miércoles, 10 de junio de 2009

LAS CRÓNICAS DE LOBBY



DIVERTIMENTO
Un comedor italo-chileno que entretiene

El parlamento chico lo llaman. Otros van más lejos. Cuentan que muchos acuerdos de Palacio (léase La Moneda), se discuten allí. Pero a pocos les preocupa. Los que llegan al Divertimento no van a mirar parlamentarios ni a personeros de gobierno. Van a comer y a disfrutar. Poco les interesa inmiscuirse en los vericuetos de la política. Acá manda Flaminia Sacco y su gente. Y Flaminia, con una fuerte personalidad, entrega a sus permanentes clientes una carta concisa, con platos chilenos e italianos, que conquistan a moros y cristianos. (O a derechas e izquierdas).

Allá llegué una noche de la semana pasada. La idea era conocer las armonías de la carta junto a los vinos Santa Ema. Ese que tanto gusta a las mujeres por sus aromas y sabores a toffee y a chocolate. Sin embargo los nuevos vinos de esta bodega son diferentes. Pero para ello debería conocer la nueva oferta, de vinos y comida, que nos ofrecían nuestros anfitriones.

Platos criollos chilenos y pastas italianas se mezclan en una cena informal, de esas que nos tiene acostumbrados Bruno Sacco, el propietario del lugar. Para beber, la gama superior de los vinos Santa Ema en sus líneas Reserva y Amplus. De Italia, unos maravillosos Maccheroni con salsa de queso gorgonzola de excelente factura. Para beber, un merlot reserva de Santa Ema que daban ganas de mascarlo. Para los no acostumbrados aun a los nuevos sabores en los vinos nuevos, este Reserva es ideal para acompañar pastas y carnes. De Chile, un excelente asado de tira, cocido a fuego lento y acompañado de una magistral pastelera gratinada. Para beber: otro Reserva, ahora Cabernet Sauvignon.

Dos ejemplos y dos verdades. La cocina de Flaminia es vasta y sabrosa. Amplia como su voz y delicada como su figura. Sorprende tanto con una reineta a la plancha con miel de papayas y de palma como con un milcao frito con boquerones también elaborados con reineta. O un cordero con alcachofas a la cacerola servido con papas doradas. Sus platos juegan con la línea Amplus y resaltan los sabores: chardonnay, carménère y el poco conocido carignan se mostraron en su más amplio esplendor.

No se cuál de los dos rincones (el italiano o el chileno) me gusta más. Los dos tienen un sabor especial y me gustan a rabiar. Cuentan que el mejor pollo al coñac se encuentra en este lugar, y por otra parte sus pastas hechas en casa son una delicia para el paladar. Otra de sus gracias es que está abierto en horario de almuerzo y cena todos los días del año, cerrando solo para Navidad y Año Nuevo. En fin, puras garantías. Merece de sobra estar entre los grandes del circuito gastronómico santiaguino pero prefieren el anonimato y no estar tan seguido en la prensa. Tampoco la necesitan ni esperan reconocimientos. Saben lo que hacen y que son buenos. El resto… paja molida. (Juantonio Eymin)

Divertimento: Av. Pedro de Valdivia Norte esq. Av El Cerro. Providencia, fono 333 1961