martes, 20 de enero de 2009

LOS APUNTES GASTRONÓMICOS DE LOBBY




LAS CARNES DE MORANDÉ
Comme ci, comme ça

Un inmenso comedor donde predomina la madera me recibe un día de la semana pasada. De partida y la primera impresión es que está impecable. Abierto hace un año y medio aproximadamente, gusta de inmediato. Da la sensación de ingresar a esos clubes de antaño donde mozos con chaqueta “concho de vino” y corbata negra corren para atender a los comensales que repletan este atractivo lugar. Un pisco sour de buena factura acompañado de unas sabrosas empanadas de pino fritas que llegan “para picotear algo” antes del almuerzo. Y como debe ser en estos locales, pan amasado y pebre.

Las Carnes de Morandé es una parrilla que no vende parrilladas. Sus especialidades se basan en carnes a la parrilla, pescados, mariscos y pastas fundamentalmente. Es una carta larga que al leerla apetece y estimula. Nuestra mesa, de seis comensales, se llenó con cebiches, carpaccios, provoletas, ostiones a la parmesana y camarones apanados. Gustoso y vistoso hasta el momento de aderezar algunos platos. El aceite de oliva con que aliñamos el carpaccio y el cebiche tenía el mismo sabor del aceite de las máquinas Singer. Incomibles dos de las seis entradas. Las restantes, sabrosas y tan abundantes que no fue necesario corregir el error del aceite.

Luego llegó el turno de los fondos, y obviamente el de las carnes. Lomos lisos y veteados para casi todos. Diferentes grados de cocción de acuerdo a los comensales. A la inglesa para uno, medium para otros y tres cuartos para los que no les gusta ver correr sangre. Grandes trozos llegaron a la mesa y todos con el mismo punto. Oscura y firme. O sea, mucha parrilla. Uno de los contertulios cambió su pedido. Llegó similar. “Tenemos un problema en la parrilla” nos comentaron. Pero el problema es del parrillero. Nunca del comensal.

La vida esta llena de detalles dicen y son efectivamente éstos los que atentan contra la calidad de este céntrico restaurante. Una gran casona de inicios del siglo pasado y que ha sido magistralmente remodelada (y aun en proceso) por Fernando Kiblisky Budnik y que recibe diariamente a cientos de carnívoros, muchos de ellos famosos políticos y varios lideres de la farándula nacional. Es cierto que son detalles los del aceite y de la parrilla, pero también es cierto que si nadie les advierte estos “gafes”, capaz que continúen igual hasta el fin de los siglos.

Tiene todo para convertirse en uno de los grandes referentes del centro de Santiago. Grande y muy bien atendido. Sectores separados para fumadores y los que no lo son; buena mantelería y vajilla; ambiente distendido y las mesas, suficientemente separadas, crean un ambiente confianza entre los clientes. La materia prima (ojo con las papas fritas) es tan importante como la infraestructura Y ese debe ser el “norte” que deben abordar en esta ya pequeña cadena de restaurantes.

Si preguntan por mi experiencia, existe un antiguo gesto que se hace con la mano mostrando alternativamente el dorso y la palma a la vez que se expresa “comme ci, comme ça”. (Juantonio Eymin)

Las Carnes de Morandé: Morandé 538, Santiago Centro, fono 699 3783