miércoles, 21 de septiembre de 2011

LA NOTA DE LA SEMANA

EN LIMA Y EN MISTURA

La semana pasada regresamos de Lima. Una ciudad que cada día nos sorprende más. Una capital con 9 millones de habitantes que no hay que entenderla y sólo es necesario quererla. Una Lima con barrios pobres y ricos (al igual que todo nuestro sub continente), pero orgullosa de una gastronomía que ha traspasado fronteras.

La pregunta que nos hacemos es cuál es la razón de que el Perú este en una posición gastronómica preponderante. Es cierto que tienen una biodiversidad envidiable y que su cocina es sabrosa y multicolor. Es cierto que Gastón Acurio es hoy por hoy uno de los grandes referentes de esta cocina en el mundo, pero también es cierto que nuestra cocina es rica en productos, especias y especies (si no lo cree, lea la edición de septiembre de la revista Wain, se sorprenderá). Y también es cierto que Acurio no sería Acurio sin el aporte de Andrés Belfus, un chileno que creyó en él y que lo lanzó a la fama internacional.

Lo del Perú es un fenómeno avalado por el Estado. Un aporte fundamental para lograr el éxito. Hace treinta años este boom gastronómico no existía y lejos estaban de lograrlo. Hoy la gastronomía peruana es líder en Latinoamérica y se afianza a pasos agigantados en todo el mundo. Alguien, en las esferas de un gobierno pasado (bueno o malo), pensó que la salvación del país podría comenzar en el producto con valor agregado como es la cocina. Y desde ahí ellos mandan.

Mistura es un ejemplo de ello. Medio millón de visitantes en diez días de feria. Todos felices comiendo y también bebiendo, aunque no nos encontramos con ningún “curado” en esos días. Felices probando y degustando su propia gastronomía, esa que los convierte en los líderes del mercado gastronómico latino.

Es difícil ver el sol en Lima en septiembre. Pero el suave clima sirve para recorrer un parque lleno de puestos de comida con lo más granado del país. En fin, realmente da un poco de envidia ver este ejemplo y a la vez un orgullo estar presentes en este gran evento.

Fueron muchas sorpresas y emociones que no se pueden plasmar en un texto. Si no conoce Lima o no ha ido en años, les contamos que esta bonita y ordenada. Que los peruanos comunes y corrientes nos ven como amigos y no como enemigos. Que sigue siendo una ciudad barata y que nunca duerme.

Lima y Mistura. Mistura y Lima. Es posible que la feria sea un pretexto para visitar la ciudad, recorrerla y vivirla. Eso fue lo que hicimos y quedamos encantados con lo acogedora, limpia y grata que está. La prensa amarilla, esa que trata de denostar a los vecinos (desde ambos lados), no sabe que la gastronomía une a los países y que nuestros pueblos tienen algo en común, el placer de la comida.