SU ENCUESTA Y OTRA MÁS…
Durante años hemos sido detractores de
las encuestas gastronómicas. Nuestras razones son conocidas por todos y en
general van tras la metodología de la encuesta. Nadie, ni siquiera un experto
en esto de la gastronomía puede responder un cuestionario de esta naturaleza, a
sabiendas de que en nuestro país sus ciudadanos no son, por así decirlo, buenos
para recorrer establecimientos. A decir verdad y de lo bastante que sabemos, el
grupo objetivo que participa en las encuestas generalmente repiten sus opciones
gastronómicas. A decir verdad, nuestros clientes son estables y no buscan
nuevas experiencias, a no ser que el poder de la prensa les diga lo contrario.
Es un tema largo de exponer. Pero hace
unos días cenamos con una experta en marketing y le preguntamos sobre las
encuestas: -“Si la encuestas fuesen reales -cosa que creo-, quiere decir que la
opinión de los expertos está divorciada del gusto o la imagen gastronómica de
los clientes.
“Los cronistas se están transformando en
seres similares a los críticos de cine”, prosiguió: “buscan detalles que al
común de la gente no les interesa y al final ganan las películas hechas para la
masa”. “No me extrañaría que algún día los cronistas de la gastronomía y del
vino desaparezcan”.
Duras apreciaciones, pero viniendo de
una experta, es un “uppercut” a nuestros anhelos. La gastronomía, según ella,
se basa en imágenes y en emociones. En figuras mediáticas que para bien o mal
han entrado en el ideario colectivo de la población. –Pónganse en el caso de
Starbucks, nos preguntó. ¿No es eso un producto del marketing?
Definitivamente las encuestas no nos gustan. En Lobby, en sus inicios, las
hacíamos. Eso hace más de veinte años. Hoy es distinto. Lo que antes se contaba
con los dedos de las manos, hoy la oferta se ha multiplicado por cien. Creemos
que la metodología de las encuestas no es la mejor, pero también pensamos que el
aporte hacia el lector no está a la altura de las circunstancias. (Juantonio
Eymin)