PUNTO OCHO: EL OTRO
CUMBRES
No
es fácil dar en el clavo gastronómico en un barrio como Lastarria, ya que la
concentración de restaurantes debe ser una de las más altas de la capital. Sin
embargo, en el hotel Cumbres Lastarria se han dado maña para conquistar y
acomodar en sus instalaciones a un
variopinto público que pasea, disfruta o trabaja en el sector. A mediodía y
gracias a sus menús ejecutivos, Punto Ocho –su restaurante- recibe a una gran
cantidad de profesionales que trabajan en el barrio, donde a diario encuentran
dos menús diferentes a precios bastante atractivos (11.900 a 18.900). Si a ello
se le suma un buen servicio, linda vista y un comedor más que cómodo, moderno y
tranquilo, es posible entender las razones de su éxito.
La
cocina hotelera, a diferencia de los restaurantes comunes, deben mantener una
serie de platos en sus menús que –obviamente- lo apartan de la especialidad
asumida. Los turistas y pasajeros influyen en que los hoteles tengan sopas el
año corrido y que las pastas se conviertan en uno de los must de estos
establecimientos, aunque sea una complicación más para la creación de los menús
hoteleros. Por ello en Cumbres Lastarria decidieron dejar su restaurante en las
manos de Pablo Olivares, cocinero y luego chef en grandes comedores como el
inolvidable BICE del hotel InterContinental y de los casinos y hoteles Enjoy,
con la finalidad de romper la creencia habitual de que los comedores hoteleros
son aburridos.
A
la hora del ocaso y los fines de semana, la carta deslumbra. Con gran vista al
centro de la capital y una batería de propuestas bien elaboradas y sabrosas, la
semana pasada comencé mi paseo gastronómico con una excelente porción de
Salmón
curado sobre un suave blinis de cilantro y raíz, caviar de mango y frutos secos
(7.600), que me devolvió el alma al cuerpo luego de percatarme que el salmón
era de primera selección y que combinaba a la perfección con los
acompañamientos. Si a ellos le sumamos un Carpaccio botánico de vacuno con
emulsión de limón sutil, alcaparras fritas y lascas de queso pecorino (8.900),
doy fe de que en Punto Ocho se están haciendo las cosas bien, bastante mejor
que antes, a pesar del Pulpo grillado, que resultó blando y desabrido (menos
mal que este recurso entró en veda, ya que hay que dejar descansar los
paladares con tanto pulpo dando vueltas por ahí).
No
debo ser el primero ni el último que guste de las sopas. Un vicio adquirido en
muchos años de oficio y que cada día me siguen asombrando. Acá, una simple
Crema de tomates, con toques de albahaca y bocconcini ahumado (6.500), es la
perdición y un vicio. Se nota acá el placer del chef por la cocina mediterránea
con énfasis en las pastas, ya que las trabaja a la perfección y esmero, como
unos geniales Ravioles rellenos con chupe de centolla en masa de calamares, con
suave salsa de ostiones y cítricos confitados (12.900), que apuntan a
convertirse en uno de los platos más sabrosos de este año (si le bajan un poco
la fuerza de la salsa de ostiones), tanto como los Sorrentinos rellenos con
carne braseada en masa de finas hierbas con salsa de mix de setas (10.900); o
los Papardelles que acompañan un trozo de entraña Angus, con ragú de setas y
suaves aromas a tartufo (13.900).
Congrio,
mero y carnes Angus entre sus especialidades. Lo suficiente para no repetirse
los platos durante un largo tiempo. Los postres, otra adicción: enamórese la
Torta Ópera de frambuesa y avellanas europeas (5.000) que no deja a nadie
indiferente. El lugar, si no lo conoce, es parte de la versión nueva del barrio
Lastarria, donde sus creadores y arquitectos lograron convertir una casa
antigua y con un frente minúsculo, en un hotel de categoría que en la
actualidad supera con creces los índices de ocupación de los hoteles en la
capital.
Santiago
tiene dos hoteles Cumbres. Uno en el barrio alto, donde impera la cocina
chilena de Claudio Úbeda, y el otro en el barrio Lastarria, donde Pablo
Olivares quiere dejar huella. Ambos establecimientos cumplen sus objetivos y
están haciendo historia. Cada uno en lo suyo pero empapados con la filosofía
que lleva adelante esta pequeña cadena hotelera que nació en Puerto Varas y
cuya cocina ha sido premiada desde sus inicios. En la actualidad es muy difícil
ser líder gastronómico en el segmento hotelero ya que la oferta es inmensa. Aun
así, le pongo fichas al Punto Ocho, ya que tiene todo para buscar espacio
dentro del circuito gastronómico capitalino. (Juantonio Eymin)
Punto Ocho / Hotel
Cumbres Lastarria / J.V. Lastarria 299 / 22496 9010