PF CHANG’S
Comida oriental en
formato norteamericano
Operado
por la franquiciadora mexicana Alsea que administra las licencias para Burger
King y Starbucks en Chile, hace unas semanas abrió sus puertas el segundo P.F.
Chang’s en Santiago, sumando así 277 locales en todo el mundo. Con una
decoración similar a los grandes restaurantes que pueden verse tanto en México
como en Estados Unidos, el nuevo local, emplazado en plena Isidora Goyenechea,
mezcla una novedosa carta que ha hecho famosa a esta cadena entre muchos
comensales, ya que fusiona de forma entretenida y lúdica parte de la comida
cantonesa con los toques habituales de la cocina norteamericana. El nuevo
comedor es amplio y moderno, con dos pisos y una capacidad para 240 clientes.
Debido a la alta demanda del sector, cuenta con un menú ejecutivo (8.990 de
lunes a viernes) y además con una extensa carta de combinaciones asiáticas.
Su carta es variada y contundente. Tiene incluso una sección especial de platos sin gluten que despertó mi curiosidad ya que es tremendamente complicado el tema de cocinar sin gluten en una cocina normal. Pero si lo ofrecen con todas sus reglas, es para felicitarlos.
Como
todos los locales que ofrecen comida china en su versión cantonesa (y algunos
platos de origen oriental), la gran mayoría de ellos son para compartir, algo
que se agradece en tiempos difíciles. El día de mi visita probé el Chang’s
letucce chicken wraps ($7.700), la entrada más vendida a nivel mundial, con
pollo e ingredientes al wok, acompañados de lechuga para envolver la
preparación. Fresco, sabroso y bastante chino-gringo. También las Handmade
dumplings ($5.300), unas gyosas de cerdo (o camarón) con el picor necesario,
cocinadas al vapor y doradas.
Compartimos,
luego, el Mongolian beef ($10.000), una clásica preparación, pero con una
ternura de la carne magistral, preparada con palanca nacional. Y, para
terminar, Chang’s spicy chicken ($9.800), combinación de pollo picante y
agridulce, que conocen muy bien en el local. Las salsas –casi todas agridulces
y similares- están espesadas con almidón, cosa que no molesta en un principio
pero que a la larga –y en diferentes preparaciones- llega a hostigar al
consumidor. Con un aplicado servicio, propio de cadenas norteamericanas donde
el manual de operaciones es la Biblia de los empleados, copian incluso el
servicio de aperitivos (o cócteles) a una versión bastante gringa donde los
colores, bastones, paragüitas, pajitas y mucho hielo, no convencen al
consumidor nacional acostumbrado a la sencillez del trago y a un mayor grado
alcohólico.
En
vinos, a pesar de tener una carta bastante decente, en el momento de mi visita
sólo había blanco y tinto, posiblemente una botella de cada una la que
desapareció en poco rato. Posiblemente y al igual que otras cadenas
norteamericanas asentadas en Chile, prefieren orientar las ventas de líquidos a
jugos, limonadas o aguas minerales, donde abunda el hielo picado, económico como
el agua potable y fuente de ganancias en una economía de escala, como son las
cadenas de restaurantes.
La
franquicia se ha preocupado de arrancar con altos estándares que colocan los
estadounidenses en la etapa de adaptación: esto es flexibilidad, velocidad,
amabilidad y un gran contingente de mozos y asistentes que vuelan para no dejar
al cliente mucho rato mirando al cielo. La limpieza y pulcritud del lugar es
destacable, como también la calidad de la comida, que realmente resulta ser una
experiencia muy entretenida y satisfactoria, aunque tal vez un poco monótona si
se hace habitué del lugar.
Para
terminar, una aclaración: P.F. Chang’s no es en ningún caso un restaurante “de
mantel”. Es uno de las cientos de cadenas que existen en el mundo. Sin importar
lo anterior y viendo lo poco variada oferta de comida china/gringa en Chile, la
llegada de esta cadena le da un toque de innovación y de atrevimiento para los
que aman comer lo que llaman “comida casual” que se acerca muchísimo al
concepto de la comida rápida o fast food. (Juantonio Eymin)
P.F Chang’s / Av. Isidora
Goyenechea 2940, Las Condes / 22307 6635