DE LA PRENSA GASTRONÓMICA
MUJER
PILAR HURTADO(DICIEMBRE) NOLITA (Isidora Goyenechea 3456, Las Condes, fono 22232 6114): “Partimos tomando unos jugos de piña, que nos parecieron un tanto dulces. Compartimos un cóctel de camarones que venía sobre un mix de hojas verdes con trozos de palta y la salsa golf aparte, que mi amiga encontró fome y soso. Ella venía de un cóctel, así que pidió solo una ensalada que llegó aliñada desde la cocina con demasiado aceto balsámico. Yo volví a probar los emblemáticos torteloni Nolita, con ricota y yema de huevo que se revienta cuando uno pincha la pasta. Vienen dos en el plato, con una salsa cremosa, y no hace falta nada más que el queso parmesano recién rallado que ofrece el garzón. El servicio en Nolita sigue siendo impecable, atento, rápido y eficiente. Al momento del postre probamos un cheesecake tradicional (con frutillas frescas y salsa de frutilla encima), con ese cuerpo de queso cremoso y exquisito, y un apple pie a la mode (con bola de rico helado de vainilla).
WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
WIKÉN

(DICIEMBRE) ZUCCHINI (Av. Las Condes 7076, fono 22975 6994): “El Zucchini está situado en un tramo feo y desangelado de la Avda. Las Condes, al lado del Tavelli. Nos sentamos en una terraza que da a la calle, bajo un poco sentador toldo naranja (se podía comer también en un segundo piso de la casa; pero, ay, nadie nos informó).” “De una carta de pocos platos, elegimos unos panzotti di spinaccio ($7.900) con salsa de funghi misti cobrada aparte ($2.900). Hay también otras pastas que incluyen la salsa. Bien los panzotti. Los linguini Costa del Sol ($8.900), en cambio, fueron, aparte de pocos, más bien sosos (con sal añadida mejoraron), con sus trozos de salmón fresco, algunos inevitables camarones. La anunciada bisque de langosta, cuyo sabor, como el de toda bisque, debiera ser intenso, brilló por su ausencia. “De carne, había solo osobuco con risotto, y de pescado, solo salmón parmiggiano. El cierre de la comida no fue consolador: un crocante de chirimoya y manjar, casi congelado y sin sabor a chirimoya; y una torta de vainilla, que resultó ser un mero trozo de bizcochuelo (¡caliente!) con algo de mermelada.”