LOS 60 AÑOS DEL DOMINÓ
¡Suave el tomate! ¡Mayo arriba! ¡Cargado a la américa! son algunas de las frases típicas del lenguaje utilizado por los maestros de Dominó, y que se repiten diariamente en los locales de Antofagasta, La Serena, Viña del Mar, Concepción, Puerto Montt y Santiago.
60 años que celebran en grande ya que el prestigio de la cadena está muy bien ganado. Todos los locales le pertenecen y no han caído en la práctica de franquiciar la cadena. Ello les permite manejar una línea de productos similares en todo el país y mantener un profesionalismo en toda su gestión.
El Dominó partió por la idea de Pedro Pubill (padre) de ofrecer una fuente de soda al estilo americano, con mucho acero. Eran los años ’50 y el centro antiguo era el eje del comercio de un Chile en que no existían los centros comerciales.
La visión de su dueño hizo pensar en el local como una buena opción para hacer negocios, que fue funcionando y gustando al público, por la calidad y por el esquema novedoso de la comida rápida. Con el tiempo, la oferta se fue definiendo en los famosos completos, distintos tipos de sándwiches, jugos y leches naturales y vitaminas; y la gente enganchó con esta opción. En ese minuto los sándwiches al paso eran un nicho, una opción que se fue dando con el tiempo al ver que los clientes lo buscaban. Clientes que provenían de las radios que se concentraban en el edificio de Agustinas 1016, donde aun se ubica el primer local del Dominó, del movimiento de los hoteles Carrera y Crillón y los cines City y York, que atraían mucho público.
Hoy han crecido en variedad y en calidad. En un principio casi el cien por ciento de sus ventas eran las clásicas vienesas ya sea con “mayo” o “verde”. En la actualidad la línea de sándwiches es mayor y sus locales son grandes y luminosos. Sin embargo, el viejo Dominó de la calle Agustinas sigue cautivando a su fiel público.
Desde esta columna, ¡un dominó cargado de éxito! Para esta gran empresa de los hermanos Pubill.