MISTELA
AL RESCATE DE LO NUESTRO
Tres mujeres: una antropóloga, una chef autodidacta y una arquitecto se reunieron hace ya un tiempo para crear un sueño que tenían desde hace años. Una carta gastronómica que incluyera platos de la historia gastronómica del país. La Prehispana, de clara influencia mapuche con alimentos como el maíz, quínoa, porotos, maqui, frutillas, pescados, mariscos y algunas carnes como la de los huemules. La Colonial, donde con la llegada de los españoles se introdujo el trigo, manzanos, duraznos, olivos, garbanzos y lentejas y el azúcar, y la Republicana, de fuerte influencia francesa.
AL RESCATE DE LO NUESTRO
Tres mujeres: una antropóloga, una chef autodidacta y una arquitecto se reunieron hace ya un tiempo para crear un sueño que tenían desde hace años. Una carta gastronómica que incluyera platos de la historia gastronómica del país. La Prehispana, de clara influencia mapuche con alimentos como el maíz, quínoa, porotos, maqui, frutillas, pescados, mariscos y algunas carnes como la de los huemules. La Colonial, donde con la llegada de los españoles se introdujo el trigo, manzanos, duraznos, olivos, garbanzos y lentejas y el azúcar, y la Republicana, de fuerte influencia francesa.
Este apretado resumen sirve para entender este nuevo comedor que se instala en plena Ruta del Vino de Colchagua. Allí, la arquitecto Mirta Núñez en conjunto con la antropóloga Sonia Montecino y la chef Pilar Larraín, dieron rienda suelta a sus conocimientos y recrearon la comida de todas estas épocas, una lección de historia que difícilmente se podría contar mejor.
De la carta prehispánica este escribidor degustó unos “locos en su concha” y una excelente versión de “humitas en chalaca” de gran gusto y presentación. También, y para retroceder en los gustos de la época, un postre de quínoa con chicha nueva de frutillas, de sabor impensado para la época.
Luego vendría parte de la carta “Colonial”, con unas empanaditas de maíz de muy buena factura y un original y sabroso “pastel” de choritos, que se acerca a nuestros caldillos de la actualidad. De la carta “Republicana” y su influencia francesa, probé una entrada de queso de cabra con espinacas y pimentones (presentada como lasaña); una corvina rellena con puré de zanahorias y como fin de fiesta un filete al roquefort con flan de arvejas y callampas secas guisadas.
La experiencia vale “un kilo” y creo que habrá que aprovechar estos soleados días que tendremos de aquí hasta fines de marzo del próximo año para darse una vueltita por este nuevo emprendimiento. Aquí hay un trabajo que vale la pena conocer y es una lección de historia gastronómica que difícilmente se podrá olvidar. Aparte de almorzar bajo la sombra de unos centenarios árboles, podrá conocer la tienda del restaurante donde quesos, mermeladas, dulces, pasteles y vinos están a precio bastante adecuados para la calidad de los productos.
No cabe duda que este proyecto que recién dio a luz y que trata de mostrar la comida de nuestra tierra a través de la historia, tendrá gran apoyo de los que amamos la gastronomía ya que es una de las mejores formas de aprender y entender el desarrollo de la cocina en nuestro país.
Encomiable e imperdible (JAE)
Mistela (a un costado del restaurante Panpan Vinovino): Camino San Fernando a Santa Cruz, km 31, Cunaco. Ruta del Vino, VI región, Valle de Colchagua, fono 72-858059