LA GRAN NOCHE DE LES TOQUES BLANCHES
Y bien a la chilena.
La Gala de Les Toques Blanches ya es parte importante del calendario gastronómico anual. Todos los años y en enero, esta asociación recibe a lo más granado de la culinaria nacional en una fiesta donde no faltan las sorpresas ni el buen producto. A decir verdad, nunca dejamos de asistir y nos confirma que este club de chefs, amado por unos y odiado por otros, es el más importante referente a nivel nacional.
La ocasión sirve para analizar lo realizado durante el año por esta agrupación, para recibir a los nuevos socios y para entregar las becas anuales que sus sponsors entregan a los alumnos destacados de liceos técnicos para continuar estudios superiores en Inacap. Y como todos los años, el lugar se transforma por algunas horas en el epicentro de la gastronomía nacional.
Este año fue con una invitada de lujo. La Presidenta Bachelet llegó, cenó, compartió con los invitados, besó uno a uno a sus amigos Toques y alabó el trabajo que hace esta asociación. De premio, se llevó la máxima distinción que entrega este club de chefs: la chef del año.
Simpática reunión. Desde lírica (y de la buena) hasta porotos granados. En las cocinas, Juan Meza, chef ejecutivo del hotel Crowne Plaza y Quersen Vásquez, activo conocedor de la comida chilena, entregaron un menú basado en la tipicidad de nuestro país que encantó a moros y cristianos. Desde el aperitivo con empanadas de humita con ostiones y malaya al cilantro, a una corvina escabechada en las entradas y plateada para en fondo. Más que plateada a decir verdad. Cordero y arrollado también llegaron a las mesas donde cerca de 400 invitados disfrutaron la cena. El favorito de la jornada fueron sin duda los porotos granados que acompañaban –entre otros- los fondos. Una delicia.
Leche nevada y mote con huesillos de postre. Agüitas del yerbatero y pisco Control C de bajativo servido por los siempre prestos sommeliers de la asociación respectiva, dejó a todos contentos. Más que contentos quizá. Felices ya que la cena se realizó en un lugar ideal y al aire libre en el Museo Militar, que de por si sólo es un espectáculo.
Buen lugar, buena cena e invitados de lujo para esta nueva versión de la Gala de Les Toques Blanches. (JAE)
Y bien a la chilena.
La Gala de Les Toques Blanches ya es parte importante del calendario gastronómico anual. Todos los años y en enero, esta asociación recibe a lo más granado de la culinaria nacional en una fiesta donde no faltan las sorpresas ni el buen producto. A decir verdad, nunca dejamos de asistir y nos confirma que este club de chefs, amado por unos y odiado por otros, es el más importante referente a nivel nacional.
La ocasión sirve para analizar lo realizado durante el año por esta agrupación, para recibir a los nuevos socios y para entregar las becas anuales que sus sponsors entregan a los alumnos destacados de liceos técnicos para continuar estudios superiores en Inacap. Y como todos los años, el lugar se transforma por algunas horas en el epicentro de la gastronomía nacional.
Este año fue con una invitada de lujo. La Presidenta Bachelet llegó, cenó, compartió con los invitados, besó uno a uno a sus amigos Toques y alabó el trabajo que hace esta asociación. De premio, se llevó la máxima distinción que entrega este club de chefs: la chef del año.
Simpática reunión. Desde lírica (y de la buena) hasta porotos granados. En las cocinas, Juan Meza, chef ejecutivo del hotel Crowne Plaza y Quersen Vásquez, activo conocedor de la comida chilena, entregaron un menú basado en la tipicidad de nuestro país que encantó a moros y cristianos. Desde el aperitivo con empanadas de humita con ostiones y malaya al cilantro, a una corvina escabechada en las entradas y plateada para en fondo. Más que plateada a decir verdad. Cordero y arrollado también llegaron a las mesas donde cerca de 400 invitados disfrutaron la cena. El favorito de la jornada fueron sin duda los porotos granados que acompañaban –entre otros- los fondos. Una delicia.
Leche nevada y mote con huesillos de postre. Agüitas del yerbatero y pisco Control C de bajativo servido por los siempre prestos sommeliers de la asociación respectiva, dejó a todos contentos. Más que contentos quizá. Felices ya que la cena se realizó en un lugar ideal y al aire libre en el Museo Militar, que de por si sólo es un espectáculo.
Buen lugar, buena cena e invitados de lujo para esta nueva versión de la Gala de Les Toques Blanches. (JAE)