miércoles, 27 de enero de 2010

LOS APUNTES GASTRONÓMICOS DE LOBBY


OPENBOX
La cajita feliz del Patio Bellavista

Una pequeña barra y una cocina. Eso es el Openbox. El resto, terrazas y más terrazas. Cómodas sillas y sillones al aire libre y bien ventilado es el comedor del lugar. Nunca fue pensado como restaurante. Se construyó como una cafetería al paso. Pero su propietario, Mauricio Salazar, diseñó un restaurante hecho y derecho. Una tarea nada de fácil y que tiene más adeptos de lo que se piensa.

Partieron con sushis, algo que no complicaba mayormente la cocina. Aparte, cócteles, cervezas y vino. Hoy ya están mas maduros y la oferta la han multiplicado (y sus ideas también). Visité el lugar el viernes de la semana pasada y quede más que contento con la experiencia. A la hora de almuerzo, en la terraza y con un calor de los mil demonios que no se notaba. Grandes ventiladores aportaban la brisa necesaria y un mojito (en vodka) me hizo saciar la sed veraniega. Platos de verano obvio, y varios de ellos alejados de la idea original. O sea, sushi y mucho más.

Probé sus cebiches servidos en grandes copas de martini. La trilogía era de salmón-palta, champiñones y mixto. Refrescantes y sabrosos. Quizá les faltó un poco de picante pero eso es algo absolutamente subsanable. En paila de greda degusté un pastel marino con queso parmesano que podría ser imperdible cuando llegue el invierno a la capital. Luego, y acompañado de imprescindibles cervezas frías, una degustación de sushis fríos y tibios que hicieron reencontrarme con el sabor delicado de esta preparación japo-norteamericana. Más cerveza para unas ricas Gyosas de camarón para finalizar con postres más continentales, como pies y tartas.

Es ambiente es distendido las ofertas son más que convincentes. Hapy Hours y “coma todo lo que quiera por” son partes de las ofertas del Openbox. Si se hace socio del club, tendrá un permanente 15% de descuento; y si sabe elegir entre una gran carta de platos fríos, calientes, ensaladas, sándwiches, tablas y una buena selección de bebestibles, la cuanta le saldrá más que económica.

Abren temprano y cierran casi en la madrugada. Como para darse una vuelta después del teatro o cuando la temperatura lo inspire para beber un buen cóctel y picotear alguno de sus platos. Es ameno, entretenido y tiene un servicio de los buenos. Y porqué no decirlo, deleitará la vista ya que el paseo de de gente linda es constante por el sector. ¿Qué más se puede pedir este verano en Santiago? (Juantonio Eymin)


Openbox: Patio Bellavista, Constitución 30, local 75, fono 762 1154