Calidad a toda prueba
No es fácil encontrar restaurantes
japoneses que vayan más allá que los típicos sushis y sashimis. Posiblemente
sea por un problema de presupuesto o limitaciones geográficas ya que encuestas
entregadas recientemente los locales que expendes sushi en nuestro país superan
a todo el resto de las cocinas, incluso la chilena o la peruana (que es mucho
decir). Sin embargo lo de los sushis es una realidad que se escapa de la
verdadera cocina japonesa, una que cada día tiene más seguidores pero que se
topa la escasa oferta de locales que son representativos de ese oriental país.
Es el caso del Matsuri, ubicado
estratégicamente en el interior del hotel Grand Hyatt, que desde sus inicios ha
recreado la cocina japonesa con gran criterio y profesionalismo. Sus chefs
siempre han sido orientales y en esta visita, la segunda que hago este último
tiempo, manejado por Myriam Moriyama, una japonesa –argentina que en su
trayectoria ha pasado por importantes restaurantes de Argentina, Japón, Costa
Rica y Cuba. En el Matsuri ya cumplió tres años y una de sus mayores gracias es
viajar constantemente a Japón para empaparse con nuevas recetas y
preparaciones, las que implementa en este lindo lugar y tiene más que contentos
a la mayor parte de los empresarios japoneses que viven en Santiago, ya que el
restaurante sigue a línea de los buenos lugares gastronómicos de Tokio.
Sentado en uno de los dos teppanyaki que
tiene el restaurante en el segundo piso, Myriam nos explica cada uno de los
pasos de su cocina, una que difícilmente podemos descubrir leyendo la carta ya
que las preparaciones sorprenden más allá de todo lo que se pueda decir. Un
inicio apoteósico para un Omakase zensai, una bienvenida con sabores suaves,
delicados con productos dispuestos en un plato con una paciencia oriental que
llena de emoción y cautiva a los presentes. Camarones con palmitos, centolla,
salmón y tomate cherry, aderezo “de la casa” para no volver a decir japonés y
un aplauso cerrado que se mantuvo durante todo un almuerzo que incluyó sopa de
centolla con flan de huevo y cebollín; sushi vegetariano (y otro de lomo
veteado al jengibre); mariscos y pescados apanados; anguila japonesa con nori y
huevo sobre arroz blanco, para finalizar con un trozo de wagyu marinado en
jengibre y salsa miso cocinado en el teppanyaki. ¡Una verdadera fiesta!
El Matsuri realmente cautiva. No es para
bolsillos flacos y eso lo saben todos. Aun así, conocerlo es el deber de todo
amante de la cocina ya que es un ejemplo de entrega, trabajo y profesionalismo.
Acá todo calza y nada se hace al azar. Hace un par de décadas, cuando el
Matsuri era sólo un proyecto, le pregunté a Myles McGourthy -en aquel entonces
gerente del hotel- por los costos del restaurante. “-Nunca se va a pagar”, me
responde. Y le creo, ya que inversiones como el Matsuri sólo pueden soportarlas
hoteleros que vean los negocios en forma global y no Pymes que necesitan
números azules para seguir viviendo. Por ello doble mérito para este japonés
del Grand Hyatt. Más aun cuando su comida maravilla a los comensales.
(Juantonio Eymin)
Matsuri: Grand Hyatt Santiago, Av. Kennedy 4601, Las Condes, fono 2 2950 3051