LE BISTROT
Hace un par de semana hablábamos de la trilogía de
restaurantes franceses que cumplen con los requisitos de las tres B (Bueno,
Bonito y Barato) que se han instalado en Providencia. El primero en llegar fue
el Baco, con una propuesta que provocó envidia por lo exitosa. Luego, y un poco
antes del terremoto del 2010, Le Bistrot, otro francés, se instala en el paseo Santa
Magdalena casi frente a la entrada posterior del Baco y hace un par de meses,
la tríada se completó con la apertura de La Brasserie, del chef francés Franck
Dieudoneé.
Un bistrot es, como muchos saben, un restaurante sin
demasiadas pretensiones como no sean las de encarnar un lugar íntimo, no
demasiado grande ni caro, pero con buena o muy buena comida. Acá hay una cocina
de donde se expresan los platos de charcutería o quesos, tres o cuatro sopas y
preparaciones clásicas, casi siempre guisos, como el coq-au-vin, el boeuf
bourguignon (6.100) o el confit de pato (7.200). No falta una quiche, un par de
ensaladas y los clásicos postres franceses como las consabidas créme brûlée y
tarte tatin. Eso, aparte de que en Francia, particularmente en París, los
bistrot pueden ser, usualmente, el comedor del barrio donde se vive.
La explicación de una cocina que ofrece algunos
platos mejores que otros, pero que tiene puntos notables, reside en la
presencia del joven chef francés Gaetan Eonet, que ejecuta muy bien,
precisamente, los platos clásicos de un bistrot. Pocos patés de campagne tan
aromáticos, sabrosos y suculentos hemos probado como el plato que iniciamos
nuestro almuerzo. Era una pasta de naturaleza tosca, pero sabrosísima y
abundante, con buen pan caliente y a un precio de sólo $3.800.
La segunda especialidad, agreste, poco apreciada por
chilenos que arriscan la nariz, pero también clásica de restaurantes regionales
franceses, fue un fromage de téte, dicho en chilena, queso de cabeza de cerdo
en dos trozos generosos, de notable sabor y delicadeza, con abundante salsa
ravigote, una finura poco usual que enriqueció tanto el plato como la
ensaladilla de hojas verdes de sabor y presentación magistral. El precio, casi
ridículo en estos tiempos, fue de $3.700.
El feuilleté d'escargots, un volován relleno de
caracoles pudo ser mejor, porque la masa estaba un poco retostada y los
caracolitos no todos tiernos, pero nadie discute que es un plato de categoría
que, recién horneado, habría sido magistral. Pero maravilloso les quedó el
Conejo a la mostaza (7.200) un acierto por donde se le mire. El resultado es mucho más de dulce que de agraz. Con la señalada imperfección, probablemente propia de una semana agotadora, Le Bistrot es mucho mejor que el 90% de los restaurantes de Chile. Además, una carta de vinos por copa y botellas digna de imitarse, ya que sus precios van acorde a lo económico del lugar.
Le Bistrot: Santa Magdalena 80 - local 7, Providencia / 2 2232 1054.