LAS SIETE MEJORES “BATALLAS”
GASTRONÓMICAS
Naranjas, tomates, harina o merengue,
cada ciudad tiene su favorito, pero a nosotros nos gustaron todas. Así que
prepárese para disfrutar la gastronomía internacional desde una manera
diferente… a través de las batallas de comida más épicas del mundo.
DELS ENFARINATS DE IBI
Como
cada 28 de diciembre, la ciudad alicantina de Ibi acoge la batalla dels
Enfarinats (los “enharinados”). Esta fiesta, con más de 200 años de antigüedad,
cuenta con dos bandos rivales que se baten por el poder local a base de huevos,
harina y mucha fe. No están locos… pero lo parecen. Por un día dan un golpe de
estado, toman el poder, imponen sus propias leyes e impuestos y se enfrentan a
la oposición hasta que todos están bien rebozados y sus uniformes militares se
han vuelto de color blanco. Los enfarinats son una experiencia para todos los
sentidos.
LA BATALLA DE LAS NARANJAS
EN IVREA
En
Italia no se andan con chicas. Aquí en Carnaval se baten a naranjazo limpio,
así que si se animan a vivir el cítrico carnaval de Ivrea (al lado de Turín)
vayan bien protegidos si no quieren volver a casa llenos de moretones. Esta
fiesta que se celebra cada año en febrero conmemora la rebelión de la gente
contra el tirano Raineri di Biandrate, que instauro el infame “derecho de
pernada” (en español, que se podía acostar con cualquier novia en la noche de
bodas). Los participantes se dividen en dos bandos: el que se pasea a bordo de
un carro por la ciudad y que representa a los hombres del emperador, y el que
va a pie y que representa al pueblo… que es el que se dedica al lanzamiento de
las naranjas.
GUERRA DE MERENGUE Y
CARAMELOS EN VILANOVA I LA GELTRÚ
Por
lo visto, en el Mediterráneo les gusta jugar con la comida porque cada año en
Carnaval los vecinos de Vilanova y la Geltrú se toman las calles y plazas para
arrojarle merengues a todo lo que se mueva, sin piedad. Parece ser que los
vilanovins no se tomaron muy bien la prohibición del Carnaval por parte de
Franco y decidieron protestar cada año el jueves antes de la Cuaresma usando
todo tipo de dulces como armas. Por si esto no fuera suficiente, el domingo el
pueblo se convierte en un campo de batalla en que los caramelos (cuando más
duros mejor) vuelan de un lado a otro.
CAMPEONATO DE TARTAZOS EN
INGLATERRA
En
el pueblecito inglés de Coxheath se inspiraron en la broma clásica del tartazo
de crema en la cara para crear el Campeonato Mundial de Tartas de crema. Eso
sí, aquí hay un orden para cada cosa. Cada mes de mayo los participantes se
dividen en equipos de cinco y en función de en qué parte de tu contrincante
llegue la tarta, se ganan más o menos puntos. La originalidad del lanzamiento
también cuenta…
LAS BATALLAS DEL VINO
Con
una cultura enológica importante, en varios puntos de la geografía española se
organizan todo tipo de luchas que empiezan con el lanzamiento de uvas y acaban
con todo el gentío oliendo a mosto y con la ropa de color vino. Algunos de los
más interesantes son la Batalla del Vino de Haro en la Rioja (29 de junio), en
la que todos los participantes -vestidos de blanco y con un pañuelo rojo al
cuello- son literalmente bañados en vino hasta que quedan completamente
morados. Mientras que en la Raimà de la Pobla del Duc en Valencia (finales de
agosto) la muchedumbre se arroja unas 90 toneladas de uva garnacha para
celebrar el fin de la vendimia y deshacerse de las uvas que han sobrado.
LANZAMIENTO DE PASTEL DE
FRUTA
¿A
quién le gustan los bizcochos con fruta? A casi nadie, así que, si no saben qué
hacer con ellos, en el pueblo de Manitou Springs (Colorado) han dado con la
solución perfecta: hacer un concurso de lanzamiento de pasteles. La competencia
es dura y hay varias categorías, los pasteles se pueden lanzar con catapultas,
hondas gigantes y todo tipo de artilugios... Quizás no se manchen tanto, pero
la diversión está asegurada.
LA TOMATINA DE BUÑOL
La
famosa Tomatina de Buñol no podía faltar entre las mejores batallas de comida
del mundo. Es la madre de todos los festivales en los que la comida adquiere un
aspecto más recreativo que otra cosa y cada año recibe unos 40.000
participantes de todo el mundo. Lo que empezó en 1945 como la protesta de unos
adolescentes locales por no poder participar en un desfile de gigantes y
cabezudos ha derivado en una gigantesca batalla en la que a partir de las 11 de
la mañana del último miércoles de agosto se arrojan 125.000 kilos de tomates y
todo se tiñe de rojo.