miércoles, 11 de abril de 2012

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR



CARRER NOU
De plato en plato, de copa en copa.

Una pesa antigua con su poruña llena de maní con cáscara es parte de la singular bienvenida que nos brinda este restaurante de barrio. Y lo llamo de barrio ya que no está en ningún circuito gastronómico y si bien es facilísimo llegar, para muchos el lugar esta a trasmano de sus lugares predilectos. Por ello, el doble de difícil para sus nuevos propietarios ya que deben luchar contra este importante inconveniente.

¿Como definirlo? Sus propietarios lo hacen: “Nuestra cocina quiere ser un homenaje a los entrañables pueblos del Mediterráneo, a la sencillez de su gente y a la magia de sus preparaciones, donde cada ingrediente tiene la presencia justa, pues aquí no hay disfraz ni antifaz.” Y tienen razón ya que sus preparaciones son sencillas pero tremendamente sabrosas y con un toque de originalidad para una cocina con reminiscencias catalanas.

Sencillos rollitos de crêpe (o masa de panqueque) rellenos con tártaro de vacuno (4.800) fue parte de la carta de presentación. A su lado, pimientos del piquillo rellenos de sobrasada y miel y gratinados con roquefort (4.900). Para beber, y luego del espumante inicial, copas de Parcela 7 de Von Siebenthal. (Mala idea de la bodega de ponerle corcho plástico a este vino. Pierde gran parte de su encanto. $13.900).

Maravillosos los ñoquis, acompañados de salsa de tomates natural y albahaca (5.200), plato que merece todo mi reconocimiento (y otra visita), y para finalizar, un garrón de cordero (desmenuzado) y acompañado de puré (6.900).

El lugar es sencillo y acogedor. No peca de esnobismo ya que lo que intentan sus propietarios es que este sea un lugar para conversar, de largas tertulias con una cocina que merece la atención. La perdición de las féminas está en los postres, de los cuales destacan sus delicados cheesecakes (el de roquefort con nueces, para nosotros, eso si).

Buena mano en la cocina, un servicio acorde al lugar y una cuenta nunca abultada es un buen resumen del Carrer Nou. Un lugar que sus propietarios definen como “un pequeño rincón de libertad donde queremos que la amistad vaya de plato en plato y de copa en copa.”

Un buen descubrimiento. (Juantonio Eymin)

Carrer Nou: Av. Miguel Claro 1802, Providencia, fono 727 1161