martes, 14 de abril de 2020

LA NOTA DE LA SEMANA




EL DÍA DE LA COCINA CHILENA

Cada cierto tiempo la cocina chilena sale a la palestra, más aún cuando esta semana conmemoramos su día oficial. Desde hace tiempo diferentes autores han escarbado sus orígenes y publicado sus descubrimientos en cientos de libros que generalmente mueren en las estanterías de las librerías o se consiguen en ferias, en esos puestos donde se venden revistas viejas, discos de antaño y ediciones de libros añejos y poco interesantes.

Si tomamos el ejemplo del Perú, donde una serie de cocinas foráneas han logrado, con el tiempo, convertirse en propias de una cultura gastronómica que admiramos, acá seguimos tratando de adaptar conceptos con el fin de crear una cocina propia. Los peruanos crearon una gastronomía de múltiples ascendencias y la adoptaron. Africanos, chinos y japoneses y la cultura inca son sus fuentes iniciales. Nosotros nos quedamos con la aburguesada comida francesa y uno que otro toque español.

Pasan los años y aún no podemos definir ni ponernos de acuerdo con la cocina chilena. A decir verdad, cada uno tiene su teoría. Desde la antropóloga Sonia Montecino hasta el más neófito en la materia dan su opinión. Es posible que todos tengan razón. Para este cronista, la cocina chilena es la que extrañamos cuando estamos fuera del terruño. Sin embargo, existen talibanes gastronómicos que desean llegar a puntos extremos. Y esa no es la idea.

¿Qué las empanadas se hacen en todo el mundo hispano? Es cierto. Igual que la cazuela, los porotos y el curanto. Todo es similar, pero a la vez todo es distinto. A decir verdad, nuestra cocina debería caracterizarse más que nada por los aliños y especias que ocupamos y no por la materia prima. Una cazuela preparada en un pueblo perdido de Alemania, no es para nada comparable con una similar elaborada en cualquier lugar de Chile.

Hemos experimentado la cocina de nuestros aborígenes y realmente no es para alabarla. Hemos comido platos de siglos pasados que no entusiasman a nadie. Hemos buscado, en los escondidos pasajes de nuestra historia, algo que nos hiciera únicos. Sin embargo, todo afán ha sido infructuoso.

Al final, ¿qué debería ser la cocina chilena? Definitivamente una mezcla de pueblos y de razas. Al igual que los peruanos, pero no la hemos sabido aprovechar. Acá llegaron italianos, yugoslavos, árabes, españoles, alemanes, franceses y muchos otros que literalmente les dimos la espalda y no integramos su gastronomía a la nuestra. Y ese es un error que habrá que corregirlo en el tiempo. Somos hijos de inmigrantes y nuestra gastronomía se debe intrínsecamente a ellos.