miércoles, 20 de junio de 2012

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR

AROLA
LO NUEVO DEL RITZ CARLTON

Con bombos y platillos el año pasado la cadena Ritz Carlton y su filial santiaguina abría en sus renovados comedores una de las experiencias que se supondría que tendría un éxito inmediato. El Arola, esta vez regentado por el famoso cocinero español Sergí Arola, quien pondría sus manos para elaborar una desenfadada cocina que lleva su nombre y que se traduce sencillamente en tapas para compartir.

El hombre de las estrellas Michelin vino, se fotografió con sus collares y tatuajes… y se fue. La cocina quedó a cargo de uno de sus cocineros, el chileno Juan Morales, quien, conociendo los secretos del chef, prepara tapas frías y calientes para los comensales que han descubierto este lugar.

El lugar quedó fantástico. Lindo, atractivo y lleno de gracia. Un gran espacio que une tres opciones diferentes: el Estró, un restaurante de corte patagónico; el bar y el Arola propiamente tal. Personalmente pienso que el lugar superó la cocina a pesar de que este chef tiene muchísimos fans en Chile. Atractivas tapas son la propuesta y una carta de vinos llena de sorpresas pero bastante onerosa, han hecho que el Arola aun no haya encontrado su norte. Partí con un Charmat rosé de Cono Sur para degustar un Carpaccio de lomo de ternera bastante soso y unos locos trozados que no eran ninguna maravilla. Luego, acompañado de un gewürztraminer de la misma viña, quizá lo mejor del almuerzo: un tártaro de vacuno de alta calidad.

Rica la presentación y el sabor del pulpo, pero bastante duro. Luego, unos canelones de cerdo, vacuno y pollo que poco aportaban a la degustación, un trozo de corvina con chutney de mango (aun no logro convencerme de los pescados agridulces) y un buen plato de lechón con su crocante piel.

Rica tarta de manzanas tibia con helado de vainilla para un final lleno de dudas. A) si Michelin le otorgó estrellas a Arola, acá no están. Posiblemente en otro de sus restaurantes en Europa, pero su experimento en Santiago –sin ser malo- no merece tal distinción. B) Cuando en un almuerzo en Arola termina con los comensales hablando del De la Ostia (el restaurante de Orrego Luco que se especializa en tapas), quiere decir que algo falla en las cocinas del Ritz y 3) Cuando no existe pasión en la cocina, se nota demasiado. Esta es una fábrica de tapas y el chef permanente no ha logrado traspasar la filosofía del Arola original a los comensales.

A pesar que la puesta en escena es de primer nivel, acá falta personalidad, actitud y coraje. Como siempre, una gran inversión para un retorno mediocre. Por lo menos en gastronomía, el chileno ya aprendió a que el envoltorio es sólo una parte de la cadena del alimento y ya no cree en cuentos de hadas. Y ese es un gran problema.

Lo siento Sergi Arola. Hoy no fue tu día (Juantonio Eymin)

Arola: Hotel Ritz Carlton, El Alcalde 15, Las Condes, fono 470 8500