ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(29 abril) MONTANA (Pío Nono 31, local 80, Patio Bellavista, fono 249 8432): “Con una Torobayo en la mesa (hay vinos, en cantidad, pero primó la prudencia), llegaron unos pinchos de camarones arrebozados (shrimp stick, $6.600). Ricos y secos. Luego, unos fierritos de carne blandísima (steak fierritos, $8.100) pero con olor a humo (¿¡!?) y un acompañamiento sin mucha gracia (papas fritas de esas), junto a una hamburguesa mexicana (obvio: "mexican burguer", $5.300), ni tan picante, con buena carne, lo que aumenta la fe en el resto de la carta, intensa en materia de proteína (T-bone, lomo angosto de 800 gramos, prime ribs).” “Para terminar, en medio de una banda sonora que -de seguro- era del beneplácito del resto de los clientes (full ochentas), un pastel de manzana ($3.400) y dos cafés que se fueron directo a la zona del olvido en el cerebro.”
SOLEDAD MARTINEZ (Wikén)
(29 abril) OSAKA (Hotel W. Isidora Goyenechea 3000, 4° piso, Las Condes, fono 770 0081): “Aunque abundan el camote, el huacatay, la cebolla crujiente, los ajíes de distintos picores y hasta recetas peruanas transfiguradas, como el cebiche, el tacu tacu y el chicharrón, y por otra parte se nota la obsesión perfeccionista nipona, Ciro no vacila en recurrir a ingredientes del mundo entero y cada plato resulta sorprendente. De lo mucho que allí probamos, destaco "para comenzar" (según la carta) el picante "cevichito al ají amarillo con locos y pulpo en leche de jaguar (no de tigre) con wantanes de puré de camote a la naranja", y las empanaditas en masa philo rellenas de tacu tacu y carne tierna de chancho, con "gastric" vietnamita. Y "a la mesa", el tiradito Saigón de atún en almíbar agridulce con aromas de ajo, jengibre, ají, cilantro y han dashi, y delgadísimas confituras de rocoto y naranja; el Osaka maki, con centolla, cebollín a la plancha, camarón apanado en panko y chupe de centolla puesto encima; el filete de pescado blanco a la parrilla con espárrago y rosada salsa de base de anticucho, leche de coco y nam pla, envuelto en hoja de plátano, y la lámina de magret de pato al vacío, fideos al batayaki, cebolla crujiente y hongos al wok. Los postres suenan occidentales y la mayoría de los precios oscila entre $6.000 y $13.000 por plato, pero se trata de una gratificante experiencia fuera de lo común.
(29 abril) MONTANA (Pío Nono 31, local 80, Patio Bellavista, fono 249 8432): “Con una Torobayo en la mesa (hay vinos, en cantidad, pero primó la prudencia), llegaron unos pinchos de camarones arrebozados (shrimp stick, $6.600). Ricos y secos. Luego, unos fierritos de carne blandísima (steak fierritos, $8.100) pero con olor a humo (¿¡!?) y un acompañamiento sin mucha gracia (papas fritas de esas), junto a una hamburguesa mexicana (obvio: "mexican burguer", $5.300), ni tan picante, con buena carne, lo que aumenta la fe en el resto de la carta, intensa en materia de proteína (T-bone, lomo angosto de 800 gramos, prime ribs).” “Para terminar, en medio de una banda sonora que -de seguro- era del beneplácito del resto de los clientes (full ochentas), un pastel de manzana ($3.400) y dos cafés que se fueron directo a la zona del olvido en el cerebro.”
SOLEDAD MARTINEZ (Wikén)
(29 abril) OSAKA (Hotel W. Isidora Goyenechea 3000, 4° piso, Las Condes, fono 770 0081): “Aunque abundan el camote, el huacatay, la cebolla crujiente, los ajíes de distintos picores y hasta recetas peruanas transfiguradas, como el cebiche, el tacu tacu y el chicharrón, y por otra parte se nota la obsesión perfeccionista nipona, Ciro no vacila en recurrir a ingredientes del mundo entero y cada plato resulta sorprendente. De lo mucho que allí probamos, destaco "para comenzar" (según la carta) el picante "cevichito al ají amarillo con locos y pulpo en leche de jaguar (no de tigre) con wantanes de puré de camote a la naranja", y las empanaditas en masa philo rellenas de tacu tacu y carne tierna de chancho, con "gastric" vietnamita. Y "a la mesa", el tiradito Saigón de atún en almíbar agridulce con aromas de ajo, jengibre, ají, cilantro y han dashi, y delgadísimas confituras de rocoto y naranja; el Osaka maki, con centolla, cebollín a la plancha, camarón apanado en panko y chupe de centolla puesto encima; el filete de pescado blanco a la parrilla con espárrago y rosada salsa de base de anticucho, leche de coco y nam pla, envuelto en hoja de plátano, y la lámina de magret de pato al vacío, fideos al batayaki, cebolla crujiente y hongos al wok. Los postres suenan occidentales y la mayoría de los precios oscila entre $6.000 y $13.000 por plato, pero se trata de una gratificante experiencia fuera de lo común.