THE GLASS REAFIRMA SU
LIDERAZGO
Los
creadores de la cadena hotelera Cumbres se tomaron la gastronomía en serio.
Hace años ya y durante la construcción de su primer hotel en Puerto Varas, su
cocina, en esos entonces a cargo de Claudio Úbeda, ya estaba haciendo pruebas
para convertirse en el mejor restaurante de la zona. Luego, la cadena creció y
tras una compra en San Pedro de Atacama, construyeron dos hoteles en la
capital, el de Vitacura y en Lastarria. Hoy, ambos manejan una gastronomía de
calidad, convirtiéndolos en líderes en lo que respecta a la gastronomía
hotelera.
Ubicado
en el piso 17 del hotel ubicado en Vitacura en los ejes con Vespucio y Alonso
de Córdova, con una vista majestuosa al Club de Golf Los Leones y el sector
alto de la capital, The Glass es un viaje por la gastronomía chilena renovada,
donde antiguas recetas y tradiciones chilenas son traídas al presente a través
de modernas técnicas culinarias. De esta forma, un amplio abanico de
preparaciones que contemplan carnes, pescados, pastas y ensaladas, son los
emblemas de la cocina honesta que invita a redescubrir los sabores de antes.
Cada
carta ha dejado recuerdos imborrables. El Cajón de erizos no ha podido salir
del menú diario, y su Sopa de topinambur con láminas de trufas chilenas, dejó
atónitos a todos sus clientes. Con un servicio que incluye sommelier y una
brigada de mozos rápida y efectiva, The Glass se ha ido con el tiempo
convirtiéndose en uno de los grandes restaurantes del circuito gastronómico
capitalino.
Fuimos
por su carta nueva, ya que el chef le gusta cocinar productos frescos y de
temporada. ¿Sorpresas?
Varias
y deliciosas. Para partir, Láminas de locos –cocidos al vacío- con papas con
mayonesa de locos, palta y crumble de cebolla, con un sabor inigualable
(14.600). Al cocinar los locos al vacío, estos conservan todo su sabor y
textura. Si la idea es compartir las entradas –algo muy común en estos días- su
tamaño es perfecto.
Pero
lo chileno no se queda en los locos, ya que las Empanaditas de prietas con
manzana al oporto y chancho en piedra (11.800 la porción), son de
antología.
Luego,
en los fondos, otro –para mí- descubrimiento: Salmón confitado sobre una crema
de avellanas chilenas, vegetales salteados y mantequilla de ciboulette
(14.300), una presentación tan delicada que da pena destrozarla para degustar
sus ingredientes. Sorprendente la crema de avellanas chilenas, ya que no es un
sabor que sea del gusto de todos, pero la suavidad del producto lo convierte en
lo más imprescindible de esta preparación.
La
cocina popular también tiene un espacio, ya que los Porotos granados (5.500)
son una delicia que hay que probar. Con su “color” (manteca de cerdo y ají de
color), además de zapallo, choclo y finalizado con albahaca, logra sorprender y
encantar.
Para
finalizar esta degustación, la interpretación de unos italianísimos Cappelletti
rellenos con humita en olla, salsa de tomaticán y albahaca (11.500) un giro
importante a la cocina tradicional hotelera.
De
postre regresan los recuerdos ya que una Pera al vino tinto con crema de
mascarpone y almendras tostadas (4.500), reivindica esta cocina comandada por
Claudio Úbeda, que ha logrado llevar nuestra gastronomía a estándares nunca
vistos con anterioridad. Acá se concentra el origen de los productos, lo
ancestral y la cocina burguesa del siglo XIX, para deleite de sus comensales.
Lo
mejor del barrio (y el barrio es grande).
The Glass, Hotel Cumbres
Vitacura / Av. Kennedy (lateral) 4422 / 22487 5150