LA CRÍTICA Y LAS REDES
SOCIALES
¿Se acerca el fin de la crónica
gastronómica?
Si
te hacen una buena crítica, eres un tremendo profesional. Si algo falla y no es
tan buena, ya no te quieren tanto. Si es mala, son capaces de quitarte el
saludo. Eso no sólo es verdad sino que es parte de la idiosincrasia de los
propietarios de restaurantes en nuestro país. Pocos ven la crítica como algo
constructivo, para mejorar. Al contrario, el cronista se transforma en algo así
como un personaje perverso que revisa los platos, manteles y ambiente como el
abogado del diablo.
Los
críticos, cronistas o periodistas que muestran la realidad gastronómica no
somos aves de mal agüero. Es cierto que conocemos más y nos percatamos
–generalmente- de detalles que no encuentra el público en general. Pero siempre
escribimos para nuestros lectores. Sea bueno o malo. Es nuestra misión elevar
el nivel culinario nacional, más aun en tiempo de blogueros, donde una buena
foto de un plato es capaz de confundir al lector ya que gracias a las redes
sociales y los dispositivos móviles, todos -más aun los nativos digitales- pueden
ser críticos gastronómicos. Gracias a los blogs –y tutoriales-, es posible preparar
una receta de alta cocina. Sin embargo, y a pesar que las redes sociales son
una forma “fácil” de llegar al cliente objetivo, la crítica gastronómica seria,
la que ve el negocio a largo plazo y no se confunde con esquizofrenias
gastronómicas al límite o al restaurante o producto de moda o de farándula, es
capaz de procesar mejor la información y por ende, entregar al lector una
visión más objetiva de la gastronomía.
También
es cierto que la crítica gastronómica que aparece en diarios, revistas y
plataformas -como esta revista-, se están quedando atrás en un mundo donde todo
es rápido, urgente, instantáneo y desechable. La generación de los millenials es diferente y el siglo XXI
dejará huellas en la historia de la humanidad. Hay una revolución en proceso y
tendremos que adaptarnos al recambio de mentalidad. Mientras tanto, ambas
posturas –la del lector y la del que mira imágenes- tienen adeptos y mientras
esto suceda, la crítica gastronómica limpia, la que tiene firma y se hace cargo
de lo que opina con argumentos más que con fotos, continuará su recorrido. Algún
día seremos reemplazados por otras tecnologías o aplicaciones. Por el momento
seguiremos buscando aromas, sabores y colores diferentes para complacer a
nuestros lectores. (JAE)