EL GRAN “INFLUENCER”
Pascual Drake
Hablamos de Parker. Y ni vende
estilográficas ni se disfraza de spiderman por las noches, que sepamos. Se
trata del otro Parker, de Robert, el de los vinos, el de los puntos Parker.
Hablamos de la firma más influyente en lo que a crítica de vinos se refiere. El
wine-influencer por excelencia. Parker es al vino lo que Anna Wintour a la moda
u Oprah Winfrey a (ponga aquí en lo que a usted le influya Oprah, que igual le
influye a usted en muchísimas cosas y no acierto).
Para un vino, que Parker lo toque con su
varita mágica, que viene a ser una alta puntuación en sus informes y rankings
es la bendición definitiva. El estrellato directo. Hasta tal punto es la
influencia que hay bodegas en el mundo entero que elaboran sus vinos pensando
en cómo le gustan a Parker. Añadas enteras de un vino se agotan en pocas horas
si son del agrado de su paladar o del de los especialistas que le representan
en el mundo entero.
Para que se hagan una idea, un par de ejemplos
recientes: cuando el Borsao Selección del 2011 fue bendecido como “posiblemente
el mejor vino tinto del mundo por su relación calidad precio” por Wine
Advocate, la biblia Parker, era imposible encontrar una botella en alguna
tienda online a las pocas horas de salir la noticia (supongo que en las tiendas
físicas también se agotaría enseguida). Algo parecido pasó con Pruno 2010,
ribera de menos de 10 euros, cuando Parker lo calificó como el mejor vino
español por debajo de 20 dólares (unos 15 euros). Voló.
Pero parece que la cosa cambia en chez
Parker. El Wall Street Journal acaba de anunciar tres cambios, uno de ellos en
mi opinión de calado, que va a realizar este año Parker en Wine Advocate, la
tabla de los mandamientos vinícolas. Vayamos por partes:
Primero: Mudanza de sede: de Estados
Unidos a Singapur. Bien. Igual yo también lo haría, aunque solo fuera por
cambiar las hamburguesas por los noodles.
Segundo: Los informes pasan de editarse
en papel a publicarse exclusivamente online. ¡Oh, my God, la crisis del papel!
No, por favor, hoy no. Esto no va de eso. No va de papel sí, papel no. Más que
un cambio me parece una adaptación a los tiempos, al día a día del consumidor y
de los elaboradores.
Y tercero: Wine Advocate aceptará
publicidad. ¿Perdón? Sí, como lo leen. Esta sí es la clave del cambio, y no lo
del papel. Nuevos aires, (parece que) nuevos inversores, nuevas influencias.
¿Otra forma de calificar? Habrá que verlo. ¿Afectará a la supuesta
independencia de la que presume este abogado que en 1979 abandonó los informes
bursátiles para crear la que hoy es una escala mundial de valoración de vinos?
El tiempo lo dirá y discrepantes no le faltan, así que comienza la batalla. Yo
mientras tanto voy a descorchar un Pruno del 2010, que bien merecidos tiene
esos 94 puntos Parker.