miércoles, 4 de mayo de 2011

LOS APUNTES GASTRONÓMICOS DE LOBBY



TAMBO
Grata experiencia

No siempre el “boca a boca” es efectivo. Un día malo, un error o una visión diferente hacen que a veces visitemos restaurantes con sentimientos encontrados y nos encontramos con buenas sorpresas.

Como mi reciente visita al Tambo, un restaurante con gastronomía peruana ubicado en una esquina del barrio Lastarria. Pequeño e íntimo. Luminoso y acogedor. “Lo vas a pasar mal” me habían dicho. Pero como hay que ver para creer, partí un día de la semana pasada a ese lindo y acogedor barrio santiaguino.

Y ya casi me considero un experto en esto de la cocina peruana ya que durante tres meses he recorrido, junto a otros cronistas gastronómicos, una buena cantidad de locales peruanos en Santiago con el fin de elaborar una Guía patrocinada por la embajada de ese país en Chile. Como comprenderán, he comido decenas de causas, tacu tacus, lomos saltados, cebiches, kilos de camarones y de Ají no Moto. Por ello, los locales que ofrecen este tipo de gastronomía ya no me sorprenden fácilmente.

Y Tambo fue una sorpresa.

Cocina y materia prima como pilar fundamental. Pisco Viñas de Oro (peruano) para un excelente sour preparado a la minuta (3.400), el que acompañé con unas empanaditas de ají de gallina y otras de lomo saltado que no me convencieron totalmente ya que la masa no estaba muy cristiana. Pero fue un detalle que se solucionó con unos chicharrones de pescado y calamares con yuca frita (6.300), que me regreso el alma al cuerpo.

Yonatan Malis es la cara del restaurante. Peruano de nacimiento, llegó a nuestro país a abrir el Pardo’s Chicken, una cadena peruana de polladas. Con el tiempo dejó su trabajo y se embarcó en Tambo, un modelo de negocios que pretenden algún día franquiciar. Por lógica, cocineros peruanos en los fogones, pero las ideas nacen de Yonatan, como mezclar pulpo y locos en una salsa de olivos (6.400), una mezcla peruana-chilena de buen nivel. Texturas similares y sabores diferentes para una entrada de buen nivel.

Imperdible su Ají de gallina (5.800). Suave y con ese sabor único que dan las pecanas (primas hermanas de la nuez), uno de los platos íconos de nuestros hermanos del norte. Filete con pepian de trigo mote (9.800), donde casi sobraba la carne, y el clásico Lomo saltado, con papas fritas y arroz (6.800) con tocino como plus, hacen de esta carta una de las buenas demostraciones de la cocina peruana en la capital.

Buenos postres (crema volteada, arroz con leche, suspiro limeño, a un promedio de $2.400), completan una carta rica en sabor y sazón. Buen bar, con piscos peruanos (muchos de ellos macerados por ellos mismos); chilenos (para la piscola de rigor); vodka, ron, whisky y otros. A decir verdad Tambo está mejorando la propuesta gastronómica del barrio y eso se agradece. No hay manteles ni gran parafernalia, pero su comida es rica y entretenida.

Los tambos, en tiempos de los incas, eran los lugares de relevo y descanso de los chasquis (mensajeros). Hoy, en Perú, son también pequeñas tiendas o posadas en zonas apartadas de los centros poblados. Y a pesar que un día me comentaron que este Tambo no era de fiar, personalmente lo recomiendo a pie juntillas. En definitiva, si este “tambo” chileno, sigue por la buena senda, dará mucho que hablar (Juantonio Eymin)

Tambo: José Victorino Lastarria 65 (Metro U Católica), Santiago Centro, fono 633 4802