UN VERANO NARANJA
Y así fue. Vacaciones para muchos y un verano naranja cerrado y aplicado para todos los empresarios gastronómicos de los balnearios del país. Turistas importados y nacionales colmaron las instalaciones de hoteles y restaurantes durante estos dos meses de jolgorio veraniego. La crisis –supuesta- quedó para marzo y las cuentas alegres se sacarán ese mismo mes. Pero tras el regocijo del verano comenzará sin duda lo difícil. Definitivamente todos cerramos los ojos y nos olvidamos durante unas semanas de la economía y sus vaivenes. No queremos ser pájaros de mal agüero ni nada parecido, pero lo que viene no será fácil. Ni para nuestros lectores ni para nosotros. Nadie esta libre de sentir los ecos de la crisis económica que se esparció como un reguero de pólvora en todo el mundo. Aguantar será el lema del 2009. Ya que no hay mal que dure cien años… ni chileno que lo aguante.
Momentos como este son buenos para crear y reinventarse. Para buscar nuevas alternativas, y en nuestro caso, recetas. Y desde estas páginas, un mensaje de optimismo a nuestros lectores. Cada diez años pasamos por similares problemas. Esta es una crisis más. Pronto pasará. Y quedarán los mejores. Ojalá seamos los elegidos.
Y así fue. Vacaciones para muchos y un verano naranja cerrado y aplicado para todos los empresarios gastronómicos de los balnearios del país. Turistas importados y nacionales colmaron las instalaciones de hoteles y restaurantes durante estos dos meses de jolgorio veraniego. La crisis –supuesta- quedó para marzo y las cuentas alegres se sacarán ese mismo mes. Pero tras el regocijo del verano comenzará sin duda lo difícil. Definitivamente todos cerramos los ojos y nos olvidamos durante unas semanas de la economía y sus vaivenes. No queremos ser pájaros de mal agüero ni nada parecido, pero lo que viene no será fácil. Ni para nuestros lectores ni para nosotros. Nadie esta libre de sentir los ecos de la crisis económica que se esparció como un reguero de pólvora en todo el mundo. Aguantar será el lema del 2009. Ya que no hay mal que dure cien años… ni chileno que lo aguante.
Momentos como este son buenos para crear y reinventarse. Para buscar nuevas alternativas, y en nuestro caso, recetas. Y desde estas páginas, un mensaje de optimismo a nuestros lectores. Cada diez años pasamos por similares problemas. Esta es una crisis más. Pronto pasará. Y quedarán los mejores. Ojalá seamos los elegidos.