martes, 20 de enero de 2015

MIS APUNTES


LA GENERACIÓN “Y” EN LA COCINA

 La Generación Y, también conocida como Generación del Milenio o Millennials es la cohorte demográfica que sigue a la Generación X. No hay fechas precisas sobre cuándo comienza y termina la Generación Y. Sus fechas de nacimiento van desde 1980 hasta 2004

Partamos de cero. Una columna de opinión debe darle al lector las pistas necesarias para saber quién les escribe y si deben tenerme algo de credibilidad, ya que con el advenimiento de los blogs y las redes sociales, cualquiera se las da de profesional en cualquier materia. Por ahí he leído que bebieron un chardonnay de Pérez Cruz que es un poema… cuando esa bodega no elabora blancos. En fin. En esto de la gastronomía y los vinos hay mucho paño que cortar y a pesar de que nuestro Chile es pequeñísimo, no faltan los abrazos con puñales en la espalda.

En este pequeño mundo de verdades y mentiras, la moda gastronómica no se queda atrás. Cada día que pasa, la influencia extranjera es más valorada por nuestros cocineros y muchos de ellos no disimulan el orgullo de haber trabajado pelando papas en algún restaurante español o francés de respeto: “Trabajé tres semanas con Santi Santamaría”, es una carta de presentación que aún no pierde vigencia en nuestro terruño.

A pesar de que aún existen estos vendedores de ilusiones que nos maravillaron alguna vez con humo glacial, deconstrucciones y birlibirloques varios, están apareciendo semillas de algunos cocineros que van tras el rescate de nuestro producto. Cocineros de una generación que le da más importancia a su carrera personal por encima de su carrera laboral; que desean estar en contacto con nuestras raíces más que con los vaivenes de la moda gastronómica mundial. La gracia es que conociendo las técnicas, las aplican con su propia personalidad, algo que los podría convertir en verdaderos cocineros.

Los hay repartidos por todo Chile, nuevas caras como las de Diego Prado, un cocinero irreverente que actualmente está en España haciendo clases en el Basque Culinary Center;  Pedro Salazar, que hace poco trabajaba feliz recogiendo y cocinando morchelas y setas de los bosques sureños para la felicidad de los pasajeros y clientes del hotel Valle Corralco, en las cercanías de Temuco y hoy es un contento emprendedor de comida callejera en Pucón con su food truck (por así decirlo); o Nicolás Gárate, que a sus 23 años ya tiene un nombre tras ganar varios concursos gastronómicos, entre otros de sus méritos.  Esta nueva generación no busca la plata ganada fácilmente como medio para ser felices. Ellos manejan muy bien el presente, no les interesa mucho el pasado y se despreocupan por el futuro. Esta generación de intercambio pronto estará en nuestras cocinas y restaurantes.

Al menos, yo creo en ellos. Aún son pocos y esperamos muchos más. Ojala sea una verdadera generación de recambio. (JAE)