miércoles, 11 de noviembre de 2009

LA NOTA DE LA SEMANA

PROPINA VOLUNTARIA
¿OBLIGATORIA?

Uno de los grandes problemas que uno se topa en los restaurantes chilenos es el servicio. Cuesta, y contados con los dedos de las manos son los restaurantes que se pueden jactar de tener mozos, camareros o garzones (como quieran llamárseles) atentos, dedicados y que ofrezcan una buena atención. En muchos locales la gastronomía es de un nivel bastante aceptable pero el servicio tira por la borda toda la experiencia de los clientes. Y no hablamos de que un buen servicio debe ser “servil”. Hablamos de profesionalismo y vocación.

Pero últimamente esta sucediendo algo extraño. Muchos restaurantes están incluyendo el cargo de la propina (que supuestamente es voluntaria) en la comanda que se envía cuando se paga la cuenta. Y lo comentamos sin meternos en la legalidad del asunto ya que eso poco nos interesa. Pero ello nos mueve a pensar lo siguiente.

I: ¿Debemos premiar un mal servicio?
Definitivamente no. Y en esta práctica involucramos directamente a los propietarios o administradores del local. Ellos saben y conocen a su gente y por ende, el servicio que ofrecen. O sea, se involucran directamente con el personal para asegurarles una entrada de dinero,-que bien o mal ganada- no les pueden ofrecer vía sueldo. Sabemos que mozos, garzones y mozas viven de las propinas, pero incluirlas en la cuenta final es a menudo un premio que no merecen.

II. Si son buenos y atentos ¿Merecen más?
Es usual que en el mundo gastronómico nos encontramos con cuentas de 30. 40, 50 mil pesos, o más, que generan las mesas. Si el vale correspondiente viene con la “propina incluida” del 10 % de la venta, o sea 3,4 o 5 mil pesos, el cliente la cancela sin problemas y se marcha. Pero ¿Qué pasa cuando el servicio es superior? ¿Hay propinas adicionales? Es difícil que los clientes dejen más propina que la ya la establecida por el restaurante. ¿Qué pasa con un mozo o moza eficiente? Se pierde y pierde dinero en la maraña administrativa.

Desgraciadamente con el sistema de propinas voluntarias – obligatorias, el servicio en nuestro país está perdiendo su norte. Si antes era malo, ahora puede convertirse en peor. Cuando al poco profesionalismo con respecto a la atención se suma una propina incluida en la cuenta, poco importa el cómo atiendan. Es un error que deberemos corregir rápidamente antes que debamos partir a la cocina a buscar nuestros propios platos.

La propina (del latín propinare: “dar de beber”) es una recompensa que se entrega como agradecimiento por un buen servicio. Es una muestra de gratitud. Y no debemos transformarla en algo obligatorio. Ya que con esta fórmula todos perdemos. Desde el empleador hasta el último cliente.

Como para pensarlo dos veces. Y un coscorrón para los que lo practican.