PAD THAI
Una
puerta de entrada que no dice nada. Un estrecho pasillo que de pronto se
transforma en un amplio salón decorado ad hoc y terraza que incluso cuenta con
una piscina hecha y derecha, es mi primera visión de este restaurante de cocina
tailandesa que abrió sus puertas hace bastante tiempo y que no conocía tan sólo
porque nunca se me había ocurrido traspasar esa angosta puerta y fachada que no
tiene más de dos metros de frente.
Dulce,
picante, agrio, amargo y salado son los sabores principales de la comida thai,
y posiblemente por ello no es una cocina fácil, sin embargo acá, en el Pad
Thai, se las arreglan para ofrecerla incluso sin tener cocineros originarios.
Paraíso de vegetarianos y de una juventud en búsqueda de sabores exóticos y
precios adecuados, sus comedores alojan a muchos adeptos (y adictos) a estos
difíciles sabores.
Atentos
y cordiales en la atención, los líquidos son los primeros en llegar y donde la
cerveza y los “jugos de la casa” llevan la delantera. La cerveza es lo más
adecuado para equilibrar los picores de la carta y los jugos aportan frescura
con una diversidad de sabores. Un celebrado “Cebiche thai” (5.900) inició la
jornada, una adecuada mezcla de camarones (al menos en Chile todo lo thai es
sinónimo de camarones –aunque sean ecuatorianos-), pepino, menta, leche de coco
y especias thai le entregan un sabor de esos que quedan en el recuerdo. También
degustamos las clásicas brochetas de pollo con maní y especias (Saté Gai $
4.200) y unos sabrosos rollitos de masa de arroz con verduras con salsa de ají
dulce (Por Pia Kun $ 4.900).
Un
apartado de la carta nos lleva a los nuevos platos elaborados por el chef
Sebastián Valdivia. Un estupendo Atún fresco sellado a la plancha cubierto de
sésamo blanco y negro, servido sobre verduras salteadas con piña en salsa de
mango, salsa dulce de ají y especias (11.900) que se lleva las palmas por la
calidad de la materia prima y su perfecto sellado. Al costado, un risotto
preparado con leche de coco, champiñones, semillas de cilantro y curry rojo
(12.900), que, sin poder ser considerado como un risotto (por su preparación)
sus estándares de sabor y texturas son favorables. Mal final para el Pad Thai
(7.900) plato que lleva el nombre del restaurante, ya que su calidad no amerita
comentarios favorables. De los postres –americanizados- hay que probar el de té
matcha con helado de frambuesa al agua. ¡Muy bueno!
Raya
para la suma: un buen lugar donde todas las recetas las adecúan a los vegetarianos
(que se multiplican día a día), veganos
(vegetarianos acérrimos) y una gran masa que busca sabores nuevos en lugares
con onda. La carta es grande, variada y ese es un gran capital. Pienso que la
ausencia del chef el día de mi visita le jugó una mala pasada al plato símbolo
del restaurante y volveré al lugar para comprobarlo, ya que vale la pena
repetir una visita a este cómodo ambiente. (Juantonio Eymin)
Pad Thai / Av. Manuel
Montt 231, Providencia / 22264 1957