miércoles, 21 de julio de 2010

LOS CONDUMIOS DE DON EXE

NO ERA PAUL, PERO ERA PULPO

Si hay quienes saben preparar el pulpo en Santiago, son los cocineros del Alfresco, ese ambigú que llegó a Chile de la mano del peruano Alfredo Aramburú y del chileno Mitri Richmaui. Y fue tanta la gracia que causó el pulpo Paul durante el mundial de fútbol, que ambos decidieron hacerle un tributo a ese octopus que tiene amantes y detractores. Allá llegué un día de la semana pasada con Mathy. Ella estaba, como de costumbre este último tiempo, malhumorada, y quise agradarla con esta sinfonía de pulpos que me parecía prudente para arreglarle el ánimo. ¡No quiero comer pulpo!, fue lo primero que comentó cuando llegamos al comedero de Las Condes. Cualquiera de mis musas habría estado feliz, pero ella no.

- Yo sé que te gusta el pulpo, guachita
- Pero al olivo, Exe. Así se pierde el gusto de ese chicle

¿Chicle? Es cierto. En muchos lugares el pulpo es igual que mascar neumáticos pero acá, y ya lo habíamos experimentado en el boliche que tienen en la calle Loreto, los pulpos pasan la prueba del tenedor. Tiernos a tal punto que se pueden cortar con ellos. Pero Mathy venia a contrapelo y mientras yo pedía de entrada un tiradito de pulpo al cilantro, ella, como vengándose, y no sé de qué, pidió un tiradito de atún en tres versiones. En realidad no me extrañó ya que el atún y el pulpo son los caballitos de batalla del boliche. Con un “catedral” de pisco sour empujábamos nuestros platos. Todo bien hasta su pregunta.

- ¿Me puedes contar quien mierdas es la Colomba?

Quede patidifuso. Me puse nervioso y apuré mi pisco sour hasta el final.

- Una colega, respondí.
- ¿Colega de qué? Que yo sepa hace años que no trabajas con nadie. Esa Colomba me tiene hinchadas las pelotas.

Estuve a punto de preguntarle que pelotas le hinchaban, pero era momentos de ser cauto y profesional. ¿Estará espiando mis mails? ¿Sabrá algo de Adelita, de Anita, de la Maka, de Laurita, de la Ale o de mi negra linda??

- Querida. Estas cagando fuera del tiesto, le comenté
- Ojalá Exe, respondió. Seria una lata mandarte a freír monos a indochina.

Serios llegamos al plato de fondo. Ella pidió un lomo saltado, yo, para variar un poco me decidí por una fideuá de mariscos, algo extraño en un restaurante peruano pero según lo que me comentaron, fue idea del hijo del chef Aramburú ya que estuvo un tiempo en España. Buena y sabrosa idea. Por un momento olvide el pulpo. Una oferta nueva de Alfresco que conquistará más de alguien.

Allá estábamos. Escudriñándonos a los ojos mientras cenábamos. –Es lo que hay, murmuro ella en un momento. Yo, bebiendo un syrah para empujar mi fideuá buscaba fórmulas para arreglar el ministerio. Parece que este último tiempo no me he portado muy bien. Perdón, yo lo ha pasado regio pero a Mathy eso no le gusta. De Las Condes a la plaza Ñuñoa pensé… y ni siquiera sabía si me alcanzaba la plata que tenía en la maldita tarjeta Bip.

Dicho y hecho. No me dejó entrar a su depto. Natalia tenía razón. – "En una de estas te van a pegar una patada en el culo, me dijo". A duras penas y con el frío calando mis huesos llegué a mi depto y me serví una copa de JW Black y me fumé uno de los últimos partagás que me traía de regalo mi amiga europea. A ella no la veo hace tiempo. Partí al computador y le mande un mail. En una de esas viene a Chile y me trae más puritos. ¿Cómo arreglo el forro que tengo con Mathy? ¿La invito nuevamente a comer pulpo? Lo que es a mi, me encantó, pero ella venía con la agenda recargada. 27 recetas están a la vista. 27 divinos platos para disfrutar. Mañana mismo llamo a la Colomba para irnos de copas y platos al Alfresco. Y comeremos pulpo hasta que nos salgan los tentáculos por las orejas. ¡Lo juro!

Exequiel Quintanillla

Alfresco: Av. Las Condes 7542, fono 211 8054 / Loreto 509, Barrio Bellavista, fono 737 9340