martes, 22 de septiembre de 2015

LA NOTA DE LA SEMANA


FOOD TRUCKS
¿Nicho de mercado?

Ante el inmenso potencial comercial, muchos empresarios gastronómicos han querido instalar el negocio de los food trucks en Chile, pero han sido frenados por un vacío normativo.

 Corría el año 1872 cuando a Walter Scott se le ocurrió que podía vender pasteles y sándwiches por las calles de Providence (Rhode Island) en un carro de caballos. “Era una buena idea, ya que en el siglo XIX los restaurantes de Estados Unidos cerraban a las 20:00 y, además, Walter podía ir donde estuvieran sus clientes”, opina Richard J. S. Gutman, uno de los mayores expertos en food trucks del mundo.

Poco a poco el carro fue desplazado por un camión, la idea se extendió a otras ciudades y la oferta gastronómica se sofisticó hasta que, en 2008, Kogi’s Roy Choi conquista Los Ángeles con sus tacos de barbacoa asiática, hito que marca el nacimiento de los food trucks actuales.

En Estados Unidos los Food Trucks, vehículos adaptados como restoranes móviles que van en búsqueda de los consumidores, ya son parte de la cultura y cada estado tiene sus propias leyes que regulan su funcionamiento.

Si bien los carritos comunes ofrecían algodón de azúcar o palomitas, los Food Trucks entregan variedades de comida que van desde platos rápidos hasta los más gourmet, poseen cocinas industriales de alta tecnología y no tienen una ubicación específica, sino que se trasladan por distintos lugares.

En países como Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica y Canadá, las leyes fueron modificadas para este modelo de negocio, no obstante, en Chile y otros países latinoamericanos como México, Colombia y Argentina, esto aún no sucede, a pesar que según un estudio realizado en 2012 por la empresa publicitaria McCann, la comida de la calle genera US$127.000 millones al año en la región.

En Chile, la única normativa sobre elaboración y expendio de alimentos en carros en la vía pública, es el Decreto N° 977 de 1996, denominado Reglamento Sanitario de Alimentos. El decreto sólo autoriza la venta de alimentos y bebidas envasadas, excepto en casos en que pueden ser procesados, elaborados y vendidos  en carros, como la fruta confitada, palomitas de maíz, algodón de azúcar, masas fritas sin relleno (sopaipillas), vegetales procesados, empanadas de queso, té y café, sándwich fríos y calientes en base de cecinas cocidas y mote con huesillo; por lo que no existe autorización para platos más elaborados y tampoco para desplazarse como lo requieren los Food Trucks.

Una muestra de lo que está ocurriendo por causa de este vacío legal, es la Feria Perú Gourmet de 2013, en la que los dueños del restaurante Cevichela buscaban extender su negocio con un Food Truck de US$ 15.000 para recorrer las playas de Chile ofreciendo sus productos, tuvieron dificultades para solicitar los permisos municipales.

Uno de los socios de este restaurante, Jorge Rodríguez, señaló “Cada municipalidad tiene su propia forma de ver esto y no hay reglas claras que les den a los emprendedores la seguridad de que puedan realizar este negocio. Ojalá se norme luego porque las municipalidades no tienen herramientas jurídicas para darle la autorización de operar”.

De la misma forma, Eat Truck, tras invertir US$30.000 en su Food Truck traído desde Miami, tuvo que cambiar su modelo de negocio al marketing móvil, donde le hace publicidad a una marca mientras promocionan comida envasada con una certificación antigua.

Por su parte, Agustín Ruiz-Tagle uno de sus dueños, comentó “La normativa es muy antigua, que no considera los avances tecnológicos actuales. El carro que importamos tiene una moderna cocina de 15m2. full equipada, pero aun así no puede funcionar como fue pensado inicialmente”.

Mientras, Juan Pablo Swett, presidente del directorio de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech), dice que “con la legislación actual estamos muy lejos de poder tener estos carros tan famosos en Nueva York. Acá hay un nicho de mercado muy grande para el país que no se está pudiendo llevar a cabo por las muchas dificultades para salir adelante”. También agrega, que están estudiando tomar estos casos en la Asociación de Municipalidades y las Seremis correspondientes, para adaptar la norma y de esta manera, facilitar la obtención de los permisos.

No es fácil el tema. Para los que ya tienen uno de estos camiones o furgones, los resultados no han sido positivos. El camión es, a ciencia cierta, un activo inmovilizado que necesita moverse y vender, algo que sólo están consiguiendo en un par de comunas y sólo los fines de semana. Mientras no cambien nuestras leyes, las cosas seguirán igual. Y ya sabemos cuánto se demora la democracia nacional. (JAE)