martes, 18 de octubre de 2016

LA NOTA DE LA SEMANA


 
LOS PORQUÉ DE LA CRÍTICA GASTRONÓMICA

Hay quienes dicen que no hay razón para ser tan duros –o realistas- y que una sección (o revista) dedicada a la gastronomía tan sólo debería escribir alabanzas de los restaurantes.

Quizá tengan razón y si así lo hubiese hecho tendría menos enemigos, pero quizás también menos amigos, ya que aquellos que saben que proceden correctamente en sus establecimientos, no se dan por aludidos cuando comentamos que sobran la mitad de los restaurantes ya que no ofrecen el menor aliciente al consumidor. Sin embargo entienden que nuestra labor de crítica ha sido puramente constructiva con la finalidad de depurar un mercado que hace algunos años era desastroso.

Si se dicen los reparos con respeto y ponderación; si se habla con naturalidad y de manera sincera y constructiva, entonces aumenta la probabilidad de que nuestro interlocutor esté más predispuesto a escucharnos. Luego, él tendrá más o menos en cuenta nuestros comentarios en función del "peso relativo" que quiera otorgarles. En alguna medida, el propietario de un establecimiento debe actuar como un capitán de barco. A fin de cuentas, él es el responsable a la hora de decidir el rumbo, la velocidad de navegación y muchas otras cosas más. Estaríamos locos si el capitán del barco sometiera a referéndum una crítica o simplemente actuara al dictado o siguiendo las recomendaciones de sus mejores clientes.

Tengo la impresión de que últimamente está creciendo el número de chefs que manifiestan un cierto hastío y empiezan a obviar los comentarios de los críticos, de las críticas escritas y a veces también hasta de las opiniones y sugerencias de sus mejores clientes. ¿Se debe a la falta de rigor u objetividad que podamos exhibir algunos de los que hacemos las críticas? ¿Hay un número excesivo de opinantes –gracias a las redes sociales- y los chefs se sienten abrumados por ello? ¿Falta un mínimo de humildad y sobran dosis de engreimiento y autocomplacencia por parte de los profesionales?... No sabemos, tal vez la principal causa de la desafección de los chefs hacia los críticos sea una mezcla de todo lo que acabamos de poner entre interrogantes.

Así es nuestro país y nuestra cultura, pero si no aprendemos a aceptar la crítica y a sacar conclusiones para corregir los errores, este futuro próximo no va a ser nada en comparación con lo que puede llegar a ser cuando comiencen a llegar más europeos y latinos a instalar restaurantes en nuestras ciudades (fenómeno que ya sucede). En esos momentos, de nada va a servir llorar o insultarlos si no empezamos por dignificar nuestro propio trabajo. (JAE)