martes, 15 de enero de 2019

LA NOTA DE LA SEMANA


 
THE GLASS REAFIRMA SU LIDERAZGO

Los creadores de la cadena hotelera Cumbres se tomaron la gastronomía en serio. Hace años ya y durante la construcción de su primer hotel en Puerto Varas, su cocina, en esos entonces a cargo de Claudio Úbeda, ya estaba haciendo pruebas para convertirse en el mejor restaurante de la zona. Luego, la cadena creció y tras una compra en San Pedro de Atacama, construyeron dos hoteles en la capital, el de Vitacura y en Lastarria. Hoy, ambos manejan una gastronomía de calidad, convirtiéndolos en líderes en lo que respecta a la gastronomía hotelera.

Ubicado en el piso 17 del hotel ubicado en Vitacura en los ejes con Vespucio y Alonso de Córdova, con una vista majestuosa al Club de Golf Los Leones y el sector alto de la capital, The Glass es un viaje por la gastronomía chilena renovada, donde antiguas recetas y tradiciones chilenas son traídas al presente a través de modernas técnicas culinarias. De esta forma, un amplio abanico de preparaciones que contemplan carnes, pescados, pastas y ensaladas, son los emblemas de la cocina honesta que invita a redescubrir los sabores de antes.

Cada carta ha dejado recuerdos imborrables. El Cajón de erizos no ha podido salir del menú diario, y su Sopa de topinambur con láminas de trufas chilenas, dejó atónitos a todos sus clientes. Con un servicio que incluye sommelier y una brigada de mozos rápida y efectiva, The Glass se ha ido con el tiempo convirtiéndose en uno de los grandes restaurantes del circuito gastronómico capitalino.

Fuimos por su carta nueva, ya que el chef le gusta cocinar productos frescos y de temporada. ¿Sorpresas?

Varias y deliciosas. Para partir, Láminas de locos –cocidos al vacío- con papas con mayonesa de locos, palta y crumble de cebolla, con un sabor inigualable (14.600). Al cocinar los locos al vacío, estos conservan todo su sabor y textura. Si la idea es compartir las entradas –algo muy común en estos días- su tamaño es perfecto.

Pero lo chileno no se queda en los locos, ya que las Empanaditas de prietas con manzana al oporto y chancho en piedra (11.800 la porción), son de antología.  

Luego, en los fondos, otro –para mí- descubrimiento: Salmón confitado sobre una crema de avellanas chilenas, vegetales salteados y mantequilla de ciboulette (14.300), una presentación tan delicada que da pena destrozarla para degustar sus ingredientes. Sorprendente la crema de avellanas chilenas, ya que no es un sabor que sea del gusto de todos, pero la suavidad del producto lo convierte en lo más imprescindible de esta preparación.

La cocina popular también tiene un espacio, ya que los Porotos granados (5.500) son una delicia que hay que probar. Con su “color” (manteca de cerdo y ají de color), además de zapallo, choclo y finalizado con albahaca, logra sorprender y encantar.

Para finalizar esta degustación, la interpretación de unos italianísimos Cappelletti rellenos con humita en olla, salsa de tomaticán y albahaca (11.500) un giro importante a la cocina tradicional hotelera.

De postre regresan los recuerdos ya que una Pera al vino tinto con crema de mascarpone y almendras tostadas (4.500), reivindica esta cocina comandada por Claudio Úbeda, que ha logrado llevar nuestra gastronomía a estándares nunca vistos con anterioridad. Acá se concentra el origen de los productos, lo ancestral y la cocina burguesa del siglo XIX, para deleite de sus comensales.

Lo mejor del barrio (y el barrio es grande).

The Glass, Hotel Cumbres Vitacura / Av. Kennedy (lateral) 4422 / 22487 5150