LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA
PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(11 marzo) MOZART (Luis Pasteur 5852, Vitacura, fono 219 0700): “Mi amigo y yo teníamos hambre, así que pedimos café helado, con crema él, y yo chocolate helado sin crema, que estaba exquisito. Ambos llegaron muy rápido a la mesa, un poco antes que nuestros sándwiches: un barros jarpa en pan de molde blanco en el que la carne nos pareció recocida y la presentación muy simple (considerando que cuesta $5.200); y un alemán, con buen jamón, lechuga, pepinillos y huevo frito en pan de centeno, una mezcla curiosa pero que funcionaba. Y como queríamos algo dulce, qué mejor que pararse a vitrinear: tortas, kúchenes varios, chocolates… No sabíamos qué elegir. Con la ayuda del chef -que siempre está ahí- mi amigo optó por un kuchen de frambuesa que a mí de pinta no me tincó: estaba bonito pero no me pareció rico. Yo recordé los exquisitos florentinos de almendra con chocolate, me tenté y no fui defraudada porque estaba buenísimo. También probamos un triángulo de galleta con una mezcla de nueces encima y chocolate en los bordes que no nos satisfizo: se veía mejor de lo que era. A pesar de estas desilusiones, y de sus precios elevados, destaco el buen servicio del Mozart y lo agradable de su ambiente”
CÉSAR FREDES (La Nación.cl)
(9 marzo) ÓPERA (Merced esquina José Miguel de la Barra, fono 664 3048): “La consistencia, la calidad sostenida todo el tiempo es otro gran mérito del Opera: su gallinita trufada está allí desde el primer día, cuando la hizo el chef Franck Dieudonnée. Y aunque Franck se ausentó un tiempo, Matieu Michel, otro gran chef belga la hizo con idéntica calidad.” “En cocina todo es difícil y todo es fácil para el que sabe. La gallina trufada es un clásico mundial, pero simple en sus sabores y en su presentación.” “La gallina del Opera, la de Juan Carlos Sahli es una delicia tierna, delicada y sabrosa y va acompañada de un risotto al vino Chardonnay. Antes, se sirve el consommé de su cocción, también con trufa negra picada.” “Es un clásico. No es barata, no puede serlo, porque es un lujo, pero la gallinita alcanza para dos.”
CÉSAR FREDES (La Nacion.cl)
(7 marzo) EL LAGAR DE DON QUIJOTE (Morandé esquina Catedral): “El Lagar de don Quijote navega fluidamente con un repertorio de menús y platos tradicionales de la cocina chilena de más que aceptable calidad, abundante contenido y precio económico.
Tiene un menú de $2.500 en el que un abundante y recién horneado budín de zapallitos italianos es el plato principal. Pero como “extras” o platos de la carta, el repertorio es más o menos amplio, equilibrado y también económico.” “Atiende una señora de edad media, resignadamente atenta y muy funcional. Optamos por arrollado de chancho, uno con puré de palta y otro con papas “mayo”, como entrada. Lo que llega son tres rotundas tajadas, demasiado abundantes, de un arrollado carnoso y en general correcto. Sin gloria, pero correcto y muy abundante.” “Todo lo mencionado, arrollados, empanada y tortilla española, más el vino, costó $13.300. Era como para haber ido con más apetito, pero queda la enseñanza: en esos viejos bares y restaurantes de cocina verdadera, siempre se puede comer bien y por poco dinero.”
DANIEL GREVE (Qué Pasa)
(9 marzo) THE DINING ROOM (Hotel The Aubrey. Constitución 317, fono 940 2800): “…excelentes los Dim Sum de centolla ($ 8.600), suaves, hechos al vapor, de generoso relleno y servidos sobre una cama de espinacas con pesto y una fresca espuma cremosa de finas hierbas, con ligeros tonos cítricos que hacen un justo contrapunto. Muy bueno también el Risotto & Camarones ($ 8.900), con camarones de calibre medio salteados, dos grandes y sabrosos langostinos enteros, buen punto de arroz y hongos shiitake -que no son tales-. Flojos los postres y muy malo el café, subextraído y desabrido. El upgrade, aun así, es evidente. Sólo algunas cosas descolocan: al hacer la reserva, advierten que la cocina cierra a las 22.30 -algo prematuro-. Y que el agua mineral llegue servida desde adentro, porque "usamos botellas de litro y medio", es algo que definitivamente no está a la altura del proyecto.
PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(11 marzo) MOZART (Luis Pasteur 5852, Vitacura, fono 219 0700): “Mi amigo y yo teníamos hambre, así que pedimos café helado, con crema él, y yo chocolate helado sin crema, que estaba exquisito. Ambos llegaron muy rápido a la mesa, un poco antes que nuestros sándwiches: un barros jarpa en pan de molde blanco en el que la carne nos pareció recocida y la presentación muy simple (considerando que cuesta $5.200); y un alemán, con buen jamón, lechuga, pepinillos y huevo frito en pan de centeno, una mezcla curiosa pero que funcionaba. Y como queríamos algo dulce, qué mejor que pararse a vitrinear: tortas, kúchenes varios, chocolates… No sabíamos qué elegir. Con la ayuda del chef -que siempre está ahí- mi amigo optó por un kuchen de frambuesa que a mí de pinta no me tincó: estaba bonito pero no me pareció rico. Yo recordé los exquisitos florentinos de almendra con chocolate, me tenté y no fui defraudada porque estaba buenísimo. También probamos un triángulo de galleta con una mezcla de nueces encima y chocolate en los bordes que no nos satisfizo: se veía mejor de lo que era. A pesar de estas desilusiones, y de sus precios elevados, destaco el buen servicio del Mozart y lo agradable de su ambiente”
CÉSAR FREDES (La Nación.cl)
(9 marzo) ÓPERA (Merced esquina José Miguel de la Barra, fono 664 3048): “La consistencia, la calidad sostenida todo el tiempo es otro gran mérito del Opera: su gallinita trufada está allí desde el primer día, cuando la hizo el chef Franck Dieudonnée. Y aunque Franck se ausentó un tiempo, Matieu Michel, otro gran chef belga la hizo con idéntica calidad.” “En cocina todo es difícil y todo es fácil para el que sabe. La gallina trufada es un clásico mundial, pero simple en sus sabores y en su presentación.” “La gallina del Opera, la de Juan Carlos Sahli es una delicia tierna, delicada y sabrosa y va acompañada de un risotto al vino Chardonnay. Antes, se sirve el consommé de su cocción, también con trufa negra picada.” “Es un clásico. No es barata, no puede serlo, porque es un lujo, pero la gallinita alcanza para dos.”
CÉSAR FREDES (La Nacion.cl)
(7 marzo) EL LAGAR DE DON QUIJOTE (Morandé esquina Catedral): “El Lagar de don Quijote navega fluidamente con un repertorio de menús y platos tradicionales de la cocina chilena de más que aceptable calidad, abundante contenido y precio económico.
Tiene un menú de $2.500 en el que un abundante y recién horneado budín de zapallitos italianos es el plato principal. Pero como “extras” o platos de la carta, el repertorio es más o menos amplio, equilibrado y también económico.” “Atiende una señora de edad media, resignadamente atenta y muy funcional. Optamos por arrollado de chancho, uno con puré de palta y otro con papas “mayo”, como entrada. Lo que llega son tres rotundas tajadas, demasiado abundantes, de un arrollado carnoso y en general correcto. Sin gloria, pero correcto y muy abundante.” “Todo lo mencionado, arrollados, empanada y tortilla española, más el vino, costó $13.300. Era como para haber ido con más apetito, pero queda la enseñanza: en esos viejos bares y restaurantes de cocina verdadera, siempre se puede comer bien y por poco dinero.”
DANIEL GREVE (Qué Pasa)
(9 marzo) THE DINING ROOM (Hotel The Aubrey. Constitución 317, fono 940 2800): “…excelentes los Dim Sum de centolla ($ 8.600), suaves, hechos al vapor, de generoso relleno y servidos sobre una cama de espinacas con pesto y una fresca espuma cremosa de finas hierbas, con ligeros tonos cítricos que hacen un justo contrapunto. Muy bueno también el Risotto & Camarones ($ 8.900), con camarones de calibre medio salteados, dos grandes y sabrosos langostinos enteros, buen punto de arroz y hongos shiitake -que no son tales-. Flojos los postres y muy malo el café, subextraído y desabrido. El upgrade, aun así, es evidente. Sólo algunas cosas descolocan: al hacer la reserva, advierten que la cocina cierra a las 22.30 -algo prematuro-. Y que el agua mineral llegue servida desde adentro, porque "usamos botellas de litro y medio", es algo que definitivamente no está a la altura del proyecto.