martes, 28 de agosto de 2018

BUENOS PALADARES


CRÓNICAS Y CRÍTICAS                                             
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

WIKÉN 
ESTEBAN CABEZAS
(AGOSTO) CHILI’S (Parque Arauco, Kennedy 5423 / 22307 6660): “La carta del local se decanta -sin ser riguroso tampoco- por lo tex mex, un amplio y fronterizo concepto, tan amplio que cuando se preguntó por tortillas de maíz, las que finalmente llegaron como tales tenían un porcentaje imperceptible de este grano. Aparte que estaban tibias tirando a frías.” “El otro entrante fueron unas quesadillas ($7.990), que fueron lo más logrado en sabor, rellenas de pollo, queso y tocino. Lo singular es que venían crujientes, como hechas en horno y no en la plancha. Y si se quiere ser más específico, cuando se trata de un "sandwich" de tortillas y no de una que viene doblada sobre su contenido -como no era este el caso- se las conoce como sincronizadas, y no como quesadillas. Pero en fin, aparte del tema semántico, ricas igual estaban.” “Ya en los fondos, uno que realmente estaba al debe. Primero, por el exceso de sal en su guarnición de arroz y porotos. Y luego, porque no hay que ser el profesor Maza para saber por qué el plato estaba caliente en los bordes y frío en el centro. Así fueron las enchiladas ($8.990), las que se pidieron de carne y venían con ella, incluida dentro del picadillo que rellenaba a las tortillas semicalientes.” “En resumen, aparte de las disonancias conceptuales que pueda generar su carta (aunque es un país libre, también), le falta un mayor cuidado en la cocina a este lugar”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(AGOSTO) TEMPLE (Vitacura 2885, Vitacura): “El maguro tataki ($9.200) resultó ser un suculento plato de grandes y gruesas (bendita sea) rebanadas de atún, apenas sellado, acompañado por, oh novedad, mayonesa con wasabi, delicadamente aromática y nada picante. Es sabido que el Oriente está descubriendo la mayonesa occidental, que allá causa furor (no es por nada, naturalmente). En este caso, el plato fue una verdadera delicia. Bien, Temple. En cambio, no acertaste con la otra entrada (o nosotros no acertamos al escogerla): unos ostiones apanados y fritos ($11.100) con un potecito de salsa dulzona. Lo de la salsa está bien: hay que acostumbrarse; después de todo, hace 700 años en la Europa occidental se mezclaban en el mismo plato lo dulce y lo salado (sobre todo, a los guisos se les espolvoreaba azúcar y canela, y en Chile, la costumbre perdura con el pastel de choclo, y las humitas, y las empanadas de queso...). Pero no hubo aquí toque alguno de tempura, liviana, etérea…” “El congrio ("asado") con puré de berenjenas ($14.900) fue un muy buen plato "nikko-mediterráneo", aunque apareció sin los anunciados chips de ajo frito. Y nuestro jabayaki ($13.500) resultó ser un muy peruano lomo saltado sin papas fritas, pero con camarones: nada que objetar. Sabroso, sabroso. Gran cosa, lo nikkei.