HEMINGWAY
EN PARÍS
Desde
hace unos cuantos años, una de las paradas obligadas para los sibaritas en
París es el Bar Hemingway del Hotel Ritz. Elegir un trago de su amplia carta de
cócteles puede ser una forma no tan costosa de degustar un rato de los espacios
de un hotel símbolo del lujo y la clase alta desde sus inicios. Como sugerencia
para tomar, podría ser un Dry Martini a manera de homenaje al medio centenar
-según cuenta la leyenda- que se bebió el escritor para celebrar el desalojo de
los nazis cuando tenían ocupado el Petit Bar del Ritz como cuartel general de
la Luftwaffe.
Hay
una historia que afirma que, para finales del año 1945, el mismo Hemingway
consumó el desalojo de los alemanes enfundado en su traje de militar y
acompañado de unos pocos soldados. El periodista norteamericano, corresponsal
de la guerra, llegó al hotel en un jeep cargando una potente ametralladora,
pero al parecer ya el enemigo había abandonado el hotel y a Hemingway no le quedó
más que celebrarlo con 50 Martinis secos.
Si
los Martinis no son de su agrado, no importa, este no es el único episodio
legendario que vincula al escritor y al bar, o por lo menos, con alguno de sus
cócteles. Otra de las historias célebres de esos vibrantes años es la que el
mismo Hemingway contaba sobre el Bloody Mary, asegurando que este cóctel había
sido inventado especialmente para él por el mítico bartender Fernand Petiot.
Cualquiera
sea su elección, probablemente será más económica que dormir en alguna de sus
costosas habitaciones, pero, además, si se trata de encontrar el testigo más
fiel de la entrañable relación entre el escritor y el Hotel Ritz, el bar es el
mejor lugar.