NO ME PIERDO LA GALA DEL RITZ CARLTON
A mi jefe no le alcanzó el billete para comprar más entradas y sólo tuvo acceso a dos cupos. Todo iba de maravillas (para él) hasta que su mujer decidió partir a Chanco a ver familiares terremoteados. Manito de guagua quiso devolver las entradas y la tapa se sintió en todo Santiago. Me llamó y con la condición que entrevistara a Gastón Acurio e hiciera una buena nota para Lobby, me entregó las envidiadas entradas para la cena que el Ritz Carlton realizará el próximo jueves 8 de abril (en una semana más). Mathy no podía creerlo y se puso nerviosa.
-¿Qué me voy a poner? No tengo nada apropiado…
Bueno. Típico de ellas, ya tengan 18 o 65 años. Nunca tienen nada que ponerse. ¡Maldita la hora que aceptantes las entradas! Susurró. Yo, a sabiendas que era un berrinche más, le propuse que se consiguiera algo con la Mary Rose McGill, y por teléfono recibí una andanada de chuchadas de esas que no puedo repetir.
Al día siguiente ya estaba más tranquila y deseosa de ir a la Gala. Su fin no eran ni los chefs ni la comida. Eran sus amigas y enemigas de la socialité que asistirían al evento. ¡Solo me faltan los zapatos y la cartera!, me confidenció. Yo, más preparado para cenar como los dioses, lo único que quería era que llegara el día del evento.
Pero aun faltaba una semana. A decir verdad ocho días, y entre pitos y flautas me dediqué a enterarme de las visitas. Los chefs locales los conozco bastante: Palomo y sus abracadabras gastronómicos; Mazzarelli con sus siempre entretenidas cocciones de largo aliento y Olivera y sus inventos criollos. De los del exterior, los peruanos en este caso, sólo tenía referencias de Acurio, ya que este es un chef de fama mundial. De Shiaffino nada, y descubrí que es un chef que gusta de lo amazónico. En su última presentación en Madrid Fusión destacó por presentar platos nunca antes vistos: Blinis de pan de árbol con cuajada de nuez del Brasil y caviar de carachama, atún brulée con jugo de cocona, costillas de gamitana envueltas en hojas de Bijao con ensalada de chonta, tiradito de atún con leche de tigre de cocona, sacha culantro y ají dulce. Así como también caracoles de río con chorizo amazónico, achiote y sacha orégano. ¿Le dice algo esto? No se preocupe, a mí tampoco, pero en nuestra gala del día 8 nos entregará algo de su curriculum gastronómico. Entrete, ¿no?
Hajime Kasuga es un maestro. Hace tres años abrió su propio ambugú casi en silencio y sin aspavientos. Cuentan que allí los comensales no meten bulla, susurran, y los mozos se desplazan con delicadeza. Hay una barra con vitrinas refrigeradas, tras la cual los sushi-man extraen los trozos de pescado para preparar sushis (makis y nigiris), sashimis y temakis a vista del cliente. Sus pescados favoritos son el atún, salmón, lenguado, chita, róbalo, fortuno, cabrilla, ojo de uva, bonito y en la gala nos entregará un trío de cebiches nikkei, algo que me tiene descontroladas desde ya las papilas.
Héctor Solís, el cuarto invitado, podría ser el primero. Economista de profesión y gastrónomo de afición, es propietario del un comedero llamado Fiesta (y tiene bastantes ganas de poner una sucursal en nuestro país). Su comida esta relacionada con el norte peruano aunque goza preparando platillos originarios de todo el Perú como chupe de camarones, camarones a la piedra, sancochado, tacu-tacu relleno con langostinos, ají de gallina y picante tacneño. Acá, en su primera incursión, nos deleitará con un Arroz mojadito perfumado en ají mochero con mero y langostinos salteados al pisco acholado
- ¿Exe?
- ¿Si, preciosa?
- ¿Hasta cuando cuentas cosas que a nadie le interesa?
Me bajó la ira ya que para mi los pecados de la gula son de los más deliciosos que a estas alturas de la vida me puedo dar el lujo de gozar. Juro que mañana si me voy a confesar, el cura pasaría hambre. O se tentaría y me solicitaría una entradita a la Gala del Ritz como forma de pagar mis pecados.
- Exe… Mira… me compré estos zapatos verdes y una cartera ad hoc para ese día. ¿Qué te parece?
- Guachita… ¿No te das cuenta que esta es una cena a beneficio y no un desfile de modas?
- Eso te lo creo, gordito, pero uno tiene que verse digna en todo momento. Además estaban en liquidación y me servirán para otras ocasiones. ¿Rifarán noches en el hotel?... Me tincaría mucho quedarnos allá.
Definitivamente Mathy anda en otra. Yo preocupado de la gastronomía y ella de qué dirán. Sin embargo ambos asistiremos. Una mano lava la otra y las dos la cara, dicen por ahí. No es una ganga pero muchos pueden enfrentar el gasto sin problemas y además conocer lo mejor de la gastronomía latinoamericana. Y aunque no lo crean, esta cena pasara a los anales de lo mejor que se ha realizado en años en nuestro país.
Supe que aún hay cupos disponibles. Será una ocasión irrepetible.
¿Nos vemos allá?
Exequiel Quintanilla
Por un Chile de Pié: Hotel Ritz Carlton Santiago, El Alcalde 15, Las Condes, jueves 8 de abril, 20 horas, fono 473 7556
A mi jefe no le alcanzó el billete para comprar más entradas y sólo tuvo acceso a dos cupos. Todo iba de maravillas (para él) hasta que su mujer decidió partir a Chanco a ver familiares terremoteados. Manito de guagua quiso devolver las entradas y la tapa se sintió en todo Santiago. Me llamó y con la condición que entrevistara a Gastón Acurio e hiciera una buena nota para Lobby, me entregó las envidiadas entradas para la cena que el Ritz Carlton realizará el próximo jueves 8 de abril (en una semana más). Mathy no podía creerlo y se puso nerviosa.
-¿Qué me voy a poner? No tengo nada apropiado…
Bueno. Típico de ellas, ya tengan 18 o 65 años. Nunca tienen nada que ponerse. ¡Maldita la hora que aceptantes las entradas! Susurró. Yo, a sabiendas que era un berrinche más, le propuse que se consiguiera algo con la Mary Rose McGill, y por teléfono recibí una andanada de chuchadas de esas que no puedo repetir.
Al día siguiente ya estaba más tranquila y deseosa de ir a la Gala. Su fin no eran ni los chefs ni la comida. Eran sus amigas y enemigas de la socialité que asistirían al evento. ¡Solo me faltan los zapatos y la cartera!, me confidenció. Yo, más preparado para cenar como los dioses, lo único que quería era que llegara el día del evento.
Pero aun faltaba una semana. A decir verdad ocho días, y entre pitos y flautas me dediqué a enterarme de las visitas. Los chefs locales los conozco bastante: Palomo y sus abracadabras gastronómicos; Mazzarelli con sus siempre entretenidas cocciones de largo aliento y Olivera y sus inventos criollos. De los del exterior, los peruanos en este caso, sólo tenía referencias de Acurio, ya que este es un chef de fama mundial. De Shiaffino nada, y descubrí que es un chef que gusta de lo amazónico. En su última presentación en Madrid Fusión destacó por presentar platos nunca antes vistos: Blinis de pan de árbol con cuajada de nuez del Brasil y caviar de carachama, atún brulée con jugo de cocona, costillas de gamitana envueltas en hojas de Bijao con ensalada de chonta, tiradito de atún con leche de tigre de cocona, sacha culantro y ají dulce. Así como también caracoles de río con chorizo amazónico, achiote y sacha orégano. ¿Le dice algo esto? No se preocupe, a mí tampoco, pero en nuestra gala del día 8 nos entregará algo de su curriculum gastronómico. Entrete, ¿no?
Hajime Kasuga es un maestro. Hace tres años abrió su propio ambugú casi en silencio y sin aspavientos. Cuentan que allí los comensales no meten bulla, susurran, y los mozos se desplazan con delicadeza. Hay una barra con vitrinas refrigeradas, tras la cual los sushi-man extraen los trozos de pescado para preparar sushis (makis y nigiris), sashimis y temakis a vista del cliente. Sus pescados favoritos son el atún, salmón, lenguado, chita, róbalo, fortuno, cabrilla, ojo de uva, bonito y en la gala nos entregará un trío de cebiches nikkei, algo que me tiene descontroladas desde ya las papilas.
Héctor Solís, el cuarto invitado, podría ser el primero. Economista de profesión y gastrónomo de afición, es propietario del un comedero llamado Fiesta (y tiene bastantes ganas de poner una sucursal en nuestro país). Su comida esta relacionada con el norte peruano aunque goza preparando platillos originarios de todo el Perú como chupe de camarones, camarones a la piedra, sancochado, tacu-tacu relleno con langostinos, ají de gallina y picante tacneño. Acá, en su primera incursión, nos deleitará con un Arroz mojadito perfumado en ají mochero con mero y langostinos salteados al pisco acholado
- ¿Exe?
- ¿Si, preciosa?
- ¿Hasta cuando cuentas cosas que a nadie le interesa?
Me bajó la ira ya que para mi los pecados de la gula son de los más deliciosos que a estas alturas de la vida me puedo dar el lujo de gozar. Juro que mañana si me voy a confesar, el cura pasaría hambre. O se tentaría y me solicitaría una entradita a la Gala del Ritz como forma de pagar mis pecados.
- Exe… Mira… me compré estos zapatos verdes y una cartera ad hoc para ese día. ¿Qué te parece?
- Guachita… ¿No te das cuenta que esta es una cena a beneficio y no un desfile de modas?
- Eso te lo creo, gordito, pero uno tiene que verse digna en todo momento. Además estaban en liquidación y me servirán para otras ocasiones. ¿Rifarán noches en el hotel?... Me tincaría mucho quedarnos allá.
Definitivamente Mathy anda en otra. Yo preocupado de la gastronomía y ella de qué dirán. Sin embargo ambos asistiremos. Una mano lava la otra y las dos la cara, dicen por ahí. No es una ganga pero muchos pueden enfrentar el gasto sin problemas y además conocer lo mejor de la gastronomía latinoamericana. Y aunque no lo crean, esta cena pasara a los anales de lo mejor que se ha realizado en años en nuestro país.
Supe que aún hay cupos disponibles. Será una ocasión irrepetible.
¿Nos vemos allá?
Exequiel Quintanilla
Por un Chile de Pié: Hotel Ritz Carlton Santiago, El Alcalde 15, Las Condes, jueves 8 de abril, 20 horas, fono 473 7556