PUERTO CLARO
Este restaurante está en
los cerros de Valparaíso, pero podría estar en cualquier lugar de Chile y
brillaría tanto como lo hace en el puerto. Incluso en Santiago.
No
es la primera vez que llego un mediodía cualquiera a almorzar al Puerto Claro.
Ubicado en el cerro Concepción y emplazado en una antigua casona refaccionada,
sus comedores son capaces de recibir a medio centenar de clientes, aparte de su
cava subterránea, terraza y dos lofts de exquisita decoración.
La
idea: los detalles hacen la diferencia. Eso, que pareciera ser simple, es uno
de los grandes problemas de la gastronomía.
De partida, un equipo de sala eficiente y amistoso, donde priman las
sonrisas y conocen tanto la carta de vinos como la que entrega la cocina.
Luego, precios que dejan la sensación de bastante económicos –en comparación
con otros restaurantes- donde, por ejemplo, una botella de sauvignon blanc
Amaral cuesta $ 12.700 y/o un carmenere Tabali, a $ 15.100… un lugar donde si
uno bebe una copa de burbujas como aperitivo, la sirven en copa tallada de
cristal, o satisfacen al cliente con una amplia barra de licores. En esos
momentos, en el inicio del almuerzo o la cena, el cliente ya se siente querido,
protegido y agradado.
No
hay manteles, las cubiertas marmoleadas de las mesas no necesitan ser tapadas por
una tela. El lugar provoca pensar en su historia. Muros de adobe y madera se
unen al acero inoxidable y a las maderas nobles, para armar un conjunto
armónico. Láminas de pan de masa madre, dan inicio a un almuerzo – degustación
que supera con creces lo imaginado al leer la carta.
El
alquimista –o chef- es Antonio Moreno, que, tras larga trayectoria en Perú,
España, Francia y cinco años en el hotel Casa Higueras, convenció a los
propietarios del Puerto Claro y lo convirtieron en socio del lugar. Un socio
que le ha dado la tranquilidad para manejar una carta en base a sus
conocimientos y siempre en búsqueda de la excelencia gastronómica.
De
su carta –seis entrantes y seis principales-, destacan las Chochas (8.600) con salsa verde y cochayuyo, uno de los entrantes
más atractivos del lugar. Las chochas, moluscos cuyo sabor es una mezcla entre
lengua de almeja y locos, adquiere notoriedad mezclada con cochayuyo y se
convierte en un imperdible. Sabroso y equilibrado también es el Crudo de filete (7.800) cortado a mano,
con mayonesa de limón, yema curada, pepinos encurtidos y mostaza, que se
presenta envuelto en masa de hojaldre y mix de verdes.
Los
fondos, excepcionales. De partida un gran filete de Corvina en salsa de mantequilla y limón (14.000), una explosión de
sabor y texturas inolvidables. Tanto como una Paella con pulpo de Juan Fernández y mayonesa de curry (13.500),
una receta para regresar, y, por último, unos Spaghetti a la Carbonara (10.500), donde una verdadera espuma de
queso parmesano, huevos y panceta, le entrega un sabor similar a las mejores
Carbonaras que he comido en esta vida.
De
postre, Chocolate con frutos rojos; Bizcocho con cítricos y crema ácida, y Colegial
miel y limón ($3.200), acompañados de un recio vino fortificado de la viña
Calyptra. Definitivamente acá hay sabores que la gente no encuentra en otros
lados. Y eso se agradece.
Puerto
Claro merece una pronta visita. No sería raro que se enamorara de su propuesta. (JAE)
Puerto Claro: Papudo 612,
Cerro Concepción / Valparaíso / 22792 8196