martes, 7 de octubre de 2014

TURISMO GASTRONÓMICO

ANTUMALAL
Un hotel con cuento

En 1938 llega a Chile una joven pareja checa formada por Guillermo y Catalina Pollak. De inmediato se enamoraron de Pucón. Partieron su aventura dirigiendo el pequeño Hotel Playa y tomaron la concesión del refugio del Volcán Villarrica. Lamentablemente sus esfuerzos para establecerse fueron impedidos cuando se quemó el hotel y la erupción del Villarrica destruyó el refugio. Habiendo ya comprado el terreno donde iba a nacer el Antumalal, recomenzaron con un salón de té a orillas del lago, lugar donde las tradiciones culinarias de su lejana Praga, encantaron a su creciente clientela. Un día llegó hasta el salón de té el ex Presidente de la República, Gabriel González Videla. Don Guillermo, quien soñaba en construir un hotel, se acercó al Presidente con una petición en orden de facilitar un préstamo con el que se inicia la construcción del Hotel Antumalal. Fue accedido por Videla. Así nació el Hotel Antumalal.

46 años han pasado desde que la Reina Isabel II alojó en el Antumalal. Algo novedoso en esos tiempos ya que nuestras fronteras y la lejanía de las capitales mundiales era un obstáculo casi infranqueable. La gracia de esta aventura que llevo a la Reina y su Príncipe al sur de Chile, está en que desde esos años el hotel y sus cinco hectáreas de terreno siguen siendo testigos de una época y ha sido uno de los pocos –si no el único- que ha mantenido su diseño, estilo Bauhaus, y toda la tradición lo los primeros colonizadores del sur chileno.

El comedor, con una vista panorámica al lago Villarrica, recibe a sus pasajeros y turistas que llegan a la zona con la finalidad de degustar las especialidades preparadas por la chef María Ignacia Jara, quien descubrió en San Pedro de Atacama que podría ser buena cocinera. Cinco años de costoso aprendizaje en el norte de Chile que cautivaron y lograron convencer a los propietarios del hotel Antumalal que podrían modernizar el estilo clásico que mantuvo este lugar durante décadas. En la actualidad y en este comedor sureño, Maya -como todos la conocen- propone una gastronomía cálida y que provoca sentimientos, aprovechando el producto local como cordero, trucha o pato, en base a recetas donde las salsas son un tremendo aporte, ya que una de sus fortalezas es la preparación de las carnes silvestres. Una promesa, considerando que la mayoría de sus clientes son exigentes y el lugar debe competir con bastantes alternativas gastronómicas que ofrece la zona.

Con huerta propia, coloridas verduras y frutas llegan a la mesa, adornando los albos manteles como si una pintura se tratara. La quínoa -tan de moda entre los turistas extranjeros que llegan al Antumalal- es una de las guarniciones más solicitadas, acompañándola con habas cuando se trata de una Trucha a la mantequilla y limón; o con aceitunas, para acompañar un garrón de cordero magallánico.

Las pastas -elaboradas en casa- hacen un aporte interesante a la carta de especialidades. Pappardelle con cordero, Ravioles rellenos de jaiba e incluso una apetitosa lasaña de verduras (que logré rescatar ya que era el plato de fondo de la cena de los empleados del hotel), hacen posible una buena cantidad de variantes a los pasajeros de este clásico establecimiento.

Como buen ejemplo de la inmigración europea, los postres son de gran factura: desde el clásico murtilla-membrillo (el postre oficial de la zona sur) hasta una Tarte tatin de peras (la original) con helados elaborados en casa, hacen del dulce final de cada comida algo enviciante.

La carta de vinos es acotada, aun así hay variedad y buen servicio. Los precios normales de su carta de platos y vinos, contrasta con los valores del bar, donde los cócteles son francamente caros, alejando las posibilidades de beber un buen trago antes o después de cada comida. En resumen: buen lugar donde llegar, comer y aprovechar las instalaciones anexas, como sus cómodas habitaciones, un gran Spa, piscinas, sauna, jardines, chimeneas… y un silencio que se convierte en cómplice de la salud mental. (Juantonio Eymin)

Hotel & Restaurante Antumalal, Km. 2 Camino Pucón – Villarrica, fonos: 45244 1011 / 45244 1012