinieron las sorpresas. Timbal de búfala y gelée de tomate fue la primera:
suave mozzarella coronada con una gelatina de tomate de sabor sorprendente.
Mejor que ello fueron los Chipirones en salsa pomodoro al tomillo, una
combinación exacta de crocancia, sabor y textura que se convirtió en el punto
alto de las entradas.
Punto aparte para uno de los mejores
platos que he logrado comer esta temporada: a pesar de que la corvina debe ser
uno de los pescados con el punto de cocción más difícil de conseguir, Pamela
sirvió una Corvina rosada en costra de anís cocinada a la perfección y
acompañada de un gran raviol negro relleno con centolla. Toda una aventura y
osadía que sólo se logra aprender con los años de circo-o de cocina-, en este
caso.
Hay más novedades como el Atún en costra
de coco o el Risotto al azafrán con osobuco braseado, sin embargo, el
equilibrio logrado en la corvina, supera con creces cualquier comentario
positivo del resto de la carta.
Buenos postres (mal que mal la mayoría de la
clientela es femenina) elaborados por el chef pastelero Francisco Avendaño. Sin
embargo su Volcán de chocolate trufado no me convenció. Debe ser mi edad, pero
ponerle pasta de trufas a un postre no me parece adecuado. Hay cosas que no
convencen a este veterano cronista.
He seguido la carrera de Pamela Fidalgo
desde sus inicios. Partió haciendo almuerzos para una productora de cine y
luego abrió el Alma, un lugar que muchos extrañamos. Con posterioridad trató de
darle carácter al Senso –del hotel Hyatt- sin poder conseguirlo, hasta que los
propietarios de Coquinaria le ofrecieron este desafío. Uno que la tiene feliz y
más tranquila que nunca. Maneja sus tiempos y se apronta para abrir el tercer
local de la cadena en Los Trapenses.
Dicen que el cuarto local lo abrirán en
Miami. ¿Atrevido? Parece que sus dueños dicen lo contrario. (Juantonio Eymin)
Emporio y Restaurante Coquinaria, Alonso de Córdova 2437, Vitacura, fono2206
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