URBANO 136
Todo vuelve al centro
Cercano
a cumplir 40 años desde su inauguración, el Crowne Plaza ha tenido una larga e interesante
historia gastronómica. Los más viejos aun recordamos el restaurante Casablanca
(con piscina y todo); el Chandelier, comida de lujo bajo las velas, y el
Caruso, donde el chef Juan Meza dejó recuerdos inolvidables.
Pero
el paso del tiempo y la globalización hicieron lo suyo. Los barrios
gastronómicos se dispersaron y el centro de la capital quedó cojo debido a los
cambios en las costumbres. Sin embargo, ese elefante blanco que fue construido
el año 1981 y que se transformó en una verdadera escuela para muchos de los
actuales gerentes hoteleros, poco a poco debió asumir que esos tremendos
espacios debían modernizarse. Para los más jóvenes, les contamos que en este
hotel y en su subterráneo, se hicieron una importante cantidad de ferias
temáticas, en tiempos en que aún no existía en la capital un recinto ferial
importante.
El
Caruso fue reemplazado por el Urbano 136, moderno, minimalista y tremendamente
luminoso a pesar de no tener ventanas. Un trabajo a conciencia que ha rendido
sus frutos ya que el chef Patricio Arias ha seguido los pasos del eterno Juan
Meza y en la actualidad, con un trabajo de sala que solo lo saben hacer los
buenos hoteles (y algunos restaurantes), continúan ofreciendo el tradicional
buffet de mediodía ($16.900), además de una carta de corte internacional con
muchos guiños a lo chileno.
Un
Pulpo tibio, con papas, tomates cherry y crema de huacatay ($12.500), de blanda
textura y sabroso gracias al aporte del huacatay, fue el inicio de un almuerzo
donde degustamos parte de la carta, la que fue acompañada con vinos de Casa
Silva. Luego, un Tartar de atún rosado y palta y aderezado con limón de Pica,
aceite de sésamo, soya y alioli ($ 12.000), nos confirmó que hay manos expertas
en la cocina y productos frescos.
Fuera
de serie es “la sugerencia del chef”, que consiste en un Pastel de choclo a la
marinera, elaborado con un pino de mariscos con camarones, ostiones, calamares,
machas y locos ($ 12.500), que realmente les vuela la cabeza a los amigos del
pastel de choclo, pero esta vez reformulado con mariscos. Un hit que no hay que
perderse.
Para
los más tradicionalistas, un Filete grillado con pincho de camarones, papas
rosti y una excelente salsa de morillas ($15.600), sería la elección perfecta
para los siempre bienaventurados amantes de la carne. Aun así, acá lucen más
los pescados, como una Corvina grillada al limón con puré de habas y crocante
de jamón serrano ($13.800), fino, delicado y para todos los gustos.
Pastas
y risottos por doquier, algo que les encanta a los huéspedes ya que son
símbolos universales gastronómicos. Para probar, unos deliciosos Ravioles
rellenos con cordero y especias, con salsa al merlot perfumada al romero
(12.000), fue lo último degustado tras este largo viaje por esta interesante
cocina.
A
la hora de lo dulce, inevitable decir que su Torta de chocolate (sin harina)
tibia y acompañada de helado de vainilla (6.000), es uno de los más solicitados
del restaurante. Aparte, buena coctelería, vinos por copa (4.500), cervezas y
cafetería que lo dejarán más que satisfecho en este comedor que bien vale tener
en cuenta cuando se hacen reuniones de negocios o cenas especiales, ya que la
intimidad es a toda prueba. Definitivamente no hay que darle vuelta la espalda
a los restaurantes tradicionales de la capital. Cada día hay una sorpresa y el
Urbano 136 es una de ellas. Al fin y al cabo, el dicho “todo vuelve al centro”,
pareciera que se está haciendo realidad. (JAE)
Urbano 136 / Hotel Crowne
Plaza, Alameda B. O’Higgins 136 / 22638 1042