LA FARÁNDULA GASTRONOMICA
Los
espacios para opinar de gastronomía en nuestro país siempre fueron muy
limitados. La importancia que le daban los medios escritos fue mermando a
medida que comenzaban a crecer las revistas de nicho, que tenían la gastronomía
y el vino como estandartes de su quehacer. Aun así, los diarios mantuvieron
algunos espacios –pocos a decir verdad- dedicados al negocio gastronómico,
turístico y vitivinícola.
Con
el advenimiento de las redes sociales, la gastronomía comenzó a expandirse
insospechadamente. Antes, sólo algunos columnistas especializados en la materia
tenían posibilidad de escribir del tema. Era un pequeño mundillo de
profesionales que de la noche a la mañana se percataron que Facebook,
Instagram, Twitter, Pinterest y otras aplicaciones que funcionan con esta nueva
forma de comunicarse, entraban sin permiso en sus propios círculos,
posiblemente perjudicando la crítica, pero aumentando el interés de los
lectores por arte gastronómico.
Asistí
la semana pasada al lanzamiento de un nuevo restaurante en el barrio alto de la
capital. Entre los invitados, sólo un par de críticos (de los antiguos) ya que
el resto eran chicas o muchachos líderes de opinión. Una foto tomada por
cualquiera de ellos y enviada por su red social es vista de inmediato por miles
de semejantes. La foto en sí no transmite sabores ni aromas, pero se ha
transformado últimamente en una valiosa herramienta de marketing que no deja de
ser interesante. A ello se están sumando variados programas de televisión
abierta que se han sumado a este boom. Varios formatos e interesantes
propuestas que son seguidas por miles de personas ansiosas de conocer más de
los alimentos, productos y elaboraciones.
Si
agregamos a ello los embajadores de las marcas, algo bastante común en nuestros
días ya que convierte a un líder de opinión en un auspiciador insospechado del
marketing moderno, es posible que nos demos cuenta que la bien llamada apertura
gastronómica que está viviendo el país, aparte de interesante, es bastante
complicada, ya que no todo lo que brilla es oro… ni todo lo que ve lindo es
bueno.
A
la población hay que entretenerla, y aparte del futbol pareciera que la cocina
tiene mucho que decir. Me encanta esta apertura y ojalá sea un éxito. Espero
que el tema no sature como las ferias gastronómicas que semana a semana están
inundando las ciudades. Todo vale, pero aun así hay que poner cada cosa en su
lugar. En la crítica gastronómica no hay invento ni espacio para confundir al lector.
Al menos en esta faceta de la gastronomía los cronistas gastronómicos opinan de
acuerdo a su criterio y nada -ni nadie- altera su opinión. Con más o menos años
de trabajo gastronómico, los que escribimos del tema y no sólo sacamos imágenes
lindas pero intangibles de un plato, estamos convencidos que si bien el
desarrollo de nuestra cocina requiere marketing, la crítica -fundada en buenas
razones- es indispensable y necesaria. (JAE)