martes, 13 de octubre de 2015

NOVEDADES


EL JÄGESMEISTER

Después de una suculenta comida, cuando la sensación de saciedad comienza a ganar la partida, no hay nada mejor que esta bebida para echarle una manito al estómago sin dejar un mal sabor de boca.
Una de las primeras cosas que uno debe hacer cuando se instala en Alemania es adquirir una botella de Jägermeister, que fue inicialmente comercializado como un producto médico; propuesto como una cura contra todo: desde la tos hasta problemas digestivos. Incluso fue usado en la Segunda Guerra Mundial como anestésico.

Generalmente se bebe como licor digestivo, como colofón después de una comida profusa, como aperitivo o como ingrediente de cócteles en cualquier bar. También se utiliza en casa como remedio doméstico, como trampa para las moscas o las avispas que se sienten atraídas por el aroma de las hierbas que componen la fórmula. Jägermeister es una bebida espirituosa de poderoso efecto, animosa y eficaz para fanáticos de las bebidas amargas, alcohólicos irreconciliables, curiosos y aficionados a las barras.
La palabra Jägermeister fue introducida en Alemania en 1934, cuando se promulgó la ley de caza Reichsjagdgesetz. El término se aplica todavía hoy a los guardas forestales veteranos y a los guardabosques en los servicios civiles alemanes. Cuando apareció este licor en 1935 los alemanes ya estaban familiarizados con el término. De hecho, Curt Mast, el inventor de la bebida, era un cazador entusiasta. Los auténticos Jägermeister velan por la regulación y el cumplimiento de las leyes de caza de sus jurisdicciones.

Literalmente, la palabra Jägermeister significa maestro de cazadores, término asociado siempre a la caza, a los animales salvajes del bosque, a las presas. Se trata de un exquisito mejunje que produce cierta euforia y reviste a su consumidor de una valentía inusitada, más allá de los efectos previsibles que se suelen asociar a las bebidas alcohólicas, damos fe. La botella incluso contiene un poema de Otto von Riesenthal de 1848 que homenajea a los cazadores.
El Jägermeister está compuesto de hierbas, flores, extractos de raíces y especias, y es el producto insignia de la empresa alemana Mast-Jägermeister AG, con sede en Wolfenbüttel, Baja Sajonia. Dicen las creencias populares que contiene sangre de ciervo o arce, amén de otras propiedades estimulantes poco definidas relacionadas con los opiáceos –así que alerta a los hipocondríacos que generalmente suelen ser más propensos a la sugestión–, pero la empresa lo desmiente. Aunque de ser eso cierto, suponemos que las autoridades sanitarias lo habrían retirado del mercado. Contiene un 35 por ciento de volumen. Un surtido de 56 hierbas diferentes contribuye a su elaboración. Se recomienda beberlo frío y a modo de contundente chupito. Al menos, es esa la forma en la que el licor es consumido en bares y discotecas. De color marrón oscuro y consistencia densa, el sabor del Jägermeister es fuerte: semiamargo, semidulce, gracias a sus extractos de azúcar caramelizada.

La botella, mística y atractiva, dibuja con letras góticas su nombre. La cabeza de ciervo del logo coronado por una cruz latina resplandeciente hace pensar en conexiones que asocian al licor con San Huberto, santo patrono y protector de los cazadores. San Huberto fue un noble caballero, hijo del Duque de Aquitania, nacido en el año 650 en Bélgica. Cuenta la leyenda que un viernes santo, Huberto andaba de cacería con su jauría cuando del interior del bosque apareció un venado al que siguieron los perros. Al poco todo el bosque quedó en silencio. Huberto, extrañado, se internó en el bosque y, en un claro, vio a sus perros sumisos y echados al lado de un ciervo hermoso, en medio de cuyos cuernos brillaba una cruz. Dedicado desde ese momento a promulgar la palabra de Dios y el amor al prójimo, Huberto fue canonizado por el Papa Sergio I un siglo después de su muerte. Los cazadores le ofrecen como ofrenda su primera caza, y su festividad es celebrada el 3 de noviembre.
Entre sus ingredientes, llaman la atención la canela de Sri Lanka, las raíces de jengibre provenientes del sudoeste asiático, las cáscaras de naranjas amargas de Australia o el sándalo rojo del este de la India, productos naturales que transforman a este elixir oscuro en uno de los más complejos del mundo. Su aroma es fuerte, extraño y penetrante. Su sabor también. Digamos que su logo está tan establecido como el de Mercedes Benz, Bayer o Porsche. Otra de las sólidas instituciones alemanas.

Jägermeister fue uno de los grandes patrocinadores de las competencias automovilísticas. También apoya a bandas de rock duro como Metallica a través de su división Jägermusic. La empresa fue fundada por Wilhelm Mast en 1878, primero como una destiladera dedicada al vino y más tarde al vinagre. Fue su hijo Curt quién lanzó esta bebida en 1934 y la introdujo en el mercado al año siguiente. Y quien la prueba, repite. Eso seguro. Prost! (JAE)