NORMANDIE
En la madrugada del 2 de
abril, un incendio destruyó parte de los comedores de este tradicional bistró
capitalino. A pesar de ello, continuaron atendiendo a su público habitual, que
encuentran en este lugar su segundo hogar.
Desde
pasar a tomarse un café, una copa de vino o un cóctel, a celebrar una verdadera
cena a la francesa, el Normandie capitalino es uno de esos lugares que encanta
a moros y cristianos, ya que todo está preparado para que cualquier experiencia
sea especial. A pesar del incidente del incendio, su fiel clientela no abandonó
el lugar y siguieron su diaria rutina en un comedor más estrecho, pero
manteniendo siempre su espíritu.
Tierra
de jóvenes, adultos y mayores, acá la tradición manda y casi todos mantienen
sus celulares en silencio, ya que en este lugar la premisa es conversar, reírse
o simplemente leer el diario mientras se bebe una copa; un lugar apacible,
generoso y económico, que ha mantenido desde el año 2003 una carta casi
inalterable, gracias a la visión de sus socios, el francés Pierre Brossard y
Jorge Cordero, quien oficia la administración del lugar.
Pocos
cronistas de la generación digital podrían escribir una nota certera del
Normandie, ya que sobre sus mesas y su larga barra hay una historia que no
conocen ni desean conocerla. La inmediatez y la moda mandan sus textos y
posiblemente de esa manera se van perdiendo iconos en la ciudad, ya que lo que
hoy es importante nada tiene que ver con lo que hace algunos años era
necesario.
Buenos
vinos de una carta con 60 etiquetas le dan el modernismo a una cocina clásica y
tradicional. Fueron los primeros en ofrecer Moules au Vin Blanc –choritos al
vapor- ($ 9.500 para dos personas), y posiblemente son los únicos en tener en
su carta los famosos Roll Mops -pejerreyes enrollados y macerados en vinagre y
especias ($ 7.700), que marida a la perfección con un sabroso chardonnay
Valdivieso Winemaker Reserva, a sólo $ 3.000 la copa.
Si
los vinos son económicos, la carta deja la misma sensación de asequible a
cualquier mortal. Los Fetuccini al ajo y aceite de oliva ($ 6.300) son un real
placer para los amantes de las pastas, y el conejo a la mostaza ($8.700), es
capaz de dejarlo hablando en francés.
Tanto como su increíble sopa de cebolla ($4.800) o simplemente el plato
del día ($ 3.700), placer de muchos habitués que diariamente llegan a este
interesante comedor.
Gran
variedad de cervezas nacionales y extranjeras son el imán para que su terraza
se replete desde la hora de salida del trabajo hasta el cierre del local. Los
sánguches, desde los vegetarianos a los clásicos, son pedidos típicos de este
espacio en las afueras del restaurante. Las mozas, casi las mismas de siempre,
ya conocen a sus clientes y sus mañas, lo que hace absolutamente grata
cualquier visita a este lugar que, si bien tiene poca prensa, logra conquistar
corazones en base a sus cualidades.
A
pesar de las vicisitudes, el Normandie sigue navegando y encantando a todos los
que han recalado en este comedor. Se viene la temporada fría y su carta ya está
preparada para saborear esos platos que lograron poner a la cocina francesa
como la mejor del mundo.
Una
joyita de bistró. (JAE)
Normandie: Providencia 1234
/ 22236 3011